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Hoy, 25 de mayo de 2025, la noticia del asesinato de Andriy Portnov sigue sacudiendo tanto a España como al escenario internacional.
El exasesor prorruso, vinculado al expresidente ucraniano Víktor Yanukóvich, cayó abatido por varios disparos en las puertas del exclusivo Colegio Americano de Pozuelo de Alarcón, Madrid, apenas tres días después de haber estado en Ucrania.
Portnov fue asesinado a tiros por sicarios el pasado 21 de mayo pero, según informó la publicación Ukrainska Pravda, citando tres fuentes cercanas a la víctima, había estado en Ucrania los días 17 y 18 de mayo, donde se reunió con altos cargos de los órganos de seguridad ucranianos.
Sancionado por Estados Unidos desde 2021 por influir en los tribunales y socavar las reformas judiciales durante su etapa como asesor jurídico del expresidente Víktor Yanukóvich (2010-2014), su muerte ha desatado una ola de acusaciones cruzadas entre Ucrania y Rusia, que se señalan mutuamente como responsables del crimen.
Portnov, figura clave en la administración de Yanukóvich, huyó de Ucrania en febrero de 2014 junto al expresidente, en medio de las protestas de la revolución del Maidán, que rechazaban la negativa del gobierno a firmar el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea.
Acusado de traición junto a otros altos funcionarios, Portnov evitó una condena y regresó a Ucrania en 2019 tras la victoria electoral de Volodimir Zelenski.
El caso reabre viejas heridas en la política ucraniana y ha intensificado las tensiones diplomáticas entre Kiev y Moscú, mientras Rusia lanza una ofensiva aérea sobre la capital ucraniana en el contexto de un intercambio masivo de prisioneros.
Un crimen calculado con resonancias internacionales
La mañana del miércoles, Portnov fue tiroteado a bocajarro tras dejar a sus hijas en el colegio.
Varios testigos relataron que dos o tres atacantes ejecutaron el crimen con precisión antes de huir hacia una zona boscosa. Las autoridades españolas no descartan ninguna hipótesis, aunque la dimensión política del asesinato es evidente por el perfil del fallecido y su historial controvertido tanto en Ucrania como fuera de ella.
Portnov, abogado de 52 años, fue figura clave durante la era Yanukóvich y se le atribuye la implementación de las llamadas «leyes de la dictadura», que restringieron libertades fundamentales durante las protestas del Euromaidán (2013-2014).
Tras la caída del gobierno prorruso huyó a Rusia y después a Viena.
Aunque regresó a Ucrania en 2019, nunca logró limpiar completamente su imagen ni librarse del escrutinio judicial por corrupción y supuesta traición.
En enero pasado, un tribunal ucraniano resolvió que cumplía los requisitos legales para residir en el país, pero su figura seguía siendo polémica y objeto de investigaciones por su cercanía con Moscú. Su regreso reciente a Ucrania –tan solo tres días antes del asesinato– añade más misterio al caso y alimenta todo tipo de especulaciones.
Las hipótesis: ¿Ajuste de cuentas o mensaje geopolítico?
La investigación se mueve entre varias líneas posibles:
- Ajuste de cuentas vinculado a rivalidades internas o negocios pendientes.
- Venganza política por su papel durante el gobierno prorruso.
- Operación encubierta con implicación de servicios secretos rusos o incluso una maniobra para incriminar a Ucrania.
La brutalidad y precisión del ataque recuerdan otros asesinatos recientes en territorio español conectados directa o indirectamente con el conflicto ruso-ucraniano. Desde 2022 han muerto figuras relevantes bajo circunstancias sospechosas, como el piloto ruso Maxim Kuzminov (Alicante) o el oligarca Serguéi Protosenya (Girona).
Parlamentarios ucranianos no descartan una operación orquestada desde Rusia para enviar un mensaje o sembrar el caos, aunque algunos expertos sugieren que podría tratarse también de una venganza interna dentro del entorno prorruso.
Coincidencias fatídicas: ataques sobre Kiev e intercambio de prisioneros
Mientras Madrid era escenario del crimen, Kiev vivía otra noche infernal bajo bombardeos rusos. Más de una docena de drones y misiles balísticos impactaron en la capital ucraniana causando al menos 15 heridos y daños en edificios residenciales. Las defensas aéreas intentaron repeler uno de los mayores ataques combinados desde que comenzó la guerra hace más de tres años.
La ofensiva rusa llegó horas después de un intercambio masivo de prisioneros entre ambos países: cientos fueron liberados en un gesto que algunos analistas veían como posible antesala para nuevas conversaciones diplomáticas. Sin embargo, la respuesta inmediata fue más violencia sobre suelo ucraniano. El ministro ucraniano Andrii Sybiha lo resumió así: «Rusia aún no ha enviado su ‘memorando de paz’. En lugar de ello, está enviando drones y misiles mortíferos contra civiles».
En paralelo, Moscú prometía represalias tras ataques ucranianos con drones contra objetivos dentro del territorio ruso, incluida Moscú misma.
La guerra híbrida también se libra en Europa
El asesinato de Andriy Portnov no es un hecho aislado ni solo un crimen local. Responde a una dinámica mucho mayor donde los tentáculos del conflicto ruso-ucraniano se extienden por Europa occidental. España se ha convertido, desde 2022, en refugio y ocasional campo de batalla para opositores, disidentes y figuras polémicas vinculadas al entorno postsoviético.
Entre los elementos clave:
- Asesinatos selectivos o muertes sospechosas ligadas a intereses rusos o ucranianos.
- Inseguridad creciente entre exiliados políticos.
- Dificultad para que las autoridades locales desentrañen móviles reales ante la maraña geopolítica.
Las investigaciones abiertas cuentan con cooperación internacional pero chocan contra el secretismo propio del espionaje y las operaciones encubiertas.
¿Qué puede venir ahora?
La muerte violenta de Portnov probablemente tensionará aún más las relaciones diplomáticas entre Madrid, Kiev y Moscú. El gobierno español mantiene todas las hipótesis abiertas mientras refuerza medidas para proteger a personas bajo amenaza vinculadas al conflicto ruso-ucraniano.
Para Ucrania supone otro capítulo dramático en su intento por limpiar estructuras heredadas del pasado prorruso mientras afronta una guerra total. Para Rusia es una oportunidad para sembrar confusión e intimidar tanto dentro como fuera de sus fronteras.
En medio del ruido diplomático y mediático queda una certeza incómoda: la guerra híbrida entre Rusia y Ucrania ya no se libra solo con misiles sobre Kiev sino también con balas en las calles europeas más seguras.
Las próximas semanas serán decisivas para esclarecer quién ordenó el asesinato —y por qué— mientras continúan los bombardeos sobre Ucrania y los ecos del conflicto llegan cada vez más lejos. La realidad es que ninguna capital europea está completamente ajena ya a las consecuencias directas e indirectas del enfrentamiento entre Moscú y Kiev.
