El sátrapa bolivariano lanza amenazas mientras su país sigue expulsando ciudadanos por la miseria que él mismo creó

Maduro “defiende” a los migrantes que él obligó a huir: cinismo en cadena nacional

En una nueva muestra de hipocresía, el líder chavista advierte al presidente electo de Chile, José Antonio Kast, que no se “meta con los venezolanos”, olvidando que fueron sus políticas las que los empujaron al exilio

Maduro “defiende” a los migrantes que él obligó a huir: cinismo en cadena nacional
Migrantes venezolanos PD.

Nicolás Maduro ha vuelto a subirse al púlpito de su propio espectáculo semanal, Con Maduro+, para dictar moral y patriotismo a los demás mientras su país se desangra en pobreza y desesperanza. Esta vez, el blanco de sus advertencias no fue la “oligarquía imperial” ni los “ataques mediáticos”, sino el presidente electo de Chile, José Antonio Kast, a quien amenazó con “secarse aceleradamente” si osa afectar a los migrantes venezolanos.

El tono bravucón y amenazante del mandatario contrasta con la tragedia que dice defender. Resulta casi trágico escuchar a quien provocó el éxodo más grande de la historia contemporánea latinoamericana erigirse como protector de quienes huyeron justamente de su gestión. “Cuidadito le toca un pelo a un venezolano”, dijo, mientras en las calles de Caracas los salarios no alcanzan ni para un kilo de pan y miles hacen colas para sellar pasaportes que los saquen de ese mismo infierno que él administra.

Maduro, entre gestos mesiánicos, invitó a los migrantes a volver al país “con mucho respeto” y ofreció un plan de repatriación como si se tratara de un acto humanitario y no de propaganda. Es el mismo discurso gastado con el que intenta maquillar una dictadura que no logra ni sostener su propia narrativa. Habla de dignidad patria al tiempo que su pueblo busca supervivencia en otros continentes.

A su lado, fiel al libreto, Diosdado Cabello completó el show culpando al presidente saliente, Gabriel Boric, por el triunfo de Kast, acusándolo de “tibieza” y hasta señalando al “amo norteamericano” como fuerza detrás del nuevo mandatario chileno. Una anatomía perfecta de la paranoia chavista: cuando un país vota libremente, la culpa jamás es del pueblo que decide, sino de Washington.

Mientras tanto, Kast, un político de derecha que promete endurecer la política migratoria con muros, drones y sanciones, encarna justamente aquello que Maduro necesita para mantener viva su retórica del enemigo externo. Su discurso no busca proteger a los migrantes, sino resucitar fantasmas ideológicos para desviar la atención del desastre interno.

La ironía es punzante: el hombre que expulsó a su pueblo por hambre ahora exige respeto por los mismos que debieron partir. El que clama soberanía sobre los demás países, no tolera una mísera crítica hacia su régimen. Y así, entre amenazas de “secarse” y promesas huecas de vuelos gratis, Maduro vuelve a lo que mejor sabe hacer: usar la miseria como herramienta política y la patria como decorado de su propio delirio.

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Autor

Paul Monzón

Redactor de viajes de Periodista Digital desde sus orígenes. Actual editor del suplemento Travellers.

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