La otra foto que no ganó el Pulitzer

La otra foto que no ganó el Pulitzer

José Rosado (Periodista Digital).- Este fin de semana se estrena un documental sobre la vida del reportero Kevin Carter, autor de una de las fotografías más espectaculares que retrata como ninguna la crudeza del hambre en África. Sin embargo, en este caso, una imagen no vale más de mil palabras.

Tres meses después de la polémica foto de Carter, dos periodistas españoles demostraron otra realidad bien distinta. Pese a lo dicho y repetido mil veces, los buitres no estaban en esa aldea de Sudán esperando a que muriesen los niños desnutridos.

Los carroñeros acudían en masa porque se encontraba allí un estercolero donde tiraban los desperdicios e iba la gente a defecar, entre ellos los niños de las fotos. Una recibió el Pulitzer porque se vendió como el momento antes de ser devorado por el buitre, la otra refleja la cruda realidad.

A mediados de marzo de 1993 Kevin Carter viajó con el también fotógrafo Joao Silva a Sudán para hacer un reportaje sobre la hambruna de ese país. En el poblado de Ayod, Carter haría la fotografía que le cambiaría la vida.

Una niña desnutrida postrada en el suelo y un buitre acercándose. Un bombazo, debió pensar Carter, que tuvo la sangre fría para no dejarse llevar por la emoción y esperó veinte minutos a que el carroñero abriera las alas para que la fotografía tuviera más impacto.

Al final no sucedió y Carter se tuvo que conformar con la fotografía que le llevaría a ganar el Pulitzer. A partir de ahí comenzó su calvario. Se dijeron entonces muchas cosas sobre la actuación de Carter; incluso se le ha llegado a comparar con el buitre, pero la realidad es bien distinta.

Unos meses después de que Carter inmortalizara la hambruna, unos periodistas españoles llegaron al poblado de Ayod. Se trataba de José María Arenzana y Luis Davilla quienes no habían visto siquiera la fotografía de Carter.

En el poblado, Davilla hizo su trabajo y fotografió la hambruna del lugar. Entre sus fotografías, se encontraba una de una niña con un buitre a su lado. Pero la realidad parecía otra.

Según explica el propio Davilla a Periodista Digital, una mañana le llevaron a él y a Pepe Arenzana a Ayod, donde estuvieron casi todo el tiempo en un centro de alimentación donde acude gente de la zona.

En un extremo de ese recinto, se encontraba un estercolero donde tiraban los desperdicios e iba la gente a defecar. Como estos niños están tan débiles y desnutridos se les va la cabeza dando la sensación de que están muertos. Como parte de la fauna hay buitres que van a por esos restos.

Por eso, si tú coges un teleobjetivo, aplastas la perspectiva con el niño en primer plano y de fondo los buitres y parece que se lo van a comer, pero eso es una absoluta patraña, quizá el animal esté a 20 metros.

Sobre si Carter engañó o no, Davilla se muestra cauto:

El fotógrafo no está engañando; la utilización del teleobjetivo es un recurso óptico que forma parte de la tecnología de la cámara. Estás sacando la realidad, engañar sería haber puesto al buitre al lado.

Arenzana, por su parte, no es tan comedido como su colega y reconoce estar «harto» de todo lo que se ha dicho sobre la fotografía de Carter.

Es cierto que la fotografía es de tal impacto que no deja a nadie indiferente; pero hizo que mucha gente se planteara preguntas estúpidas.

Si recortas un trozo de realidad y lo aislas puedes estar, o no, expresando cosas reales. Y en este caso, lo que expresa la foto es bastante buen reflejo de lo que sucedía y sucede allí, en Sudán. Actúa con una potencia enorme sobre los espectadores y es así como ha de ser para reflejar aquella horrible realidad.

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