Se ha tenido que tragar la soberbia.
A tragos.
En la España política del verano de 2025, el apellido Pardo de Vera resuena más allá de tertulias o editoriales.
De un lado, Ana, periodista habitual en debates televisivos y conocida por su vehemencia; del otro, Isabel, ingeniera y exsecretaria de Estado, ahora imputada por su presunta implicación en el caso Koldo, una trama que ha descosido costuras en el Ministerio de Transportes y destapado supuestas corruptelas en la adjudicación de contratos públicos durante la pandemia.
La noticia no solo sacude los cimientos del Ejecutivo: también pone a prueba la coherencia y templanza de quienes, como Ana, han hecho de la crítica un oficio.
La imagen reciente de Ana Pardo de Vera dista mucho de aquella colaboradora que no dudaba en elevar el tono para defender posiciones progresistas e incluso lanzar dardos a rivales políticos.
Su última reaparición en ‘Todo es mentira’ fue todo menos triunfal. Después de semanas desaparecida del foco mediático –justificadas, según ella, por “cuestiones de agenda” y no por esconderse– Ana regresó visiblemente afectada y con un discurso más contenido, lejos del tono desafiante que la caracterizaba.
Casi como si intuyera que cada palabra sería analizada con lupa, Ana se escudó en la ética profesional: “¿Tú te crees que mi hermana me iba a contar algo? Nada de nada (…). No conozco a Koldo, jamás me he tomado un café con Ábalos… Ella quiere protegerme a mí, porque sabe que si yo tengo información tendría que publicarla y ese es el mayor dolor de mi corazón”, confesó en directo. Una declaración que deja entrever tanto el vínculo fraternal como las contradicciones internas entre el deber periodístico y la lealtad familiar.
Los hechos: ¿qué se le imputa a Isabel Pardo de Vera?
La Audiencia Nacional investiga a Isabel Pardo de Vera por cinco delitos: malversación, cohecho, tráfico de influencias, prevaricación y pertenencia a organización criminal. El origen del caso está en la llamada “trama Koldo”, vinculada inicialmente al sobrecoste en contratos públicos para mascarillas durante la pandemia, pero que ha evolucionado hacia una red mucho más compleja. Según los investigadores, Isabel habría facilitado presuntamente adjudicaciones irregulares por más de 70 millones de euros a empresas relacionadas con este entramado.
Entre los episodios más llamativos destaca la supuesta intervención para favorecer la contratación en empresas públicas –Ineco y Tragsatec– a personas cercanas al entonces ministro José Luis Ábalos. Los mensajes entre Koldo García (exasesor ministerial) e Isabel son ahora pieza clave para esclarecer si existió un uso indebido del cargo público para beneficiar intereses particulares o del partido.
Cronología rápida
- 2021-2023: Isabel ocupa la secretaría de Estado.
- 2024: Tras dejar el Ejecutivo, intenta recalar en varias empresas privadas; su salida coincide con los primeros indicios judiciales.
- Abril 2025: Se confirma su imputación formal.
- Junio 2025: Registros policiales y citaciones judiciales.
- Julio 2025: Ana Pardo de Vera reaparece para dar explicaciones públicas.
El papelón mediático: cuando los familiares no son noticia, sino protagonista
El episodio ha servido como espejo incómodo para quienes suelen exigir transparencia ajena pero titubean ante lo propio. Cuando hace unos meses una diputada popular mencionó el nombre de Isabel Pardo de Vera durante un debate televisivo, Ana reaccionó con furia: tachó a su interlocutora de “indecente” y “miserable”, perdiendo los papeles hasta tal punto que las imágenes se viralizaron y alimentaron críticas sobre su doble vara moral. Lo que antes era gallardía mediática ahora se percibe como puro nerviosismo.
Las redes sociales no han tenido piedad: usuarios han acusado a Ana Pardo de Vera tanto de encubrimiento como de falta de objetividad. En el ecosistema digital español hay poca compasión cuando alguien acostumbrado a señalar errores ajenos se ve atrapado entre las cuerdas familiares.
Implicaciones políticas: ¿bomba o petardo?
El caso Koldo ha supuesto un nuevo quebradero de cabeza para el Gobierno, especialmente para el entorno socialista gallego donde las hermanas Pardo de Vera tienen raíces profundas. Aunque Isabel mantiene cierto apoyo local –y ha optado por un perfil bajo– su imputación ha motivado una cascada de reacciones políticas:
- Las fuerzas opositoras han exigido responsabilidades inmediatas y transparencia total.
- El PSOE nacional intenta contener daños argumentando que se trata solo “de investigaciones judiciales”.
- El debate público vuelve a girar sobre la regeneración democrática y los límites éticos del poder político.
A nivel mediático, algunas voces reclaman que periodistas con vínculos familiares directos deberían abstenerse temporalmente de tratar temas relacionados para evitar conflictos éticos evidentes.
Las hermanas Pardo de Vera: biografía cruzada
Aunque ambas comparten apellido y origen gallego (Lugo), sus trayectorias son tan distintas como complementarias:
| Nombre | Profesión | Papel público reciente | Relación con Caso Koldo |
|---|---|---|---|
| Ana Pardo de Vera | Periodista; tertuliana TV | Defensora pública en platós | Hermana defensora |
| Isabel Pardo de Vera | Ingeniera; ex alto cargo estatal | Imputada; ex secretaria Estado | Presunta implicada central |
Su padre fue alcalde por Alianza Popular –detalle curioso dada la evolución ideológica posterior– y ambas han destacado en sus respectivos ámbitos: Ana como columnista combativa, Isabel como gestora técnica hasta su salto al Gobierno central.
¿Y ahora qué? Las posibles consecuencias
El futuro inmediato es incierto tanto para las protagonistas como para el entorno político:
- Si prosperan las acusaciones contra Isabel, podría enfrentarse a penas graves e inhabilitación pública.
- Para Ana, más allá del golpe personal, está en juego su credibilidad profesional si no logra distinguir nítidamente entre afecto familiar e integridad informativa.
- El Gobierno sigue bajo presión por la extensión del caso Koldo, cuyo alcance amenaza con salpicar incluso a figuras ya fuera del ejecutivo.
La evolución judicial marcará si estamos ante un simple episodio bochornoso o ante uno más –pero significativo– capítulo negro en la lucha anticorrupción española.
Curiosidades y datos llamativos sobre el caso
- El nombre “Koldo” hace referencia al exasesor ministerial cuya influencia resulta clave para entender cómo funcionaba la supuesta red clientelar dentro del Ministerio.
- La Unidad Central Operativa (UCO) encontró indicios consistentes suficientes como para solicitar registros domiciliarios nada menos que en Santiago de Compostela.
- Isabel intentó fichar recientemente por grandes empresas privadas (Asval primero; luego ACS), pero sus contratos se frustraron al hacerse pública su situación judicial.
- Las salidas mediáticas airadas –y virales– protagonizadas por Ana han inspirado montajes paródicos circulando ampliamente por redes sociales.
- No deja indiferente que ambas hermanas hayan heredado vocación pública pero mantengan perfiles tan opuestos: una es adicta al foco mediático; otra evita cualquier exposición innecesaria.
El caso sigue abierto y promete nuevos capítulos. Mientras tanto, los espectadores asisten fascinados al espectáculo menos deseado por cualquier familia: aquel donde los trapos sucios se lavan –y se airean– ante millones.
