Antonio Naranjo lo tiene claro.
Pedro Sánchez no se va a conformar con su última ‘adquisición’.
El columnista de ‘El Debate‘ está convencido de que el dirigente socialcomunista ya está preparando nuevos asaltos similares al perpetrado con Telefónica.
Asevera que es un peligro que el líder del PSOE coloque piezas a su antojo en las instituciones y principales empresas estratégicas de España:
A todas las sospechas que suscita el asalto de Pedro Sánchez a Telefónica, con un formato no muy distinto al de que aquel Hugo Chávez que iba diciendo «exprópiese» cuando quería algo, hay que añadirle una más, al corto plazo, tan inquietante como las demás. Si dejarle a un autócrata sin líneas rojas que coloque a un Pumpido o a un Tezanos en cada institución u organismo decisivo en la inducción del voto y el control de este es, simplemente, un suicidio democrático; hacerlo en plena tormenta judicial es un crimen.
Recuerda que Telefónica puede jugar un papel esencial en unas causas judiciales que afectan a la línea de flotación del sanchismo:
Telefónica, por ejemplo, va a tener que verificar ante el Tribunal Supremo las comunicaciones que mantuvo el fiscal general del Estado con la Moncloa para urdir la bochornosa campaña de acoso y derribo contra la presidenta de la Comunidad de Madrid: que ya sea evidente, por la certeza de que solo quien poseía las comunicaciones privadas del novio de Ayuso con la Fiscalía pudo enviárselas a Presidencia, no significa que sea punible si la prueba exacta de ese montaje no se puede documentar.

Y es legítimo preguntarse si el nuevo presidente de la compañía, un socialista de obediencia a su patrón ya contrastada, va a hacer todo lo posible por atender los requerimientos judiciales o, por el contrario, hará algo parecido al propio García Ortiz: alegar un protocolo falso de borrado, o similar, para esquivar al Tribunal Supremo.
Y tres cuartas partes de lo mismo en lo relativo al juez Peinado y el encausamiento de Begoña Gómez, cuyas relaciones comerciales con Telefónica, y quién sabe cuántas cotizadas en el IBEX 35, forman parte indispensable del sumario y ayudan a entender la naturaleza del tráfico de influencias del que es sospechosa, en concurso inevitable de su marido.
Para Naranjo, lo peor que puede suceder con Sánchez es quedarse corto a la hora de arrojar sospechas sobre su acción de Gobierno:
Hablamos de una especie de César sin escrúpulos. Con Sánchez, sospechar lo peor no es un exceso psicótico, sino una manera de tener una oportunidad de adelantarse a los atracos que, con seguridad, ya está tramando.
Eso sí, también lanza un recadito al ya expresidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, por haber tragado con su destitución sin haber levantado siquiera un poco la voz:
Posdata. Todo esto hubiera sido más sencillo de evitar o al menos de aventar si el decapitado presidente de Telefónica hubiera tenido la decencia de resistirse a su ejecución o, al menos, denunciar la genealogía de su abrupto despido. La dignidad personal a veces es el mejor antídoto contra los abusos de Estado. Pero se ha callado, con 35 millones en el bolsillo. El IBEX 35 siempre es más controlable que las pymes. Quizá por eso a estas últimas quieran cargárselas.

