De cemento armado.
La jeta.
La política española es experta en regalar titulares dignos de tragicomedia.
El último capítulo lo protagoniza Manuel Borrego, secretario general del PSOE en Badajoz y alcalde de Valverde de Leganés, quien ha conseguido poner a la provincia en el mapa nacional, pero no precisamente por una innovación energética.
La noticia salta cuando se descubre que Borrego ha utilizado un título de ingeniero químico que no posee para firmar documentos oficiales y gestionar ayudas públicas, concretamente la creación de una comunidad energética en su municipio.
Borrego, nacido, destetado y amantado en las filas socialistas y con una vida profesional absolutamente ligada al partido desde 2003, aparece en currículos oficiales como “ingeniero químico”, una afirmación que no resiste el más mínimo contraste con los registros universitarios.
De hecho, le faltan exactamente 12 créditos para poder presumir de ese grado.
Pero eso no le ha impedido presentarse ante la administración, e incluso ante sus propios vecinos, como un profesional titulado.
Los hechos: documentos oficiales y ayudas económicas bajo sospecha
El núcleo del escándalo reside en un escrito oficial firmado por Borrego como alcalde —y presunto ingeniero químico— con el que solicitó ayudas económicas para una comunidad energética local. La documentación oficial remitida a la Junta extremeña incluye el supuesto título universitario como aval profesional del regidor socialista. La jugada, desvelada por los periodistas Iván Libreros y Mercedes Serraller en Vozpópuli, evidencia cómo el dirigente utilizó su formación inacabada para otorgarse credibilidad técnica ante la administración regional.
Borrego tenía ya 40 años cuando se aprobó el mecanismo universitario que él menciona ahora para justificar el asunto de los créditos pendientes, algo que añade otra capa de perplejidad a un caso que parece escrito por un guionista con mucho tiempo libre y poco apego al rigor académico.
La estrategia defensiva: entre la justificación administrativa y el juego del lenguaje
El propio Borrego ha admitido públicamente —una vez arrinconado por las evidencias— que no ha finalizado sus estudios universitarios. Sin embargo, intenta escudarse en un mecanismo administrativo que supuestamente le permitiría completar el grado pendiente mediante una compensación curricular. La realidad es menos benévola: a fecha actual, ni ha solicitado formalmente esa opción ni ha obtenido nunca el ansiado diploma.
En su perfil público y biográfico sigue figurando como ingeniero químico. Además, durante su candidatura a secretario general del PSOE pacense se le atribuyó un máster en prevención de riesgos laborales al que legalmente no podría haber accedido sin estar titulado previamente, aunque esa formación tampoco figura acreditada ni verificada en ningún registro oficial conocido.
Resulta curioso comprobar cómo desde la dirección socialista regional se ha intentado rebajar la gravedad del caso, calificándolo como un asunto “pendiente de trámite administrativo” o incluso minimizándolo frente a otros episodios similares surgidos recientemente dentro y fuera del partido.
Contexto: la epidemia del curriculum hinchado y los precedentes socialistas
Este episodio se suma a una larga lista de políticos españoles —especialmente en el PSOE— señalados por adornar o inflar sus trayectorias académicas con títulos incompletos o inexistentes. El caso Borrego aparece apenas unas semanas después de que otros cargos públicos se hayan visto obligados a dimitir o dar explicaciones similares, alimentando una “epidemia” nacional del curriculum hinchado que parece haberse convertido en tradición política.
Entre las prácticas habituales destacan:
- Presentar “formación en” determinada carrera sin aclarar si fue finalizada.
- Adjudicarse másteres imposibles sin titulación previa.
- Aprovechar vacíos administrativos o interpretaciones laxas sobre los créditos universitarios.
Esta tendencia erosiona aún más la confianza ciudadana en las instituciones políticas y contribuye a agrandar la brecha entre representantes y representados.
Reacciones políticas: presión opositora y malabarismos internos
El Partido Popular extremeño no ha tardado en exigir ejemplaridad al PSOE ante lo que consideran una clara mentira pública. El portavoz popular reclama explicaciones contundentes e incluso plantea la dimisión del propio Borrego por falta de transparencia e incompatibilidad ética con sus responsabilidades institucionales. Mientras tanto, desde Ferraz se intenta diferenciar este caso de otros recientes —como el de consejeros autonómicos también salpicados por falsedad curricular— defendiendo que “no es lo mismo”, aunque sin entrar en detalles convincentes.
En paralelo, voces críticas dentro del propio socialismo extremeño alertan sobre el daño reputacional añadido para un partido ya lastrado por casos previos similares. La militancia local observa con estupor cómo los mecanismos internos de control parecen insuficientes para detectar estas irregularidades antes de que estallen públicamente.
El factor mediático: periodismo incisivo frente al relato institucional
El trabajo periodístico realizado por Iván Libreros y Mercedes Serraller en Vozpópuli ha sido clave para destapar las “trampas” administrativas y narrativas utilizadas por Manuel Borrego. Su investigación detalla cómo los documentos oficiales remitidos a organismos públicos recogen datos académicos no verificados, abriendo la puerta a posibles consecuencias legales más allá del mero descrédito político.
La cobertura mediática nacional e internacional sobre este episodio —amplificada por plataformas digitales solventes— ha situado nuevamente a Extremadura y al PSOE bajo los focos críticos, abriendo debates sobre integridad política, transparencia y meritocracia real.
- Manuel Borrego arrasó en las municipales de 2019 con más del 82% de votos; repitió hazaña electoral cuatro años después superando el 79% del escrutinio.
- En su perfil aún vigente como diputado provincial (2011-2019) sigue figurando oficialmente como ingeniero químico.
- Su presunto máster en prevención de riesgos laborales continúa siendo un misterio administrativo digno de novela negra universitaria.
- El “mecanismo” universitario al que alude Borrego para justificar sus créditos pendientes fue aprobado cuando ya tenía 40 años… lo cual plantea dudas tanto cronológicas como jurídicas sobre su aplicabilidad real.
- No es ni mucho menos el primer caso ni parece que vaya a ser el último: la política española acumula ya varios capítulos recientes protagonizados por dirigentes socialistas con titulaciones dudosas o directamente inventadas.
Mientras tanto, los ciudadanos siguen preguntándose si algún día verán a sus representantes rellenar correctamente —y sin adornos— el apartado “Estudios” del currículum.
Pero eso quizá sea pedir demasiado realismo para una tragicomedia tan ibérica.
