El marido de Begoña, contra las cuerdas en el VIII Año del régimen sanchista

¿Qué trama el socialista Sánchez para este otoño y que as esconde en la manga?

El amo del PSOE afronta el arranque del año polític más incierto con la agenda judicial, la corrupción de parientes y partido y el crecuente malestar social como telón de fondo

Sanchez y la Justicia en España
Sanchez y la Justicia en España. PD

Lo tiene crudo Pedro Sánchez.

Este lunes, recién llegado de un mes de vacaciones de lujo a cuenta del sufrido contribuyente español, el marido de Begoña enfrenta un panorama despiadado.

Con un informe de la UCO en el horizonte, que destapa nuevas tramas de corrupción en el seno del PSOE, llegan las citaciones judiciales a parientes y aliados cercanos, por sobornos, corrupción y amaños.

Las encuestas adversas reflejan una creciente desconfianza, con el voto femenino en fuga por el puterío socialista, los jñóvnes y los obreros yéndose a VOX y el PP al alza y clamando por elecciones anticipadas.

Para colmo, sus propios compinches y socios de coalición, como Sumar, ERC y Junts, murmuran sobre la viabilidad de la legislatura, maquinando estrategias que podrían forzar un adelanto electoral.

El retorno de Sánchez al Palacio de la Moncloa tras el parón estival recuerda a la famosa “vuelta al cole”: mochilas cargadas, nervios en el ambiente y algún truco en la manga para esquivar a los matones del patio, léase la oposición y la marea judicial.

A día de hoy, 31 de agosto de 2025, el escenario político español se presenta más enrevesado que nunca: arranca el año VIII del régimen sanchista bajo el signo de la incertidumbre, las encuestas adversas y la presión de una agenda judicial que amenaza con devorar la iniciativa política del presidente.

No es casualidad que Sánchez haya pisado el acelerador en la preparación de un otoño político repleto de maniobras. El objetivo es claro: recuperar el control de la agenda pública, ahora dominada por los tribunales y la erosión constante de la imagen del Gobierno.

El “marido de Begoña” –como le etiquetan muchos españoles  con ironía– necesita un revulsivo, y rápido, si quiere sobrevivir a una legislatura donde el tiempo parece correr en su contra.

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El diagnóstico: rechazo masivo y desgaste imparable

Las cifras hablan por sí solas. Según la última encuesta de SocioMétrica, un 72% de los españoles desaprueba la gestión de Sánchez, mientras que solo un 24,3% la respalda. Pero el dato que más preocupa en la Moncloa es que ya el 70% de los ciudadanos desea su dimisión y el 80% de ese grupo reclama elecciones inmediatas. El abismo de rechazo social alcanza el 47,6%, más del triple que el de Donald Trump en Estados Unidos, lo que convierte a Sánchez en uno de los líderes más impopulares del mundo occidental en términos relativos.

Esta realidad no solo desgasta la figura del presidente, sino que condiciona todas sus maniobras: cualquier iniciativa, por ambiciosa que sea, nace bajo la sospecha de ser un salvavidas de última hora para una legislatura agotada y asediada por escándalos judiciales.

Calendario de maniobras: deuda autonómica, justicia y clima

Entre los ases que Sánchez esconde en la manga destaca la condonación de la deuda autonómica, una medida que superaría los 83.000 millones de euros y beneficiaría especialmente a Cataluña, Andalucía y Comunidad Valenciana. Este golpe de efecto pretende poner en aprietos al Partido Popular, que se opone frontalmente, y a la vez congraciarse con los socios independentistas, que han aplaudido la iniciativa como un “buen camino” hacia la normalización de relaciones entre el Estado y las comunidades más díscolas.

A este movimiento se suman otras medidas de calado:

  • Reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal para trasladar la instrucción de los procesos penales de los jueces a los fiscales, en pleno contexto del ‘caso Koldo’ y con el mundo judicial en pie de guerra.
  • Reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales, una promesa largamente acariciada por la izquierda y que podría servir para tensar la cuerda con los sindicatos y la patronal.
  • Pacto de Estado contra la emergencia climática, impulsado tras una oleada de incendios devastadores en Castilla y León, Galicia y Extremadura.
  • Ley de movilidad sostenible y reforma de la Ley del Tabaco, ampliando los espacios libres de humo, además de una ley para regular lobbies –apodada ‘anti-Montoro’– en respuesta a los últimos escándalos de corrupción en el PP.

El menú, como puede verse, es variado. Pero la pregunta es si alguna de estas iniciativas logrará desplazar del foco la tormenta judicial y el malestar social, o si solo servirán de cortina de humo para ganar tiempo.

El factor UCO y la amenaza de los tribunales

El otoño político de Sánchez estará marcado por la espera de un informe devastador de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, que podría comprometer aún más la posición del presidente y del PSOE. La sombra del caso Koldo y la prisión de Santos Cerdán, exsecretario de Organización del partido y mano derecha de Sánchez, han dejado un poso de desconfianza en el propio bloque gubernamental.

Como si de una serie de suspense se tratara, la UCO ha dejado para septiembre la publicación de nuevas investigaciones que podrían abrir una crisis de imprevisibles consecuencias. No es casualidad que en la Moncloa se hable de “resetear” la legislatura, como si se tratase de empezar de cero tras el descanso veraniego, con la esperanza de que la opinión pública olvide rápido y los astros se alineen de nuevo a favor del Gobierno.

El bloque de investidura: Otegi, el “coordinador en la sombra”

En este tablero tan volátil, el papel de Arnaldo Otegi adquiere un protagonismo singular. El líder de Bildu se ha erigido en coordinador en la sombra del bloque de investidura que sostiene a Sánchez, multiplicando contactos con Junts, ERC, Podemos y Más Madrid para unificar estrategias y garantizar la supervivencia de la legislatura.

  • Otegi busca blindar el apoyo de los partidos nacionalistas e independentistas, ofreciendo a cambio una acción común que permita a Sánchez agotar el mandato y frenar cualquier intento de adelanto electoral.
  • Junts, por su parte, ha elevado el precio de sus siete votos en el Congreso, exigiendo poder real en Cataluña y el control de instituciones clave como el Ayuntamiento de Barcelona.
  • ERC, aunque satisfecho con la condonación de la deuda, mantiene la presión para que el Gobierno avance en el reconocimiento del catalán en la Unión Europea y en otras reivindicaciones históricas.

En este contexto, el PSC de Salvador Illa se encuentra en la incómoda posición de defender el statu quo en Cataluña mientras negocia con Junts y trata de evitar una ruptura que podría costarle el control de la Generalitat y de la capital catalana.

Europa, escenario alternativo y refugio político

Con el ambiente nacional tan enrarecido, Sánchez apuesta también por reforzar su perfil internacional. Las citas de otoño incluyen encuentros con líderes europeos –como el británico Keir Starmer en Londres– y la participación en foros como la Asamblea General de la ONU o el Consejo Europeo.

La estrategia es clara: proyectar una imagen de estadista en el exterior mientras la tempestad arrecia en casa. De paso, el Gobierno espera desviar la atención de los escándalos domésticos y recuperar algo de oxígeno político gracias a la agenda internacional.

Presupuestos: ¿última baza o coartada para el adelanto electoral?

La negociación de los Presupuestos Generales del Estado para 2026 se perfila como el campo de batalla decisivo. El Ejecutivo necesita el apoyo de una mayoría parlamentaria cada vez más fragmentada y escéptica. Salvo Bildu, que ofrece un apoyo incondicional, el resto de socios –Junts, ERC, Podemos y Más Madrid– se muestran incrédulos ante la capacidad real de Sánchez para sacar adelante unas cuentas que permitan agotar la legislatura.

  • El PP, por su parte, acusa al Gobierno de maniobrar de cara a un posible adelanto electoral y de no haber iniciado los trámites necesarios para la elaboración de los Presupuestos, como la convocatoria de la Comisión de Política Fiscal y Financiera.
  • Algunos analistas no descartan que Sánchez utilice el bloqueo presupuestario como argumento para culpar a sus socios de la imposibilidad de gobernar y, llegado el caso, convocar elecciones anticipadas.

La sensación generalizada en el Parlamento es que todo está en el aire y que, en realidad, todos se preparan para todos los escenarios: desde el agotamiento del mandato hasta un adelanto electoral en primavera.

Curiosidades y datos sobre el caso

  • La brecha de rechazo que sufre Sánchez –47,6%– triplica la que tenía Donald Trump, lo que ha convertido el dato en munición constante para la oposición y motivo de asombro en medios internacionales.
  • El clima de incertidumbre es tal que, según fuentes internas del Gobierno, se bromea con que el futuro de la legislatura puede durar “dos meses o dos años”, dependiendo de cómo sople el viento en septiembre.
  • En los mentideros políticos se comenta con sorna que el verdadero “hombre fuerte” del Gobierno no está en la Moncloa, sino en el móvil de Otegi, que actúa como gran coordinador de la mayoría parlamentaria.
  • La condonación de la deuda autonómica ha generado extrañas alianzas: mientras Junqueras y Puigdemont la celebran, los barones del PSOE en Andalucía y Comunidad Valenciana la defienden a regañadientes, y el PP la rechaza de plano.
  • El otoño político español, lejos de ser una estación de transición, se ha convertido en el auténtico “campo de pruebas” de la resistencia sanchista: si sobrevive a la tormenta, será por puro instinto de conservación.

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