Rubalcaba y Chacón. Chacón y Rubalcaba. Los dos sobradamente inteligentes, trabajadores y preparados. Él es el jefe actual y controla el aparato del partido, es decir el oficialismo. Ella ha osado presentarse a secretaria general con la ayuda de su entusiasmo, su ambición y buscando los apoyos de las bases, de las mujeres y de toda la militancia. Él es un veterano que prefiere cerrar las ventanas para que no se cuele nadie «no afín».
Ella, reclama abrir las ventanas de par en par para que entren aires de renovación. Si gana ella, se presentará a la presidencia del Gobierno. Si gana él, no se sabe. Si ella gana sería un hito, una conquista de las mujeres y un enorme paso adelante en la igualdad y la democracia interna de los partidos.
Pero no todo es tan limpio como parece en la contienda. A sólo unos días del 38 Congreso socialista de Sevilla, la desesperación por buscar el voto de la mayoría de los 957 delegados, se perfila más en las filas del que se cree que por honor y herencia tiene que ser el ganador. Ella tiene sólo 40 años, una vida por delante y menos que perder que él, que parte con la ventaja de controlar las «cocinillas» del partido y el apoyo de los grandes barones históricos del PSOE, incluido Felipe González. A ella le apoyan las mujeres, los menos oficialistas y los europeístas en pleno.
Prisa haciendo el juego sucio a Rubalcaba
El tiene a un gran medio nacional y a todo el Grupo Prisa simpatizando y haciendo el trabajo sucio contra la oponente. Ella goza del apoyo del periódico Público y el Grupo Mediapro, que hasta ahora ha sido impecable. Se dice que Zapatero, al final de su mandato se ha sentido decepcionado de su número dos, Rubalcaba, por tantas veces que le negó. Los seguidores del ex ministro de Interior, empezaron denunciado que fue el entorno de Chacón quien negaba los gobiernos de Zapatero. Pero confundieron negación con autocrítica profunda, incluyéndose ellos los primeros. A medida que se acerca el fin de semana del congreso, 4 y 5 de Febrero, se perfila una línea de separación clara: libertad, democracia interna, renovación, autocrítica creativa y profunda, del lado de Chacón, frente a «oficialismo» y salvar los muebles por parte de Rubalcaba. Hay miedo, mucho miedo, de que pierda el candidato oficial.
Simpatizantes de Rubalcaba critican de su rival que se esté haciendo «una campaña perfecta, con mejores ideas fuerza y con más medios que Rubalcaba y todo ello, al margen de Ferraz». Crítica envenenada porque encierra, en sí misma, la solemne incapacidad del partido socialista no sólo para comunicarse con la sociedad, sino para entusiasmarla, lo que es aún más grave. Resulta chocante que, con el aparato a su favor, con todos los medios del PSOE a su servicio, el entorno de Rubalcaba siga teniendo miedo al poder de convocatoria de Chacón, que está demostrando ser capaz de movilizar otras capas sociales perfilando y decidiendo su propia campaña.
Las mujeres apoyan a Chacón
Aunque las mujeres son un pilar fuerte en la candidatura de Chacón, también destacados socialistas como Josep Borrel, Luis Fernando López Aguilar, Francisco Caamaño, todos ex ministros, Manuel Marín, ex presidente del Congreso, Jose Antonio Barreda, ex presidente de Castilla La Mancha, Juan Antonio Griñán, Pere Navarro, líderes de Andalucía y Cataluña, así como Tomás Gómez, líder de los socialistas madrileños (aunque éste no se ha pronunciado públicamente) apoyan a Chacón, así como sociólogos como Jose Andrés Torres Mora o los madrileños Pedro Zerolo, Antonio Carmona o Juan Barranco, entre otros.
Si Chacón ha conseguido la solidaridad de las mujeres, el entorno de Rubalcaba lucha denodadamente por rescatar la bandera del feminismo y trata de colocar en la foto a mujeres de primera línea, pero prácticamente se han quedado solas Trinidad Jiménez y Elena Valenciano. El varapalo feminista a Rubalcaba fue fuerte este fin de semana en el Círculo de Bellas Artes, en un acto organizado por Pilar del Río, viuda del escritor José Saramago, donde Chacón escenificó su poder reuniendo a las mujeres más poderosas de los últimos años del PSOE.
La ex vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, y casi todas las ministras socialistas, Matilde Fernández, Cristina Narbona, Leire Pajín, Carmen Alborch, Carmen Calvo, Beatriz Corredor, así como dirigentes de primer orden de las autonomías como Mar Moreno, consejera andaluza, Gema Zabaleta, consejera vasca, Yolanda Vicente, vicepresidenta del Senado, se han demarcado por la candidata. A ellas hay que añadir presidentas de las asociaciones de mujeres progresistas, de mujeres empresarias, artistas, escritoras. Todas estaban allí porque como dijo Matilde Fernández «querer ser secretaria general del PSOE significa romper muchos techos de cristal y significa valor». Las mujeres de Tomás Gómez, Maru Menéndez, Delia Blanco, Laura Oliva, Rosa Alcalá, Trinidad Rollán, Carla Antoneli, entre otras, también apoyan a Chacón.
Los barones creen tener más derecho
De Rubalcaba, dicen sus seguidores que es el mejor secretario general que puede tener el partido. Al menos, los pesos pesados del aparato de toda la vida, Manuel Chaves, José Blanco, Fernando Jáuregui, José Bono, Patxi López, Txiqui Benegas, entre otros, así lo piensan y así lo manifiestan. A todos ellos se acaba de unir el ex presidente Felipe González, pieza clave a la hora de convencerle para que presentara su candidatura. Pero nadie se atreve a asegurar que sería el mejor aspirante a la presidencia del Gobierno. Su gran derrota frente a Rajoy no deja lugar a entusiasmos.
En cambio, a Carme Chacón no le importa despejar todas las incógnitas. Con valor y naturalidad, asegura que si logra ser secretaria general del PSOE, aspirará a la presidencia del Gobierno. La primera mujer en toda la historia de la democracia española que da este paso adelante.
No solo necesita el partido socialista una renovación de arriba abajo y de abajo arriba para recuperar la fe de sus militantes y de la sociedad de izquierdas en general, sino que también necesita una cohesión con el socialismo europeo para renovar ideas y hacer frente común a los costes sociales insoportables que esta crisis económica, originada por políticas de derechas y del llamado capitalismo salvaje, se está cobrando. El socialismo español, y el europeo, están en sus horas más bajas porque, cuando se habla de crisis y de medidas de choque, no logran infundir confianza en su electorado. Los servicios sociales cuestan dinero y la derecha, con un mensaje rotundo, sabe hacer los recortes sociales sin arrepentimiento y sin pedir perdón.
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