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Incluso los habitantes más experimentados de Minnesota o Moscú no pueden evitar la sorpresa.
El invierno de 2025 ha comenzado con una de las irrupciones más intensas de aire ártico que se han visto en años.
El protagonista, como no, es el vórtice polar, ese enorme torbellino de aire helado que orbita sobre los polos y que, de vez en cuando, decide expandirse hacia latitudes más bajas, causando un auténtico caos climático en medio mundo.
Este año, el vórtice polar parece estar actuando de forma especialmente caprichosa.
Tras un otoño marcado por temperaturas anómalamente suaves en la estratosfera polar y una tormenta solar sin precedentes, los modelos meteorológicos comenzaron a lanzar señales de alerta: aumentaba la probabilidad de un “calentamiento estratosférico súbito”, lo que podría debilitar el vórtice y permitirle descender hacia áreas más templadas. Y así ha sucedido: desde finales de diciembre y especialmente durante enero, regiones como Estados Unidos, Canadá y gran parte de Europa están siendo golpeadas por olas de frío y nevadas que rompen todos los récords recientes.
Qué es el vórtice polar y por qué se descontrola
El vórtice polar es una vasta estructura atmosférica: una masa de aire frío retenida por vientos muy potentes que giran de oeste a este alrededor del Polo Norte (también existe en el Polo Sur, aunque su presencia allí no es tan conocida). Cuando estos vientos son fuertes, el aire gélido permanece confinado en el Ártico. Sin embargo, cuando se debilitan —por causas naturales como las ondas planetarias o menos frecuentemente por influencias solares— el vórtice puede perder estabilidad y “descolgarse”, enviando aire polar a latitudes donde normalmente solo se menciona el frío en relatos de ciencia ficción.
Este invierno, según los meteorólogos, el vórtice polar ha perdido fuerza debido a una combinación de factores:
- Un otoño con temperaturas estratosféricas inusualmente altas (anomalías de +2-3 °C).
- Una tormenta solar que, según modelos recientes, podría haber debilitado el vórtice entre un 10 % y un 15 % al inyectar óxidos de nitrógeno en la mesosfera polar, amplificando las conocidas ondas de Rossby.
- El ciclo solar alcanzando su punto máximo, lo que aumenta la probabilidad de calentamientos estratosféricos significativos y, por ende, irrupciones de aire frío extremo.
El resultado es una corriente en chorro más sinuosa que permite al aire ártico desplazarse hacia el sur, congelando ciudades como Nueva York o Chicago e incluso afectando zonas del norte de México.
El impacto global: frío, nieve y récords en la cuerda floja
El vórtice polar no es solo un espectáculo para los entusiastas del invierno. Sus efectos se perciben en múltiples planos.
En Estados Unidos se prevén temperaturas muy por debajo de la media y nevadas abundantes desde el Medio Oeste hasta la Costa Este, con olas de frío que podrían repetirse hasta febrero.
En Europa, la llegada del aire polar ha anticipado el invierno con ráfagas frías que han hecho temblar los termómetros incluso en las regiones más cálidas del continente.
En México, el aire ártico amenaza con provocar heladas en estados poco acostumbrados a tales extremos.
Este fenómeno no solo pone a prueba la resistencia ciudadana y los sistemas energéticos; también desafía la precisión de los modelos meteorológicos actuales. Los expertos coinciden: aunque hemos avanzado mucho en ciencia meteorológica, el vórtice polar sigue siendo impredecible y capta incluso a los superordenadores más sofisticados.
Aunque hoy nos suene familiar el término vórtice polar, su concepto no es nuevo. La primera descripción científica data de los años 50, cuando el meteorólogo alemán Richard Scherhag observó los primeros calentamientos súbitos en la estratosfera y su relación con inviernos extremos.
Aquí van algunas curiosidades sobre este fenómeno:
- El vórtice polar puede alcanzar vientos superiores a los 200 km/h a una altitud de 30 km. Ideal para vuelos low cost.
- No es un “invento” reciente ni consecuencia directa del cambio climático. Ha existido siempre; sin embargo, la variabilidad actual podría estar influenciada por el calentamiento global que altera las dinámicas atmosféricas y la frecuencia de estos eventos extremos.
- En ocasiones pasadas, su debilitamiento ha permitido que aire ártico llegue hasta regiones mediterráneas provocando nevadas históricas en lugares insólitos como Roma o Madrid.
- Las auroras boreales —esas luces mágicas del cielo nocturno— también pueden verse favorecidas por las mismas tormentas solares que debilitan al vórtice polar. Un fenómeno doble: frío abajo y luces arriba.
- El récord histórico de temperatura más baja registrada en Estados Unidos (-62 °C) ocurrió en Alaska durante una irruptión ártica.
- Un “calentamiento estratosférico súbito” puede elevar la temperatura en la estratosfera polar hasta 60 °C en cuestión de días; sin embargo, lo que sentimos aquí abajo es exactamente lo opuesto: un desplome térmico brutal.
Para quienes piensan que esto del vórtice polar es solo cosa de meteorólogos o personas friolentas, vale recordar que su influencia llega hasta nuestras facturas eléctricas, altera las rutas aéreas e impacta nuestra salud pública. Así que cuando un frente frío te obligue a desempolvar tu abrigo más grueso, piensa: quizás estés bajo el dominio de un auténtico gigante atmosférico. Y si ves a un científico sonriendo bajo la ventisca no pienses que está loco; simplemente está maravillado ante uno de los espectáculos más impresionantes de la física planetaria.
