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La Muestra Flamenco de Vallecas “Miradas Flamenkas” que ha organizado la Comunidad de Madrid se clausuró la noche del pasado domingo 14 de diciembre en el Centro Cultural Pilar Miró con un emotivo concierto de Lole Montoya, una de las voces más puras y singulares del flamenco contemporáneo, haciendo las delicias de propios y extraños, que guardaban un silencio sepulcral ante los tonos que evocó durante una hora de recital Lole Montoya con algunas de las canciones de su primer álbum, “Nuevo día”.
Este acontecimiento de flamenco, ha sido parte de la sexta edición de la Muestra Flamenco de Vallecas por la que han pasado desde el 15 de noviembre Lucas Bun; Aitana Rosseau; Luna La Hara; Víctor Iniesta; Alba Molina; José Manuel Álvarez y Blanca “La Almendrita”. Todos ellos han homenajeado al dúo que formaron la histórica pareja “Lole y Manuel” y a este álbum fundacional y punta de lanza de la modernización del sonido del flamenco.
El flamenco ecléctico y eléctrico, como señas de identidad de “Miradas Flamenkas”, resuena en el Centro de Vallecas, Pilar Miró, barrio de tradición flamenca, en donde se consolida su propio territorio flamenco, fértil en rupturas, en diálogo con otras músicas, donde sentaron cátedra de artistas originarios de este castizo distrito madrileño.

Blanca La Almendrita
Es el caso de Blanca “la Almendrita”, cuya actuación dejo un poso solido de la fuerza de esta mujer. Blanca Peláez, conocida en los tablaos como “Blanca La Almendrita” nació en Jaén, en 1993. Es una voz de garra y duende. Una artista de raíz flamenca ejemplo de elegancia callejera y dominio vocal con personalísimo estilo, capaz de realzar la magia de cada canción. Curtida en el Sacromonte de Granada frente a la Alhambra. Asentamiento de judíos y musulmanes cuando fueron obligados a abandonar la ciudad en la época de los Reyes Católicos. La población gitana emigrada de Europa y África, se unieron a ellos, en lo que hoy se conoce como el barrio de Sacromonte. Punto neurológico del flamenco del cante jondo y de todas las variantes de culto.
Consolidado su propio territorio, fértil en rupturas, en diálogo con otras músicas. Está, sexta edición vuelve a romper como muestra musical, las costuras flamencas con valentía y espíritu experimental.
“Miradas Flamenkas”, viene recordando algunos de los hitos y artistas que abrieron brecha en el panorama del flamenco, especialmente en la década de los 60 y 70. La pasada edición, estuvo dedicado al gipsy rock flamenco de Las Grecas, un huracán de energía y sacudida musical en aquella época. Y lo hace este año viajando de nuevo a aquel momento de transición en España para conmemorar el medio siglo del debut discográfico de la pareja tanto artística como sentimental, que formaron Lole y Manuel.

Desgraciadamente, Manuel Molina que nació en Ceuta, un 21 de julio de 1948 , falleció demasiado pronto, a pesar de que el dúo estaba consolidado y triunfando. Su fallecimiento fue en San Juan de Aznalfarache en Sevilla, el 19 de mayo de 2015. Fue un guitarrista flamenco, cantaor y compositor español. Durante muchos años formó junto con su esposa un famoso dúo conocido artísticamente como Lole y Manuel, hasta su separación.
El matrimonio, son los padres de Alba Molina. Continuadora de la saga flamenca con gran éxito interpretativo, haciéndose eco de las canciones compuestas por su padre y acompañando a su madre a muchos de los bolos que contrata.
Como un vaticinio de los tiempos que se avecinaban, “Nuevo día”, título de ese álbum de ruptura tranquila y éxito inmediato, abría ventanas a nuevas letras y melodías flamencas que potencian la voz de Lole Montoya, a nuevos sonidos propiciados por bajos y teclados, a un espíritu de innovación y celebración del arte jondo imbuido por el espíritu “jipi” y de la contracultura de Manuel Molina.
La presencia de la propia Lole Montoya y de la hija, Alba Molina, en dos de los ocho conciertos de la muestra, elevó la temperatura de los participantes en su extraordinaria actuación.
Con este ambiente de celebración se sumaron los artistas invitados con la interpretación de temas de Lole y Manuel y guiños en sus repertorios a la herencia musical de la pareja: el joven Lucas Bun vibraba con sus sonidos electrónicos y flamencos; la guitarra flamenca de Luna La Hara nos trajo ecos brasileños y de jazz; Víctor Iniesta, uno de los fundadores del “Bicho”, aportó sones africanos; Blanca, “La Almendrita” con ritmos y melodías del rock psicodélico y Aitana Rousseau y José Manuel Álvarez con sus bailes valientes e innovadores.
Experiencia y veteranía en el escenario de un festival que llevó el flamenco al encuentro y la fusión con otras músicas, tanto nacionales como importadas.
A lo largo del mes de noviembre y diciembre, se llevaron a cabo estas “Miradas Flamenkas”, siendo uno de los momentos álgidos el 29 de noviembre con la actuación de Alba Molina, y que recuerda en esta sexta edición con la cita musical con motivo de los 50 años de la publicación de uno de los discos esenciales del denominado Nuevo Flamenco, “Nuevo día”.
Alba Molina con su voz de metal gitano siguió la estela familiar hace ya más de un cuarto de siglo, amparada por su padre Manuel. De esa devoción filial surgieron tres discos: “Alba Molina canta a Lole y Manuel” (2016), donde interpretó varios de los éxitos de sus padres; “El beso”, en el que cantó a dúo con su madre el tema “Loca me llama”, y “Nuevo día”, título del primer álbum de Lole y Manuel, de cuyos temas, la hija realizó versiones muy especiales demostrando una valía y un poderío de absoluta herencia paterna.
La hija de Lole y Manuel interpreta en “Para Lole y Manuel” un repertorio de versiones de temas de sus padres, acompañada al piano por Álvaro Gandul.
El espectáculo Al Turāth de la guitarrista Luna La Hara, es uno de los cuatro estrenos absolutos de este acontecimiento. Su título remite al término “Turāth”, que en árabe significa “herencia” y corresponde al del un tema inédito, una zambra, que interpretó en su concierto.
Un recital íntimo en el que recorrió las canciones del álbum “La rubia y la lluvia” y homenajea a Lole y Manuel con dos canciones. Blanca, “la Almendrita”, representante del espíritu de ruptura de Lole y Manuel, estrenó “Delirio”, donde el flamenco se mezcla con el “beat”, el “quejío” con sonidos árabes y tintes de rock psicodélico impregnando sus canciones. Todo un alarde de composición y ritmo en la voz de Blanca.
Cante, música y palabra marcaron una actuación que será para siempre, punto de unión del presente y el futuro del proyecto musical de La Hara, un viaje sonoro que transita de la raíz a la vanguardia y viceversa. Desde bulerías poderosas hasta composiciones originales con aires de “jazz” y “world music”,
la guitarra de La Hara, entre la tradición flamenca y la búsqueda personal, imprime su identidad transgresora y poética. De origen brasileño, La Hara se abocó al flamenco cuando escuchó a Paco de Lucía en un disco que le regaló su padre. Se mudó a España hace unos dos años y se instaló en el sur, lo más cerca posible de Jerez, para beber de la raíz.
La hija de Lole Montoya y Manuel Molina interpreta en “Para Lole y Manuel” un repertorio de versiones de temas de sus padres, acompañada al piano por Álvaro Gandul.
Víctor Iniesta, el músico que contribuyó a la fundación de “El bicho” se inspira en el dúo de artistas andaluces para el espectáculo “Claveles y rosas”. No se puede entender la música de fusión flamenca sin “El bicho”, del que el guitarrista y compositor madrileño Víctor Iniesta, fue uno de sus fundadores en el año 2000. Declarado admirador tanto del grupo “Smash”, primer grupo formado por Manuel.
Iniesta consagró diez años de su vida a “El bicho” (2000-2010) antes de emprender su propia carrera. Aún tuvo que esperar más de una década para publicar su primer álbum en solitario, “El disco de mi vida”, y lo hizo el pasado año., y es una recopilación de temas construidos durante una década.
La última semana que finalizó el domingo 14, se cierra y se celebra bajo el signo de la gratitud a la pareja que formaron Lole y Manuel y a su primer álbum “Nuevo día”, con motivo del cincuentenario de su publicación.
La esperada presencia en la despedida de este encuentro con Lole Montoya, una de las voces más puras y singulares del flamenco contemporáneo, completa el círculo en un año en el que el los artistas invitados han homenajeado a la pareja de flamencos andaluces.
Dolores Montoya Rodríguez, más conocida por Lole Montoya, nació en Sevilla en 1954, en el seno de una familia gitana en el barrio de Triana, sus padres son Juan Montoya, bailaor, y Antonia Rodríguez «La Negra», cantante y bailaora de profesión.
A pesar de saber cantar, decidió también desde muy joven aprender el baile flamenco, formando parte de los tablaos flamencos de Las Brujas en Madrid, los Canasteros y Los Gallos en Sevilla, donde llegó a compartir escenario con La Perla de Cádiz y Camarón de la Isla. En 1972 formó el dúo Lole y Manuel con su pareja Manuel Molina Jiménez. Realizaron numerosos trabajos discográficos durante más de dos décadas, entre los que destacan “Lole y Manuel”; “Nuevo día”; “Pasaje del agua”; “Romero verde” y “Alba con alegría y Casta”. En 1978 dio a luz a su única hija, Alba Molina,
Lole, es una cantante, bailaora y compositora española gitana que durante más de 20 años formó junto con su pareja sentimental, el guitarrista y cantaor Manuel Molina Jiménez, el dúo Lole y Manuel. En 2022 fue galardonada con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes que otorga el Ministerio de Cultura de España
En 1989 Lole, ya en solitario y acompañada por la orquesta El Hilal, ofrece un recital en Rabat por invitación expresa del Rey de Marruecos Hasán II. En solitario Lole ha grabado “Liberado”; “Ni el oro ni la plata” y “Metáfora”, título incluido en este trabajo, cuyo autor es Alejandro Sanz.
Actualmente está ultimando los detalles de su próximo disco junto al guitarrista jerezano Diego del Morao. Lole sigue trabajando, ahora en “Cancionero”, su nuevo disco, en el que con su cante homenajea a grandes figuras de la música que le inspiran. En 2022, fue galardonada con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes que otorga el Ministerio de Cultura, como reconocimiento no ya la historia musical con su pareja Manuel Molina, sino a la suya propia, plasmada en sus grabaciones en solitario.
A ese álbum fundacional, punta de lanza de la modernización del sonido del flamenco impulsado por el productor Ricardo Pachón, le dedica su concierto Lole Montoya. Así, en el concierto del domingo 14 de diciembre repasó los temas más importantes y otros que junto a su compañero, fallecido hace diez años, han marcado la música española y el flamenco, introduciendo nuevas letras, sonidos e instrumentos.
Nacida en el barrio de Triana de Sevilla, Lole se curtió desde muy pequeña en tablaos de prestigio y de adolescente compartió escenario con la Perla de Triana y Camarón de la Isla. Unida en 1974 sentimental y profesionalmente al guitarrista Manuel Montoya, formarán pareja hasta 1998, aunque se reunieron posteriormente para grabar tres discos más tras los cinco precedentes. Durante el tiempo que vivieron y trabajaron juntos revolucionaron el flamenco, incorporando la influencia rock y melodías y arreglos de origen árabe.
El espíritu de ruptura de Lole y Manuel infundió también a los jóvenes valores del flamenco contemporáneo, como la joven jienense “Blanca La Almendrita”, nacida en 1993, que actuó un día antes que Lole. Artista de profunda raíz jonda, en su universo sonoro conviven tradición y experimentación. Desde “Quimera”, su disco de debut en 2022, hasta “Delirio”, un EP de seis canciones y título de este espectáculo, la cantante jienense ha agitado los palos flamencos con una buena dosis de música electrónica y arreglos futuristas, sin perder de vista a sus maestros, mostrando un alma de carácter antiguo, llena de fuerza y dulzura.
En Delirio, ha creado un universo propio, donde el flamenco se mezcla con el “beat”, el “quejío”, con sonidos árabes y donde tintes de rock psicodélico impregnan sus canciones. La clausura de estas jornadas de “Miradas Flamenkas” ha sido un éxito de público y un derroche de artistas que han puesto al día el flamenco en la cota de la modernidad con sus variaciones sobre los temas clásicos de la incomparable y añorada pareja, Lole y Manuel.
