Todo apesta.
Y hay más famosos que botellines de cerveza.
El caso Jeffrey Epstein sigue ampliando su estela de controversia.
Ahora, un nuevo capítulo ha salido a la luz: la publicación de un conjunto de cartas inéditas enviadas al financiero por figuras internacionales de primer nivel como Woody Allen, Ehud Barak o Noam Chomsky.
Estos textos, recopilados como regalo para su 63 cumpleaños en 2016, desvelan detalles inéditos sobre la personalidad y la red de influencias del llamado “coleccionista de personas”.
Las cartas no solo muestran afecto personal, sino que también retratan el ambiente de las célebres cenas en la mansión de Epstein.
Según el propio Woody Allen, en esos encuentros convivían “políticos, científicos, profesores, magos, cómicos, intelectuales, periodistas e incluso miembros de la realeza”. La imagen que ofrecen es la de un anfitrión capaz de reunir a lo más selecto del poder global bajo un mismo techo.
El “coleccionista de personas”: una estrategia social inquietante
El apelativo de “coleccionista de personas” se repite en varias cartas. El ex primer ministro israelí Ehud Barak y su esposa lo plasmaron así: “No hay límites para tu curiosidad. Para muchos eres como un libro cerrado, pero tú lo sabes todo sobre todos”.
Este retrato coincide con testimonios posteriores sobre cómo Epstein utilizaba su agenda y hospitalidad para tejer una red de complicidades y silencios a su alrededor.
La mansión neoyorquina donde se celebraban esas cenas era en sí misma un reflejo del personaje: prótesis oculares enmarcadas en la entrada, una escultura de una novia colgada en el atrio central, sillas tapizadas con piel de leopardo y hasta un tigre disecado presidían estancias donde se mezclaban comida china para llevar con debates científicos improvisados.
La colección incluía también fotografías junto a líderes mundiales —como Juan Pablo II, Bill Clinton, Elon Musk o Fidel Castro— cuidadosamente expuestas para impresionar a los invitados.
Curiosidades y datos locos: excentricidad y mensaje
Entre los objetos más insólitos hallados tras su muerte destacan:
- Una primera edición verde de Lolita de Nabokov expuesta en su despacho.
- Un billete de un dólar firmado por Bill Gates con el mensaje “¡Me equivoqué!”, supuestamente el pago por una apuesta perdida.
- Ojos protésicos enmarcados colgando en la entrada principal.
- Un mapa de Israel dibujado por Ehud Barak.
- Una sala dedicada a masajes decorada con cuadros de mujeres desnudas, estantes llenos de lubricante y una bola gigante y cadena hechas en plata.
Estos detalles contribuyen a alimentar el aura casi mitológica —y profundamente inquietante— que rodea al magnate fallecido.
Las cartas: ¿inocentes recuerdos o piezas clave?
Las misivas reveladas van más allá del simple saludo amistoso. Funcionan como testimonio del acceso privilegiado que tenía Epstein a los círculos más influyentes del planeta. En algunas se habla abiertamente del ambiente “siempre interesante” que se vivía en su mesa; en otras se hace referencia a debates científicos o encuentros con magos y cómicos.
Algunas cartas han servido también para arrojar luz sobre las relaciones personales entre Epstein y figuras tan controvertidas como Donald Trump o Bill Clinton. El primero aparece en varios mensajes como colaborador en fiestas y eventos; el segundo fue descrito por Virginia Giuffre —acusadora principal del caso— como “persona clave” en la vida social del financiero. Ambos han negado cualquier conocimiento sobre las actividades criminales del magnate.
La mansión-museo: escenario macabro
La publicación reciente incluye fotografías nunca antes vistas del interior de la mansión neoyorquina. Las imágenes muestran cámaras ocultas en dormitorios y salas contiguas, lo que refuerza las sospechas sobre posibles grabaciones comprometedoras hechas por Epstein para protegerse o extorsionar a sus visitantes más ilustres.
En otras estancias aparecían retratos junto a su socia Ghislaine Maxwell, actualmente cumpliendo condena por tráfico sexual, así como recuerdos gráficos con personajes históricos y actuales del máximo nivel.
El legado oscuro: poder, silencio y fascinación
El material recientemente divulgado no solo amplía la lista de nombres implicados —directa o indirectamente— en la red social tejida por Epstein. También refuerza la percepción pública sobre cómo el dinero y el carisma pueden abrir puertas incluso ante los escándalos más graves. La mezcla de lujo excéntrico, relaciones internacionales y secretos aún sin resolver sigue alimentando teorías e investigaciones.
La definición acuñada por sus propios allegados —“coleccionista de personas”— resume bien tanto su estrategia vital como la paradoja central del caso: la convivencia entre cultura, ciencia, política… y abuso sistemático protegido por el poder.
A medida que se analizan estas cartas inéditas, surgen nuevas preguntas sobre hasta dónde llegaban realmente los tentáculos sociales del financiero caído en desgracia. Mientras tanto, el caso sigue creciendo, impulsado por curiosidades macabras e incógnitas que ni las cartas más personales consiguen despejar.
