Curas, bancos, serpientes, manzanas y deudas

Una plataforma de curas aguerridos –vuelven los curas rojos- ha ido a entrevistarse en Murcia con jueces y dirigentes de bancos para poner fin a los desahucios. En este ‘revival’ de la Transición, con Cataluña otra vez sublevada y el PNV abriendo y cerrando gri-etas, toda España vuelve a ser un Pozo del Tío Raimundo y los curas claman por un buen Muro comunista contra los Mercados, que retornan como El Capital de un imaginario social Preinternet.

Pero los mismos curas que defienden que Dios nos echara del Paraíso por codiciosos, que Adán y Eva pagaran sus culpas, deberían ser los primeros en sostener que las deudas se pagan. La alternativa es la selva, no el Paraíso. Entonces sí, la ley del más fuerte.

Los bancos no nos engañaron: nos sedujeron, nos ofrecieron acceder a un conocimiento que no teníamos, esa fue nuestra manzana: la riqueza, el mar, los dos cuartos de baño, el yate, el ‘jaguar’. Los bancos fueron la taimada serpiente, la que mejor conoce nuestra debilidad. Pero lo que no puede ser es que la serpiente no pague sus deudas, que eche de sus casas a muchas personas humildes que sólo pecaron de soñar con la dignidad, pero se quede sin pagar lo que el Estado, o sea, todos, le prestamos para no hundir su máquina de tentaciones.

Ha dicho Goirigolzarri, que está salvando Bankia, que a lo mejor devuelven los 24.000 millones de euros que nos ha costado. ¿Es que no pensaban hacerlo? ¿Dónde están los 15.000 millones que hubo que soltar para que ZP regalara la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) a un banco catalán, claro, por el extraordinario precio de un euro? Entretanto, nuestra inteligente izquierda pide nacionalizar la banca. ¿Más? ¿Quieren que paguemos todavía más por los bancos? ¿Cuánto va a costar Catalunya (la oprimida) Banc? ¿Y Novacaixagalicia? ¡Vaya, con las ‘nacionalidades’ del pijo, siempre las acabamos pagando los ‘apátridas’! Media banca española es hoy del Estado y la ha nacionalizado el PP. Antes estuvo el sistema socialista, que fue sanearla para dársela a los amigos. Lo que hay que hacer es venderla y que paguen hasta el último duro. Y si no, desahucios, sí, pero para todos. No podemos perdonar a nuestros deudores, si ellos no nos perdonan nuestras deudas.

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