Cada día más gente está soltera

CADA DÍA MÁS GENTE ESTÁ SOLTERA

Ignoro si el atento y desocupado lector, ora sea o se sienta ella, él o no binario, de los renglones torcidos que siguen ha reparado alguna vez en el hecho que yo he constatado y en el que me he fijado varias veces, que cada día más gente está soltera. A mí me ha picado la curiosidad y he decidido preguntar a varias/os afectadas/os por la razón que, a su juicio, el de cada quien, explica su soltería. Aunque la párvula encuesta que he realizado carece de rigurosa base científica, he extraído esta coincidente conclusión (provisional): Las/os solteras/os buscan y buscan; y, como no hallan cuanto confiaban encontrar, sus medias naranjas respectivas, las personas que encajen con ellas/os, que las/os comprendan, complementen y/o completen, dejan de buscar.

Los solteros permanecen en ese estado civil, porque, seguramente, las féminas que colmaran, si no todas, buena parte de sus expectativas, que les satisfagan, hace décadas que ya no nacen; y a las solteras les sucede otro tanto, pero por el motivo complementario, que no es del todo el contrario, que los varones que cuadraran a la perfección con ellas, todavía no han nacido (pero, confían y no desesperan, pues, con toda seguridad, estos serán pronto alumbrados).

Le he pedido a mi amiga del alma y heterónimo femenino Elvira Gotor “Metonimia”, que trenzara un soneto al respecto y me lo remitiera, nada más darle oportuno remate; bueno, pues, me lo acaba de mandar, rotulado así:

QUIERO A MI LADO A UN TIPO INTELIGENTE

Me he vuelto cada vez más exigente.

A pareja tener no digo nones,

Pero estoy hasta el gorro de marrones.

Quiero a mi lado un tipo inteligente,

Que me admire y que sea diligente,

Que me regale rosas y bombones,

Y sepa qué es el índice Dow Jones

Y dónde está mi clítoris silente.

Su sinhueso perita lo espabila

Y su vaivén lo inflama y pone enhiesto,

Y entonces esconder puede en mi tiesto

Su impar dedo sin uña, que encandila;

Y, cuando acaba el dulce manifiesto,

Semeja una infusión doble de tila.

   Elvira Gotor, “Metonimia”.

   Ángel Sáez García

   angelsaez.otramotro@gmail.com