La libertad nos hace deshonestos

LA LIBERTAD NOS HACE DESHONESTOS

(POCAS VECES CONVIERTE EN INTACHABLES)

Se cuenta, se dice, se rumorea, que en esta vida todo se contagia, excepto la belleza. Algunas personas suelen agregar o sumar a la salvedad hecha la inteligencia. Como este menda está básicamente de acuerdo con dicho dictamen, no pone objeción al mismo.

Un mero renuevo o retoño de la idea arriba expresada viene a defender y/o sostener la tesis de que todos los bienes fungibles, habidos y por haber, son exportables de una nación a otra/s. Así las cosas, de lo que antecede cabe colegir o inferir que la novela picaresca y los comportamientos propios de su protagonista, de origen español, pues la inauguró el anónimo (aunque cada vez son más los entendidos en la materia que abundan o coinciden en el parecer de que su autor fue Juan de Valdés) “Lazarillo de Tormes”, pueden reflejarse en otras novelas picarescas de otros países.

En España solemos airear (a voz en cuello o en grito) un adagio: no es más limpio el que más limpia, sino el que menos ensucia (y, si lo ha hecho, emporcar, lo lógico y cabal es proceder a subsanar la mancha resultante). Vástago o primo hermano o carnal de dicho criterio es este otro apotegma: no es más rico el que más (propiedades o dinero) tiene, sino el que menos necesita. Algunos, como hemos aprendido a ir tirando o sobrevivir, haciendo lo que más nos gusta, escribir (aun sin tener ordenador ni acceso a internet en el móvil), con los novecientos euros que cobramos al mes de pensión, no necesitamos pergeñar el modo de defraudar a Hacienda, al fisco, como son y forman una legión los que lo tienen por principio.

Siempre que me llega la noticia de que alguien ha tenido una tentación, rememoro las palabras que aparecen al inicio de la única novela que escribió Oscar Wilde, “El retrato de Dorian Gray”, donde se lee esto: “La única manera de librarse de la tentación es ceder ante ella. Si se resiste, el alma enferma, anhelando lo que ella misma se ha prohibido, deseando lo que sus leyes monstruosas han hecho monstruoso e ilegal. Se ha dicho que los grandes acontecimientos del mundo suceden en el cerebro. Es también en el cerebro, y solo en el cerebro, donde se cometen los grandes pecados”.

Bueno, pues, todo, los cuatro párrafos que preceden, vienen a cuento de lo que cuenta en el tercer y último parágrafo de la columna dominical, titulada “Esto solo pasa en España”, que, bajo el marbete asiduo de TRABAJAR CANSA, firma en la página 8 del suplemento IDEAS, de EL PAÍS, del pasado domingo 8 de junio de 2025, Íñigo Domínguez (al que no conozco, pero considero mi amigo), una fuente inagotable para mí, porque me suele suministrar agua fresca, vivificante y transformadora, que suele saciar mi sed creativa:

“A un nivel más sofisticado, en las últimas municipales se ha verificado un fenómeno que desafía la lógica: en algunos pueblos surge una inusitada pasión democrática y se presentan casi más partidos que habitantes. Como en Bisegna, Abruzzo, con 212 vecinos y 25 listas. O en Castelnuovo di Conza, Campania, 559 vecinos, 23 listas. Es todo aún más misterioso si se considera que casi todos los candidatos son miembros de las fuerzas del orden, que ni residen en el municipio. Bueno, les doy la solución: hay una norma que da un mes de vacaciones pagadas a militares y agentes que se presenten a unas elecciones. En 2020, en Carbone, Basilicata, ganó un policía que nunca había pisado el pueblo. Dimitió a las dos horas de ser nombrado alcalde. Su partido se llamaba Honestos y Libres”.

Nota bene

En las listas de las últimas elecciones municipales de algunos pueblos italianos (está claro, cristalino) se habían colado de rondón más de un listo, pícaro o pillo; y es que, una vez se advierte dónde está la grieta o rendija por la que pueda colarse una tentación, esta aprovecha el hueco, aun siendo estrecho, para pasar inadvertida por él.

Si en el versículo 32 del capítulo 8 del Evangelio de Juan se lee “y conoceréis la verdad, y la verdad nos hará libres”, la libertad, se ha comprobado y confirmado, no siempre nos hace veraces, pues, al parecer, por lo que hemos constatado, nos hace honestos (si no caemos en la tentación) o deshonestos (si caemos).

Un amigo y compañero que tuve en el seminario que regentaban los religiosos Camilos en Navarrete (La Rioja) tradujo así la expresión latina “cervus currit ut volet”, el ciervo corre que se las pela. Hay quien muda el sujeto o nominativo de dicha frase por tempus, tiempo, y quien lo hace por otro vocablo, chollo o momio.

Bueno, pues, esto es lo que, grosso modo, ocurrió en Italia, donde la buena nueva cundió entre los pícaros y fueron legión los que fueron tentados. Unos cayeron en su tela de araña y otro no. Unos se dejaron seducir y sobornar por la norma, una bicoca, y otros no. Y es que de todo hay en la viña del señor.

   Ángel Sáez García

   angelsaez.otramotro@gmail.com