Hoy tengo la intuición, no la certeza,…

HOY TENGO LA INTUICIÓN, NO LA CERTEZA,

DE QUE SÁNCHEZ HA VUELTO A EMBELECARNOS

“La intuición le dirá a la mente pensante dónde buscar lo siguiente”.

   Jonas Edward Salk.

   Ignoro cómo llama el atento y desocupado lector, ora sea o se sienta ella, él o no binario, de estos renglones torcidos a su sexto sentido, si es que lo tiene; yo lo suelo denominar con una voz femenina, intuición. Sé que dicho conocimiento no es la consecuencia o el producto de una ciencia infusa, ni un don o talento otorgado por una u otra divinidad (al menos, para mí, porque no creo en ninguna tal, llámenla como la llamen, por la sencilla razón de peso de que soy ateo), pero es un saber o un sabor al que he llegado sin haber echado mano previamente del habitual e inexcusable DES, acrónimo de dedicación esfuerzo y sacrificio, triple ingrediente que he tenido que agregar al guiso del saber para que este supiera a algo.

Tengo para mí que, políticamente hablando, Pedro Sánchez está muerto, como airean los diputados y dirigentes de Podemos, pero él aún no lo sabe; tampoco, según colijo, ninguno de los miembros del Gobierno ni de la Ejecutiva del PSOE, que no han olido que su cadáver ya ha empezado a descomponerse.

Como casi siempre, alguien con la sensibilidad a ras de poro, un humorista, en este caso José María Pérez González, PERIDIS, en concreto, en la página 23 del ejemplar de papel de EL PAÍS, del pasado domingo 15 de junio de 2025, fue quien tuvo la epifanía, intuición o revelación y pintó una viñeta profética y prolífica, que recoge, básicamente, lo mismo que barrunté, tras escuchar la alocución de Sánchez en su primera comparecencia, en la sede del partido en la madrileña calle Ferraz, el jueves 12. En el citado recuadro, se ve a Pedro Sánchez, que saca la cabeza de un agujero o pozo y le pregunta a su alma o Sánchez alado: “¿CÓMO RESUCITO AHORA?”. El Sánchez alado le contesta: “TÚ NO, PEDRO. ¡EL PARTIDO, PEDRO, EL PARTIDO!”, llevando en su diestra una rosa marchita, de la que van cayendo sus pétalos o lágrimas rojas.

En el discurso de su segunda comparecencia en la misma sede, se volvió a agarrar al clavo ardiendo del cargo, donde sospecho va a acabar achicharrándose las manos y el resto de su anatomía. Desconozco qué miedo cerval debe temer para aferrarse a la poltrona, porque es el único ocupante del Peugeot que todavía se mantiene en pie de los que viajaron en dicho vehículo. Intuyo que no se va a parar en él el efecto dominó. Si la pieza de Koldo empujó la de Ábalos, y esta, a su vez, la de Cerdán, ¿quién dice que el propio Koldo, o Ábalos, o Cerdán, no van a derribar la pieza de Sánchez? Por ahora, han sido abatidos de la balda de una caseta de feria donde estaban colocados, expuestos, tres muñecos del pimpampum. Si piensa que uno, dos o los tres se van a conformar con verlo a él montado encima del machito, conjeturo que está equivocado, de cabo a rabo.

Los tres compañeros del auto, que les condujo y llevó a los cuatro a las sedes de las agrupaciones del PSOE diseminadas por toda España, tienen un horizonte nigérrimo. ¿Cree Sánchez, de verdad, que es intocable? Le van a lanzar, uno detrás del otro, o los tres, a la vez, innumerables pelotas forradas de lana hasta que caiga y muerda el polvo.

Cerdán, al parecer, ha mentido como un bellaco; otro tanto han hecho Ábalos (que ayer, ante el juez del Tribunal Supremo, Leopoldo Puente, adujo que no se reconocía en los audios desencriptados por la UCO) y Koldo. Si todo se contagia, excepto la belleza y la inteligencia, ¿Sánchez nunca lo ha hecho o jamás ha dejado de hacerlo, si tenemos en cuenta sus innumerables cambios de criterio? Yo tengo la impresión refractaria de que ha vuelto a embelecarnos en lo tocante a la carta de la OTAN, desmentida, tras la comparecencia ante los medios de Mark Rutte, actual secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (NATO/OTAN).

Sánchez destituyó a Ábalos como secretario de Organización del PSOE y ministro de Fomento sin decir ni mu; sin argüir las razones, hurtándoles a los españoles los motivos que él, se supone, tenía para culminar tal menester. ¿Por qué lo puso luego en las listas? Solo lo sabe Sánchez. Si creía que tener información es tener poder, no estaba marrado del todo al respecto. Conociendo a los tres, pues pasó muchas horas con ellos, dentro y fuera del Peugeot, y el futuro carcelario que les espera, ¿cree que él se va a ir de rositas? Sospecho que van a buscar la manera de implicarle y sacarle los colores, y no me extrañaría nada (de nada) que Koldo hubiera grabado algún comentario machista del presidente (que ha reconocido que le repugnan los de Ábalos y Koldo; ¿qué hará si lo escucha emitido por su propia mui?, una posibilidad que, en principio, no cabe descartar).

No sabemos de qué habló Cerdán con Puigdemont, porque no ha trascendido, en sus numerosos encuentros con él en Bélgica y en Suiza (por cierto, ¿tendrá el navarro de Milagro su dinero bien guardado allí en una cuenta o en dos?). ¿Lo conoceremos cuando Cerdán se vea con el agua o la soga al cuello?

Como el tiempo es ese juez que da y quita razones, haremos bien en darle tiempo al tiempo, para ver qué pasa, que lo hace volando, y aguardaremos para ver qué nos depara el azar o el destino, si error o acierto.

He tenido esta noche un sueño absurdo, como la mayoría de mis congéneres. He soñado que Sánchez iba a entrar en la cárcel, pero, a la postre, no la pisaba. Do ut des. Si él cuenta a la opinión pública y publicada la verdad, por qué echó del Gobierno a Ábalos, me comprometo a desvelar el final de mi episodio onírico. Palabrita del niño Jesús.

   Ángel Sáez García

   angelsaez.otramotro@gmail.com