El panorama político en España ha sufrido un cambio radical que pocos habrían imaginado hace apenas unos meses.
VOX, bajo la dirección de Santiago Abascal, ha pasado de ser la tercera fuerza parlamentaria a la que todos atacaban y frente a la que levantaban un muro, a convertirse en el tema central de todas las discusiones.
Y la razón es muy simple: según las últimas encuestas, duplicará en las próximas elecciones su representación en el Congreso, sobrepasando la barrera de los 60 diputados.
Los datos son reveladores: 62 escaños y cerca de un millón y medio de nuevos votantes, según el barómetro de Hamalgama Métrica para Vozpópuli que se publica este domingo 9 de noviembre de 2025.
Eso coloca a los de Santiago Abascal en una posición de poder sin precedentes desde su fundación el 17 de diciembre de 2013.
Este avance tiene un efecto directo en la aritmética parlamentaria.
Una España nueva y decente. RECUÉRDALO. pic.twitter.com/P0sv4mAMoP
— Raúl Gallart (GIRAUTERS) 📲 (@RaulGallart80) November 7, 2025
La suma de las fuerzas de la derecha, con un PP que se mantiene sólido aunque pierde algo de terreno frente a su potencial aliado, supera con creces los 200 diputados, lo que abre la puerta a una mayoría absoluta abrumadora, que dejaría a la izquierda sin opciones para gobernar y presagia cambios sustanciales en el panorama político español.
VOX está moralmente obligado a impulsar un vuelco sin precedentes y poner fin a la deriva progre, woke y antiespañola.
El crecimiento del partido de Abascal no solo se traduce en números: el partido ha logrado ampliar su base electoral y consolidar su influencia en territorios donde antes era casi irrelevante.
Por qué no cuela la declaración ‘fake’ de los periodistas de la ‘Brunete Pedrete’ que intentan exonerar al fiscal general https://t.co/iyfMAJNeOv
— Periodista Digital (@periodistadigit) November 8, 2025
Anatomía del ascenso: VOX y el voto juvenil
Uno de los aspectos más sorprendentes de este cambio político es el desplazamiento radical de los jóvenes menores de 25 años hacia la derecha.
Según recientes estudios demoscópicos, este grupo demográfico —históricamente más inclinado hacia opciones progresistas o a abstenerse— ha protagonizado un notable cambio, inclinándose masivamente por VOX y, en menor medida, por el PP.
Las causas detrás de este fenómeno son diversas:
- Descontento con la gestión del Gobierno y una percepción generalizada de falta de oportunidades.
- Reacción ante los discursos provenientes de la izquierda y el aumento de la polarización.
- Atractivo por mensajes directos, contundentes y ajenos al exceso de corrección política.
El resultado es claro: VOX ha sumado más de un millón y medio de votos respecto a las elecciones generales anteriores, elevando su porcentaje hasta el 18,6% y consolidándose como la formación que más crece en este ciclo político.
Implicaciones políticas: del papel secundario a ser clave para gobernar
El nuevo mapa parlamentario revela una realidad donde VOX deja atrás su papel como apoyo circunstancial para convertirse en un socio esencial para cualquier gobierno que aspire a ser formado por la derecha. El Partido Popular, que soñaba con gobernar sin necesidad de alianzas, se ve obligado a entablar negociaciones con Abascal si desea alcanzar La Moncloa. Las diferencias programáticas y la rivalidad latente entre ambas agrupaciones presagian unas negociaciones difíciles; no obstante, lo que está claro es que sin Vox no hay posibilidad alguna para un gobierno derechista.
Esta situación acarrea consecuencias en varios frentes:
- Ministerios clave: Vox podría reclamar carteras importantes, siguiendo el ejemplo establecido por Sumar en el actual Ejecutivo.
- Agenda política: Asuntos como inmigración, recentralización o derogación de leyes progresistas volverían al primer plano del debate.
- Presión sobre el PP: Núñez Feijóo deberá decidir si cede espacio a Vox o arriesga una nueva parálisis institucional.
Mientras tanto, la izquierda observa perpleja cómo pierde terreno. El PSOE se mantiene como segunda fuerza, pero lejos del esplendor pasado; Sumar, por su parte, está cayendo estrepitosamente, incapaz de detener la fuga hacia la abstención o hacia opciones más radicales.
El factor emocional: desencanto y nuevas lealtades
El cambio en las preferencias electorales no solo puede explicarse mediante cifras económicas o eventos políticos.
El desencanto con la izquierda ha calado hondo incluso entre sus votantes más leales. Un caso emblemático es el del escritor Juan del Val, quien confiesa: «He votado al PSOE toda mi vida. Estoy decepcionado y me parece insoportable lo que se ha convertido la izquierda».
Su testimonio resuena en redes sociales y tertulias, reflejando así el sentir de una parte del electorado que se siente desamparada buscando alternativas en el extremo opuesto del espectro político.
Este fenómeno trasciende a figuras públicas. Encuestas recientes indican que más del 50% de los ciudadanos evalúan negativamente la gestión del Gobierno actual, mientras solo un 28% le otorgan su apoyo. La narrativa sobre desgaste y fatiga política se impone; VOX ha sabido aprovechar ese descontento mejor que nadie.
Estrategia y comunicación
Para entender el ascenso meteórico de Vox es esencial analizar los pilares fundamentales de su campaña:
- Mensajes claros, directos y sin ambigüedades frente a otros partidos que optan por una ambigüedad calculada.
- Uso intensivo de redes sociales y canales alternativos para informar, logrando una notable penetración entre los jóvenes.
- Explotación temática (leyes sobre igualdad, inmigración, seguridad) para movilizar a su electorado e influir en la agenda mediática.
- Creación de una identidad propia frente al PP evitando caer en discursos sobre voto útil.
Estos elementos han permitido a Vox derribar las barreras que muchos analistas habían pronosticado e instalarse como el partido con mayor crecimiento en España.
Este vuelco en el mapa político español deja imágenes memorables:
- Vox supera su propio récord histórico (52 escaños en 2019) acercándose cada vez más a igualar juntos los dos grandes partidos izquierdistas.
- El voto joven, tradicionalmente esquivo para fuerzas derechistas, se convierte ahora en motor del cambio electoral.
- A pesar del crecimiento del PP, su anhelo por gobernar sin ataduras se desmorona ante el ímpetu creciente de Abascal.
- Sumar y Podemos intentaron capitalizar el desgaste del PSOE pero se hunden irremediablemente en la irrelevancia parlamentaria.
En este renovado escenario político español cada vez parece más parecido a una montaña rusa; donde lo único cierto es que nada es seguro. Curiosamente ya hay quienes mencionan en redes sociales a una “generación Abascal”, jóvenes que han pasado del «no nos representan» al «ahora sí». Sin duda alguna, el debate está servido y el futuro se presenta abierto lleno sorpresas.
