Al ralentí mientras todo se desmorona en torno al marido de Begoña

Sánchez intenta a la desesperada ganar tiempo cerrando el Congreso y congelando La Moncloa

El amo del PSOE necesita llegar 'vivo' a mediados de febrero y será entonces cuando quizá se la juegue conn una elecciones anticipadas

Sánchez intenta a la desesperada ganar tiempo cerrando el Congreso y congelando La Moncloa
Pedro Sánchez (PSOE). PD

Es capaz de todo.

Todo se desmorona a su alrededor, pero cree el malandrín que todavía le quedan cartas.

Y como buen tahúr, las va a jugar haciendio tramnpas.

Pedro Sánchez ha optado por su única opción en este momento: desaparecer del escenario político durante diez semanas.

Tras la contundente derrota en el Congreso de los Diputados, donde se rechazó la senda de estabilidad presupuestaria con 178 votos en contra frente a 164 a favor, el presidente ha decidido cerrar herméticamente la Cámara Baja hasta la segunda semana de febrero.

Es una jugada típica de quien, sin mayoría, considera que la mejor defensa es no jugar. Después del Pleno programado para la segunda semana de diciembre, donde se volverán a votar los objetivos de deuda y déficit, no habrá más actividad legislativa. Se suspenderán plenos ordinarios, sesiones de control e interpelaciones.

Solo reinará el silencio. Un silencio que avanza con el reloj hacia un horizonte que Sánchez espera que le permita llegar «vivo» a febrero, mes en el que tiene previsto presentar los Presupuestos Generales del Estado para 2026.

La estrategia es tan obvia como desesperada. Sin plenos no hay votaciones.

Sin votaciones, no hay nuevas derrotas.

Sin derrotas, el Gobierno puede mantener la ilusión de seguir gobernando, aunque sea en piloto automático. Francina Armengol, presidenta del Congreso, se ha convertido en una aliada perfecta para esta parálisis.

Cuando la oposición —PP y VOX— solicitó un pleno extraordinario en la primera semana de diciembre para compensar el que fue cancelado debido a las elecciones extremeñas del 21 de diciembre, Armengol se negó rotundamente.

Y cuando pidieron al menos una sesión en enero para validar reales decretos leyes, nuevamente les respondió con un «no» categórico.

Así, el Congreso de los Diputados, ese espacio que debería representar la soberanía popular, se convierte en un edificio fantasma donde apenas sucederá nada durante dos meses. Es una parálisis institucional que se convierte en herramienta de supervivencia política.


Meme de Ábalos y Kóldo en prisión

A la desesperada

Sin embargo, esta hibernación legislativa solo refleja un síntoma más profundo de la verdadera crisis que afecta al Gobierno. Sánchez actúa a la desesperada, algo evidente en cada decisión que toma. La ruptura con Junts ha transformado su mayoría parlamentaria en una ilusión lejana.

Los siete diputados de Carles Puigdemont votaron junto al PP, Vox y UPN contra la senda de estabilidad, demostrando que el pacto de investidura pertenece al pasado. Desde Moncloa, insisten en que esta derrota «perjudica» a las comunidades autónomas, las cuales verán reducidos sus márgenes fiscales en 5.485 millones de euros para sanidad, educación y servicios sociales.

Pero este argumento suena vacío cuando quien realmente está afectado es Sánchez, atrapado en una legislatura que se desmorona ante sus ojos.

La reciente entrada en prisión de José Luis Ábalos complica aún más las cosas. El exministro, quien durante meses votó con el PSOE desde el Grupo Mixto, ahora está recluido en Soto del Real por su implicación en el caso Koldo. Junto a él también está Koldo García, su mano derecha.

Ocho días antes había salido de prisión Santos Cerdán, otro involucrado en esa trama. El Congreso cuenta ahora con 349 diputados tras estos acontecimientos; sin embargo, lo realmente relevante no es solo esa cifra parlamentaria sino lo que Ábalos podría revelar ante los juzgados. Conoce secretos del Gobierno y aunque ha guardado silencio hasta ahora, su encarcelamiento podría abrir la puerta a declaraciones comprometedoras.

Cherchez la femme

En medio de todo esto se encuentra Begoña Gómez, esposa de Sánchez. Ábalos ya ha «enseñado la patita», como se dice coloquialmente en política, apuntando directamente hacia la pareja presidencial.

En su declaración judicial mencionó implicaciones de Begoña más allá de lo que el Gobierno ha querido admitir públicamente. Pero hay más detalles; también ha señalado a los padres de Sánchez y a su suegro como posibles financiadores de las primarias del PSOE en 2017 mediante dinero procedente de sus negocios relacionados con saunas —un eufemismo poco disimulado para referirse a prostíbulos—.

Este escándalo choca frontalmente con la retórica progresista y feminista del Gobierno, que intenta presentarse como defensor de los derechos femeninos mientras su círculo cercano se beneficia económicamente del abuso hacia estas mujeres. La incoherencia es tan evidente que parece resolverse solo con más silencio y más parálisis.

La Audiencia Nacional ha solicitado al PSOE justificar todos sus pagos en metálico entre 2017 y 2024. El juez Ismael Moreno ha otorgado diez días para detallar cada transacción realizada por el partido político.

Mientras tanto, avanza silenciosamente la investigación sobre las cuentas socialistas sin apenas atención mediática al respecto. Parece como si Sánchez hubiera logrado desviar toda atención hacia la senda de estabilidad y los Presupuestos mientras tras bambalinas se tejen redes corruptas que podrían amenazar su permanencia en La Moncloa.

Las huidas hacia adelante

Sánchez siempre ha sido hábil escapando hacia adelante ante situaciones complicadas buscando distracciones o iniciativas legislativas que capten atención mediática.

Pero esta vez no puede hacerlo; el Congreso está cerrado y no hay plenos donde presentar propuestas ni sesiones donde defenderse verbalmente con retórica política efectiva. Solo queda esperar y albergar esperanzas: tal vez febrero traiga cambios positivos; quizás Junts reconsidere su postura; o quizás la amnistía a Puigdemont abra nuevas oportunidades para negociar.

Sin embargo, ese tiempo también juega en su contra. Las elecciones extremeñas del 21 de diciembre tendrán lugar con un candidato socialista enfrentándose a juicios junto al hermano de Sánchez; una imagen que encapsula perfectamente la situación actual del Gobierno: un partido predicando moralidad mientras sus líderes y familiares deben rendir cuentas ante la justicia por corrupción relacionada con varios casos significativos: el caso Begoña, las mascarillas o los hidrocarburos están todos interconectados por una misma trama podrida.

Violencia política como último recurso

Y aquí es donde esa desesperación puede volverse peligrosa para todos aquellos involucrados.

A día presente, Sánchez solo tiene un recurso: ejercer violencia política desde un lugar estratégico; no física sino manipuladora mediante presión sobre instituciones o amenazas veladas contra críticos e instituciones democráticas. Ha cerrado el Congreso para evitar responsabilidades y mantiene Moncloa operando al ralentí para ocultar lo sucedido tras sus puertas cerradas mientras sus colaboradores más cercanos enfrentan cargos penales.

El presidente no puede salir bien parado porque todo lo que le rodea está corrompido hasta lo más profundo; esto no es solo una opinión sino un hecho confirmado por los tribunales: Ábalos tras las rejas; Koldo García, encarcelado; acusaciones sobre Santos Cerdán; investigaciones sobre Begoña Gómez, así como sospechas sobre financiamiento ilícito por parte de sus familiares directos vinculados al negocio sexual… En medio todo esto ocurre mientras intenta mantener bajo control cualquier mención mediática sobre estos temas.

Cerrar el Congreso hasta febrero es realmente una confesión implícita: reconoce carecer ya no solo mayoría sino capacidad legislativa alguna; revela cómo su Gobierno lleva meses funcionando solamente como fachada institucional sin poder real detrás suyo.

Necesita llegar «vivo» a febrero aunque sea mediante coma inducido… necesita silencio absoluto sobre juicios pendientes… anhela cambios inesperados antes entonces…

Mientras tanto permanecerá cerrada cualquier posibilidad d diálogo político real… Moncloa seguirá funcionando lentamente… España afrontará nuevamente falta d Presupuestos Generales por tercer año consecutivo.

La parálisis institucional no representa simplemente estrategia política alguna… Es último recurso desesperado d un presidente ahogándose entre escándalos e incertidumbres.

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