La campaña de prensa que González orquestó la hizo con todos los medios que regaba con publicidad institucional
Este es el primer capítulo de un serial que comenzamos este 24 de abril 2017 en Periodista Digital sobre el comisario José Manuel Villarejo Pérez, auténtica ‘caja negra’ de confidencias, relatos e investigaciones sobre la corrupción en España desde la Transición hasta nuestros días. ¿Servidor del Estado o cerebro oscuro de la fontanería policial? Pieza clave en casos como el ático de Ignacio González o el ‘Pequeño Nicolás’, Villarejo era un enigma de difícil solución. Hasta ahora.
Los especialistas en eventos electorales siempre aseguran que el votante tiene la memoria del pez, esto es, un máximo de 3 días. De ahí que cuando se ha buscado alterar unos comicios, como fueron las elecciones generales en España de 2004 o ahora las de Francia, los atentados con ese fin han sucedido apenas esos días previos al de las votaciones.
Partiendo de esa premisa, sería un ejercicio inútil que ahora se trate de recordar qué ocurrió en 2012, cuando un Comisario del CNP, Agapito Hermes de Dios, fuera cesado, expedientado e incluso imputado por haberse atrevido a comprobar una información que hacía referencia a la sospechosa compra de un ático, por parte del por entonces super-poderoso presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González.
De poco le sirvió a este policía constatar que las gestiones para comprobar informaciones de interés policial son práctica habitual y una obligación para obtener indicios y/o pruebas que permitan judicializar tales pesquisas.
Tampoco le valió demostrar que había seguido instrucciones del por entonces Director Adjunto Operativo (DAO) y que todas lo que iba averiguando se lo transmitía, bien a ese superior o quien éste había delegado, esto es, al Comisario Villarejo.
Nada más aparecer esta investigación en un periódico nacional, lo negó de manera rotunda, primero el Director de la Policía, Ignacio Cosidó y después el mismo afectado, quien en tono airado, llegó a decir que su compañero Cosidó le había asegurado que no constaba que de manera oficial se le estuviera investigando: se trataba de una investigación ilegal.
Y lo más grave es que el investigado González, orquestó una brutal campaña de prensa contra el Comisario que había osado sospechar de él. Comenzaba el calvario para el policía díscolo.
Cesado y mandado de vuelta a Madrid, apenas estuvo horas en su nuevo destino, como jefe de distrito en Aravaca. Todo porque el poderoso González descolgó el teléfono y en tono airado le reprochó a su compañero de partido Cosidó, que si se trataba de una burla, que el destituido Hermes de Dios, lo hubiera puesto de jefe del distrito policial, precisamente donde él vivía.

Y para vergüenza y escarnio de los jefes policiales que cumplieron sin pestañear las órdenes que González le había dado a Cosidó, el defenestrado comisario de Dios, fue degradado aún más y designado segundo jefe de uno de los pocos distritos donde hay dos comisarios asignados. Un castigo ejemplar como escarnio.
La campaña de prensa que González orquestó con todos los medios que regaba con publicidad institucional, la hizo gracias al Director Cosidó y al propio Ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, que llegaron a afirmar sin rubor, que la investigación había sido ilegal, porque no contaba con autorización judicial. Algo insólito.
Con posterioridad, el propio ministro llegó a reconocer que había sido engañado por sus asesores, entre ellos, el propio Cosidó al asegurarle que toda gestión policial debe contar con la previa autorización judicial. De ser así, no habría policías.
Como no podía ser expedientado por investigar, al comisario se le sancionó por no haber tenido diligencia en guardar los papeles que publicaron, siendo posiblemente el único funcionario sancionado por una supuesta filtración a medios de comunicación.
Y se le abrieron más expedientes, con el fin de expulsarlo de la Policía, ya que tres expedientes sancionados en el mismo año son causa de separación del Cuerpo. Perseguido hasta el fin.
El calvario del comisario Hermes de Dios, no terminó allí. Fue imputado por una acusación del propio González en el sumario del caso «espionaje al viaje a Colombia», en manos de un juez amigo, hermano de un alto cargo de la Comunidad de Madrid.
Amparándose en las propias declaraciones, del Director y del Ministro, de que las gestiones policiales de Hermes de Dios eran ilegales, fue imputado durante varios años, hasta que, ante la insistencia del Fiscal, el Instructor no tuvo más remedio que sobreseer la acción contra el comisario, aunque González, usando los medios judiciales de la Comunidad, llegó a recurrir el auto.
GRABACIÓN A GONZÁLEZ
A la vista del éxito que tuvo contra Hermes de Dios, González quiso repetir esta misma campaña mediática contra el comisario Villarejo, cuando en 2015 se publicó el encuentro del político con dos comisarios, para tratar de parar la investigación sobre el ya famoso ático. Petición del político que el policía grabó.
González salió en tromba contra los dos policías, acusándolos de haberle chantajeado, aunque después se centró solo en Villarejo.
Todos los medios contaron la versión trufada de González al tiempo que se activaba la mayor campaña de prensa que nunca se hizo contra un policía, la que aún sigue. Ya se comentará de ello, además de las razones que mueven a los otros instigadores.
Todos los expertos en comunicación coincidieron que González se equivocó al pensar que Villarejo iba a caer con tanta facilidad como le ocurrió tres años atrás a Hermes de Dios y que este policía no le iba a hacer frente como hizo.
No calibró que la pieza que pretendía cazar era demasiada grande y que en su enfrentamiento con este comisario, el PP, su partido, en modo alguno le iba a apoyar por lo que nuca entendió que hizo mal. Un año después, ya en 2016, Villarejo declaró en Estepona como testigo de cargo en el sumario sobre el Ático.
Además de aportar varias notas informativas de carácter interno, reconoció que la grabación que varios medios habían difundido sobre la reunión celebrada con el político, la había hecho él, por considerar que el contenido de dicho encuentro lo valoraba de sumo interés policial.
Aprovechando su declaración, Villarejo denunció las presiones que había recibido del propio Cosidó, al tiempo que consideraba las mismas, como las más graves coacciones que había recibido en toda su trayectoria policial.
Con esta colaboración con la Justicia, Villarejo creyó así haber cerrado uno de los más difíciles trabajos como policía.
ENFRENTAMIENTO CON COSIDÓ
Nada más ganar el PP las elecciones generales de 2011, dotando a dicho partido del mayor poder de la historia democrática, comenzó sin duda para el comisario Villarejo la peor y última época de su trayectoria como servidor del Estado.
El primer encuentro que a principios de 2012 mantuvo con el ya flamante Director de la Policía, Ignacio Cosidó, fue para pedirle éste, amparándose en su condición de su máximo jefe, que le diera toda la información que había sobre Ignacio González.
Villarejo, viejo sabueso policial, le contestó que era una muy descarada petición ilegal y que le sorprendía, no solo que supiera que había una investigación sobre su compañero de partido, sino que quisiera tener todos los datos, sin al menos mantener las formas, esto es, obtener los informes policiales a través de su jefe natural que era Eugenio Pino, el recién nombrado DAO por el propio Cosidó.
Efectivamente, al día siguiente el DAO le pidió tales informes, contestándole Villarejo, que su antecesor en el cargo tenía las notas informativas elaboradas, además de una grabación.
Pino pidió a Villarejo que le actualizara la última nota, esto es la referida a la investigación sobre el ático y en pocos días tenía un informe que actualizaba el anterior, añadiendo solo los últimos movimientos detectados en dicho inmueble.
Poco después Cosidó ordenó que cesaran todas las investigaciones en marcha que había contra González, cosa que sorprendentemente Pino cumplió alegando lealtad con quien le había nombrado. Razón por lo cual, tuvo de Villarejo el mayor de los reproches.
No se volvió a hablar del tema hasta que en abril del mismo año, un diario nacional publicó la existencia de la investigación sobre Ignacio González y como quiera que Villarejo se puso del lado de su compañero Hermes de Dios y se opuso frontalmente a que se cambiara el contenido de los informes, cosa que por presiones si hizo lamentablemente el otro comisario, Cosidó pidió al DAO, el cese de Villarejo. Lo que al final no se cumplió porque ello hubiera supuesto que se malograran una serie de actuaciones de inteligencia sobre terrorismo, que dicho comisario llevaba.
En una nota de julio de 2011, Villarejo señalaba gran parte de los indicios, que por otras vías, han seguido seis años después la G. Civil en la brillante operación LEZO, gracias a que ningún alto cargo se ha atrevido a impedir, como ocurrió en la policía.
