El lunes 28 de abril de 2025 quedará grabado en la memoria colectiva como el día en que España y Portugal se sumieron en la oscuridad. Un apagón masivo sin precedentes paralizó la Península Ibérica, afectando también a zonas del sur de Francia, y provocando una situación de emergencia que ha puesto en jaque la seguridad energética de la región. Lo más alarmante: en apenas cinco segundos, desapareció el 60% de toda la energía que se estaba consumiendo en ese momento, algo que «no había ocurrido jamás», según fuentes oficiales.
El incidente comenzó aproximadamente a las 12:30 horas en Madrid (11:30 en Lisboa), cuando millones de ciudadanos vieron cómo luces y aparatos dejaban de funcionar súbitamente. Lo que parecía un fallo puntual se convirtió rápidamente en una crisis nacional que afectó a comunicaciones móviles, transporte, servicios sanitarios y toda actividad dependiente del suministro eléctrico.
La investigación en marcha
El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) ha iniciado una exhaustiva investigación ante la magnitud del incidente. Entre los aspectos más inquietantes que están siendo analizados destaca «una gran actividad inusual procedente del Norte de África» detectada poco antes del apagón. Esta línea de investigación cobra especial relevancia mientras los expertos intentan determinar cómo fue posible que en apenas cinco segundos se perdieran 15 GW de energía, equivalentes al 60% del consumo total en ese momento.
La Audiencia Nacional, a través del juez José Luis Calama, ha abierto diligencias para investigar si el apagón pudo ser consecuencia de un acto de sabotaje informático contra infraestructuras críticas españolas, lo que podría constituir un delito de terrorismo. Como primeras medidas, el magistrado ha solicitado informes al Centro Criptológico Nacional y a Red Eléctrica Corporación SA para que determinen las causas del incidente en un plazo máximo de diez días.
Hipótesis sobre el origen
Las autoridades mantienen abiertas todas las posibilidades sobre el origen del apagón. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en su comparecencia tras reunirse con el Consejo de Seguridad Nacional, afirmó que «todavía no tenemos información concluyente sobre los motivos del apagón y no descartamos ninguna hipótesis».
Entre las posibles causas que se barajan destacan:
Ciberataque: La magnitud y simultaneidad del fallo ha llevado a muchos expertos a considerar esta posibilidad. El presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, fue uno de los primeros en apuntar que «un apagón de esta magnitud solo puede deberse a un ciberataque». Sin embargo, Red Eléctrica ha descartado preliminarmente que haya habido «ningún tipo de intrusión en los sistemas de control».
Fenómeno atmosférico inusual: Inicialmente se apuntó a un raro fenómeno conocido como «vibración atmosférica inducida» que habría causado oscilaciones anómalas en las líneas de alta tensión. Sin embargo, la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) ha descartado esta hipótesis.
Fallo técnico en infraestructuras críticas: Un problema en subestaciones clave o en líneas de alta tensión podría haber desencadenado un efecto dominó en las redes interconectadas de la Península Ibérica.
Desequilibrio entre generación y demanda: Una caída brusca en la producción de electricidad que no pudo ser compensada a tiempo podría explicar el colapso del sistema.
El efecto dominó en los sistemas eléctricos
El apagón ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad de los sistemas eléctricos interconectados. El profesor Solomon Brown, experto en procesos y sistemas energéticos de la Universidad de Sheffield, explica que las redes eléctricas de España y Portugal están «interconectadas a través de cables de alta tensión sincronizados para crear una única red eléctrica».
Esta interconexión, que normalmente aporta estabilidad y permite la cooperación energética entre países, puede convertirse en un talón de Aquiles cuando se produce un fallo significativo. Como un gigantesco dominó, cuando una pieza importante del sistema cae (una central o línea de alta tensión), puede desencadenar una «cascada de fallos» que afecta rápidamente a toda la red.
Impacto y gestión de la crisis
Las consecuencias del apagón han sido devastadoras para la actividad económica y social. El corte de suministro provocó alteraciones en el servicio ferroviario, líneas de metro, aeropuertos internacionales, hospitales y toda clase de servicios esenciales. Tres comunidades autónomas —Madrid, Andalucía y Extremadura— solicitaron la activación del nivel 3 de emergencia para que el Ejecutivo central asumiera el control de la situación.
En su comparecencia nocturna, el presidente Sánchez informó que se había restablecido casi el 50% del suministro y anunció la liberación de reservas estratégicas de petróleo para tres días con el objetivo de garantizar el suministro energético. La recuperación del sistema está siendo progresiva, con la complicación añadida de que volver a suministrar energía a una red colapsada es un proceso técnicamente complejo que requiere tiempo y precisión.
Curiosidades científicas sobre los grandes apagones
Los apagones masivos, más allá de su impacto inmediato, generan fenómenos fascinantes desde una perspectiva científica:
Observaciones astronómicas excepcionales: Durante los grandes apagones, la contaminación lumínica desaparece repentinamente, permitiendo observaciones astronómicas extraordinarias incluso en grandes ciudades. Tras el famoso apagón de Nueva York en 1977, muchos ciudadanos pudieron contemplar por primera vez la Vía Láctea desde Manhattan.
El fenómeno de los «bebés del apagón»: Históricamente, se ha documentado un ligero aumento en la tasa de natalidad nueve meses después de grandes apagones. El «Northeast blackout» de 1965 en Estados Unidos fue seguido por un incremento de nacimientos en hospitales de Nueva York, aunque estudios posteriores han cuestionado la significancia estadística de este fenómeno.
Vulnerabilidad ante tormentas solares: Las eyecciones de masa coronal del Sol pueden generar tormentas geomagnéticas capaces de inducir corrientes en las líneas eléctricas y provocar apagones masivos. El evento Carrington de 1859, la tormenta solar más potente registrada, causó fallos en los sistemas telegráficos de la época. Un evento similar hoy podría provocar un apagón continental durante semanas o meses.
Cambios en el comportamiento de la fauna urbana: Durante los grandes apagones, los animales urbanos modifican drásticamente sus patrones de comportamiento. Las aves migratorias, que suelen desorientarse por la iluminación nocturna de las ciudades, recuperan temporalmente sus rutas naturales de vuelo, mientras que animales nocturnos como murciélagos amplían sus zonas de caza.
El «cero energético»: Este término técnico describe la situación en que un sistema eléctrico colapsa completamente y debe ser reiniciado desde cero, un proceso extremadamente complejo que requiere una secuencia precisa de acciones para evitar nuevos fallos en cascada. Es comparable a reiniciar un ordenador gigantesco donde cada componente debe activarse en el orden correcto.
Paradoja de la interconexión: Los sistemas eléctricos modernos están diseñados con redundancias para evitar colapsos totales. Sin embargo, la creciente interconexión que normalmente aporta estabilidad también puede facilitar la propagación de fallos a gran escala, como demostró el apagón del noreste de Estados Unidos en 2003, que afectó a 55 millones de personas.
Mientras las investigaciones continúan y los técnicos trabajan contrarreloj para restablecer completamente el suministro, una cosa queda clara: este apagón sin precedentes ha expuesto vulnerabilidades críticas en nuestras infraestructuras energéticas y ha planteado serias preguntas sobre la seguridad nacional en la era digital. La investigación del CNI sobre la «actividad inusual» procedente del Norte de África podría proporcionar respuestas cruciales en los próximos días sobre si estamos ante un fallo técnico de proporciones históricas o ante un nuevo tipo de amenaza para la seguridad energética europea.
