LOS GRANDES DESASTRES CLIMÁTICOS DEL PLANETA

Huracanes letales: esos monstruos de la Naturaleza que cambian la Historia

Katrina, Mitch y Galveston encabezan la lista de los huracanes más mortales y destructivos de todos los tiempos, con cifras que aún estremecen a la ciencia

El huracán enfilando hacia el Golfo de México (1)
El huracán enfilando hacia el Golfo de México. PD

Cuando la Naturaleza no es madre, sino malvada madrastra.

El rugido de un huracán no solo es capaz de arrasar ciudades, sino también de marcar un antes y un después en la historia.

Katrina, Mitch y Galveston son nombres grabados a fuego en la memoria colectiva, no solo por el caos que desataron, sino por las lecciones científicas y sociales que dejaron tras su paso.

Los meteorólogos describen estos fenómenos como auténticas máquinas térmicas, alimentadas por el calor del océano y capaces de liberar en horas la energía equivalente a miles de bombas atómicas.

A día de hoy, 27 de agosto de 2025, el catálogo de los peores huracanes es una mezcla de tragedia humana y asombro científico.

Cada año entre junio y noviembre, el Atlántico se convierte en un laboratorio natural donde se gestan tormentas que desafían cualquier previsión.

https://twitter.com/matt_vanswol/status/1958533108631769484

 

Los grandes titanes: Galveston, Mitch y Katrina

La lista de devastación comienza con el huracán de Galveston, ocurrido en septiembre de 1900. Categoría 4, vientos superiores a 225 km/h y una marejada ciclónica que literalmente borró del mapa la pequeña isla texana. Las estimaciones hablan de entre 6.000 y 12.000 víctimas mortales. A día de hoy, sigue siendo el desastre natural más letal registrado en Estados Unidos.

El siglo XX continuó con el huracán Mitch en 1998. Centroamérica se convirtió en el epicentro del horror meteorológico: lluvias torrenciales, deslizamientos de tierra e inundaciones masivas. Honduras y Nicaragua fueron los países más afectados, con daños en el 70% de su infraestructura básica y más de 20.000 fallecidos directos e indirectos según registros recientes. Mitch ostenta el récord absoluto de precipitaciones diarias en varios países; si alguien pensaba que los huracanes eran solo viento, aquí quedó claro que el agua puede ser igual o más mortífera.

En la memoria reciente destaca Katrina (2005), convertido en sinónimo de desastre urbano. Su impacto fue doble: primero cruzó Florida como categoría 1, luego se fortaleció a categoría 5 sobre el golfo antes de tocar tierra como categoría 3 en Luisiana. El fallo catastrófico del sistema de diques dejó bajo el agua al 80% de Nueva Orleans durante semanas, desplazando a cientos de miles y causando más de 1.800 muertes directas. Las pérdidas económicas superaron los 125.000 millones de dólares, convirtiéndolo en el desastre natural más caro hasta la fecha.

De Katrina a Mitch: ciencia y curiosidades tras la tormenta

¿Qué tienen en común estos huracanes aparte del caos? La ciencia ha encontrado patrones fascinantes:

  • Los huracanes más letales suelen coincidir con sistemas urbanos vulnerables o áreas rurales densamente pobladas.
  • El incremento global de temperaturas ha favorecido tormentas más intensas: desde 1980, la proporción de huracanes categoría 4 y 5 ha aumentado notablemente.
  • El fenómeno conocido como “marejada ciclónica” es responsable del mayor número de víctimas; es decir, no solo cuentan los vientos, sino el agua que arrasa todo a su paso.
  • El huracán Mitch fue tan intenso que modificó temporalmente la geografía local: ríos desviados y nuevas lagunas aparecieron donde antes había pueblos enteros.

Las cifras impresionan aún más cuando se estudian otros eventos como el gran huracán San Ciriaco (1899) o María (2017) en Puerto Rico; ambos superaron los dos mil fallecidos cada uno y dejaron secuelas sanitarias durante años.

Huracanes célebres: anécdotas científicas para curiosos

La historia está plagada de episodios insólitos:

  • En Nueva Orleans tras Katrina, los sistemas GPS fallaron durante días debido al colapso energético y las interferencias atmosféricas causadas por la propia tormenta.
  • El nombre “Mitch” fue retirado oficialmente para evitar cualquier futura confusión o trauma asociado a ciclones posteriores; lo mismo ocurrió con “Katrina” y “Galveston”.
  • El huracán Hugo (1989), aunque menos mortífero, produjo daños tan singulares como derribar cientos de toneladas de madera flotante sobre Puerto Rico, creando un curioso ecosistema temporal para especies migratorias.
  • En Galveston (1900), la presión atmosférica descendió tanto que algunos relojes barométricos explotaron literalmente en las casas donde estaban instalados.
  • Los meteorólogos actuales pueden predecir trayectorias con precisión milimétrica gracias al uso combinado de satélites geoestacionarios e inteligencia artificial, aunque nunca han logrado anticipar con exactitud el lugar donde un dique puede ceder.

La próxima vez que escuches hablar sobre una tormenta tropical acercándose al Caribe o al Golfo de México recuerda: bajo esa danza atmosférica hay siglos de ciencia y un puñado de historias humanas capaces de desafiar cualquier pronóstico.

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Autor

Manuel Trujillo

Periodista apasionado por todo lo que le rodea es, informativamente, un todoterreno

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