La mera posibilidad de que Marte haya albergado vida en algún momento resulta tanto intrigante como inquietante. En los últimos meses, la emoción ha crecido entre los científicos tras la divulgación de nuevos resultados geoquímicos y hallazgos que podrían ser fósiles, gracias al trabajo del rover Perseverance de la NASA. Este ingenio, que ha estado explorando el cráter Jezero desde 2021, ha recolectado y analizado muestras que, según los expertos, presentan las evidencias más contundentes hasta ahora de un posible pasado biológico en el planeta rojo.
La historia comenzó con una roca inusual llamada Cheyava Falls, que llama la atención por sus vetas blanquecinas y unas intrigantes “manchas de leopardo”. Al examinar el núcleo de esta roca, los científicos encontraron moléculas orgánicas y pistas químicas que evocan procesos relacionados con la vida microbiana en nuestro planeta.
¿Qué nos revelan las rocas marcianas?
El estudio de la formación rocosa Bright Angel, ubicada en un antiguo valle fluvial marciano conocido como Neretva Vallis, ha proporcionado información valiosa. Las rocas parecen haberse acumulado en el fondo de un lago o río cuando Marte era un mundo más húmedo y templado, hace aproximadamente 3.500 millones de años. Pero, ¿qué hace a esta muestra tan especial?
- Las señales químicas encontradas sugieren una reacción específica que, en nuestro planeta, suele asociarse a microbios que obtienen energía a través de reacciones redox.
- La presencia de moléculas orgánicas en estas rocas despierta gran interés, dado que son los elementos fundamentales para la vida.
- Aunque los procesos detectados podrían ocurrir sin vida, generalmente requieren altas temperaturas. Sin embargo, todo indica que el entorno de Bright Angel era frío y estaba sumergido en agua, lo que refuerza la hipótesis biológica.
Christian Schröder, físico del Instituto Max Planck, destaca que es la primera vez que se observan procesos químicos compatibles con un origen biológico en Marte; no obstante, advierte que esto no constituye una prueba definitiva.
Ciencia, debate y precaución: ¿pruebas concluyentes?
La comunidad científica mantiene una postura cautelosa. Para demostrar que se ha encontrado una biofirma —una señal clara de vida— es necesario contar con múltiples líneas de evidencia y realizar un análisis exhaustivo del contexto geológico. Aunque las reacciones químicas observadas podrían explicarse teóricamente por procesos volcánicos, los investigadores consideran que no existían las condiciones térmicas requeridas para ello en la zona estudiada.
La pregunta esencial es si una fuente no biológica podría haber generado resultados similares. Los expertos coinciden en que solo mediante el análisis de las muestras en laboratorios terrestres se podrá resolver este misterio. Por eso, la misión Mars Sample Return, cuyo objetivo es traer a nuestro planeta las rocas recolectadas por Perseverance, es vista como el siguiente gran paso en la búsqueda de vida extraterrestre.
Marte: un pasado con agua, barro y potencial para albergar vida
Durante sus primeras exploraciones, Perseverance se enfocó en el delta fluvial del cráter Jezero, una región donde antaño se depositaron sedimentos arrastrados por el agua. El análisis de estos depósitos revela la existencia de horizontes fangosos cubiertos por capas salinas y arenosas muy similares a los entornos lacustres terrestres donde pueden quedar fosilizados tanto materia orgánica como microbios.
- El delta de Jezero presenta depósitos de carbonatos, minerales que suelen formarse en lagos dulces y alcalinos aquí en la Tierra.
- La presencia de estos carbonatos junto con las rocas sedimentarias ayuda a reconstruir el clima y la historia ambiental del planeta rojo.
- Los científicos esperan que estas muestras ofrezcan información sobre cómo y cuándo Marte perdió su atmósfera y su campo magnético; dos factores cruciales para su habitabilidad.
El contexto astronómico: Marte y la búsqueda de vida
Estos descubrimientos se suman a una extensa lista de pistas obtenidas por misiones anteriores, como el rover Spirit, que identificó antiguos entornos hidrotermales o Curiosity, que encontró compuestos orgánicos en el cráter Gale. Sin embargo, lo hallado en Cheyava Falls representa un avance significativo al vincular las pistas geoquímicas directamente con procesos biológicos conocidos aquí.
El debate vuelve a cobrar fuerza: si tanto Marte como Tierra contaban con microbios capaces de obtener energía del mismo modo durante períodos similares, podría ser indicativo de que la vida es más común en el universo de lo que solemos imaginar. O al menos sugiere que existen caminos recurrentes para su evolución.
Misiones, tecnología y el futuro de la exploración marciana
Las agencias espaciales como la NASA no solo buscan vestigios de vida pasada; también desean comprender cómo un planeta aparentemente adecuado para albergarla terminó convirtiéndose en un desierto helado. Las muestras recolectadas por Perseverance serán analizadas con tecnología puntera en laboratorios terrestres para poder descartar o confirmar su origen biológico.
El regreso previsto para estas muestras en la próxima década marcará un hito comparable al logrado por las misiones Apolo. Si los resultados confirman signos de vida antigua en Marte, su impacto sobre las ciencias naturales, filosofía e incluso cultura será difícilmente exagerable.
Curiosidades científicas y anécdotas del planeta rojo
- El nombre “Cheyava Falls” rinde homenaje a la cascada más alta del Gran Cañón aquí en nuestro planeta; sin embargo, si esta roca confirma alguna vez vida fuera del planeta Tierra podría alcanzar aún mayor notoriedad.
- Perseverance lleva consigo un micrófono: por primera vez hemos podido escuchar los “sonidos” del viento marciano; aunque hasta ahora ningún microbio parece haber decidido cantar… todavía.
- Marte alberga además la montaña más alta del Sistema Solar —el Olympus Mons— así como el cañón más extenso —Valles Marineris— pero lo verdaderamente cautivador para los astrobiólogos son sus antiguos lagos y ríos.
- Los científicos han estimado que si alguna vez hubo vida marciana esta probablemente fue microbiana y se desarrolló bajo barro protector contra la radiación ultravioleta presente en su superficie.
- En 1976 ya hubo intentos por parte de la sonda Viking para buscar signos vitales; sin embargo los resultados fueron ambiguos y continúan generando controversia entre especialistas.
A medida que aguardamos nuevas muestras e inesperadas sorpresas, Marte sigue desvelando secretos recordándonos cuánto nos queda por aprender —no solo sobre él mismo sino también sobre nosotros mismos— dentro del vasto universo.
