El mundo adolescente nunca deja de sorprendernos.
Si ayer eran los caramelos ácidos o los retos absurdos de TikTok, hoy el nuevo objeto de deseo y preocupación son las bolsitas de cafeína.
Se parecen a las de té, pero no busque usted aromas relajantes: estas pequeñas bolsitas contienen el equivalente a dos tazas de café y se colocan, cual si fueran snus, entre la encía y el labio para una absorción rápida y casi clandestina de cafeína.
No es casualidad que su popularidad haya explotado en redes sociales, especialmente en TikTok, donde influencers y deportistas amateur las promocionan como el “secreto” para no dormirse en clase, rendir más en los exámenes o destacar en el entrenamiento.
La receta parece perfecta: discreción, sabores atractivos y un efecto estimulante inmediato. Pero, ¿qué hay detrás de esta moda?
De la tendencia al riesgo: la alarma de los expertos
La preocupación entre pediatras, nutricionistas y cardiólogos va en aumento. El doctor Rob van Dam, de la Universidad George Washington, advierte que los adolescentes tienen una tolerancia a la cafeína mucho menor que los adultos. Esto significa que, aunque a un adulto una bolsita le provoque solo nerviosismo, a un menor puede provocarle palpitaciones, arritmias, ansiedad, convulsiones e incluso, en casos extremos, la muerte. No es exageración: ya se han documentado sobredosis de cafeína en jóvenes, especialmente cuando se combina con otros productos como refrescos, chocolate o bebidas energéticas.
El verdadero problema es la facilidad con la que se pueden adquirir estas bolsitas, muchas veces a través de tiendas online o directamente en redes sociales. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria fija un máximo de 3 mg de cafeína por kilo de peso corporal en menores, pero una sola bolsita puede superar ese umbral rápidamente, sobre todo si se consume junto a otros productos con cafeína.
Un cóctel para el sistema nervioso (y el corazón)
La cafeína es un estimulante poderoso del sistema nervioso central. No solo aumenta el estado de alerta y mejora la percepción del esfuerzo físico, sino que, en dosis elevadas, puede alterar la frecuencia cardíaca y la presión arterial. Cuando la cafeína entra en el torrente sanguíneo, bloquea los receptores de adenosina (la molécula que nos avisa de que estamos cansados) y dispara la liberación de adrenalina. Resultado: más energía, pero también más estrés para el organismo.
¿Y a nivel cerebral? La cafeína evita que la dopamina —el neurotransmisor del placer— se reabsorba, lo que prolonga la sensación de bienestar y, sí, puede hacer la sustancia adictiva. De hecho, los expertos temen que la normalización del consumo de estimulantes a edades tan tempranas pueda sentar las bases de futuras adicciones o facilitar el salto a otras sustancias.
¿Solución rápida o puerta a otros problemas?
Muchos adolescentes buscan en la cafeína una solución exprés para combatir el cansancio, la falta de concentración o el bajo rendimiento escolar y deportivo. Sin embargo, la respuesta de los expertos es clara: los efectos secundarios superan, con creces, cualquier beneficio inmediato. Alteraciones del sueño, irritabilidad, insomnio, ansiedad, problemas digestivos y riesgo de dependencia son solo algunas de las consecuencias a corto y largo plazo.
Además, la exposición a la cafeína en edades tempranas puede alterar el desarrollo hormonal y metabólico, incluso afectar la memoria y el aprendizaje si el consumo se mantiene en el tiempo. Los dentistas también han levantado la voz: el contacto prolongado de las bolsitas con la encía puede causar irritación y daños similares a los provocados por el snus.
El fenómeno en cifras y recomendaciones
- Las bolsitas pueden contener entre 100 y 200 mg de cafeína, lo mismo que dos cafés expreso.
- El consumo recomendado para adolescentes no debería superar los 3 mg/kg de peso corporal y día.
- Algunos países, como el Reino Unido, Canadá o Lituania, han prohibido la venta de productos altamente cafeinados a menores para frenar la tendencia.
- Los expertos recomiendan alternativas más saludables: alimentación equilibrada, hidratación y rutinas de descanso.
Curiosidades científicas y anécdotas para despertar tu atención
- ¿Sabías que la cafeína es la droga psicoactiva más consumida del mundo, por delante del alcohol y la nicotina?
- En nuestro organismo, la enzima CYP1A2 del hígado es la encargada de eliminar la cafeína. Pero hay personas con mutaciones genéticas que la metabolizan mucho más lento… ¡y sienten los efectos durante horas!
- Los estudios han demostrado que el consumo regular de cafeína puede disminuir las funciones del hipocampo, la zona del cerebro responsable de la memoria y el aprendizaje. Así que, paradójicamente, abusar de las bolsitas para “rendir más” podría tener el efecto contrario a largo plazo.
- El efecto de la cafeína sobre el apetito es fugaz: puede quitar el hambre durante unos minutos, pero no ayuda a adelgazar y tampoco es un buen aliado para mantener el peso a raya.
- En la Edad Media, el café fue prohibido en varios países europeos por considerarse “la bebida del diablo”. Hoy, las bolsitas de cafeína parecen haber heredado parte de ese aura prohibida… pero sin la sofisticación de una taza de espresso.
Para quienes todavía crean que “un poco no hace daño”, conviene recordar que la tolerancia a la cafeína depende de la genética. Hay “mutantes” que la eliminan en un suspiro y otros que sufren insomnio con solo olerla. Y si alguna vez te preguntas si tomar cafeína para estudiar es una buena idea, recuerda que un cerebro descansado y una alimentación sana siguen siendo los mejores estimulantes naturales que existen.
