Es muestra de la mayor ignominia e ingratitud no honrar la figura del sacerdote tradicional, “curador” y cuidador de almas
(Pedro Rizo).- ¿De dónde sale esa palabra, «cura», con la que los cristianos señalaron durante siglos al sacerdote, especialmente al párroco? Muchas veces la hemos asociado al sacramento de la confesión, o penitencia, en tanto que el sacerdote oyendo y perdonando – in persona Christi – sanaba conciencias. Y de ahí la interpretación de «cura de almas».
Y así es, pero no del todo. El vocablo «cura» es italiano, uno de los muchos falsos amigos que despistan a los traductores. Cura en italiano es cuidado, el verbo es curare: cuidar. Cura de almas significa en mayor acepción el cuidado de los fieles para que no se descarríen de la gracia y del amor de Dios, así como darlo a conocer a cualquiera de sus criaturas.
El paradigma de esta función es sin duda el cura de aldea, de barrio, de parroquia. Benditos sean.
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