El librogate de, supuestamente, Benedicto XVI, está moviendo los cimientos del Vaticano y meneando de lo lindo al Papa Francisco.
En ese libro, además de bofetones varios, aparece una figura muy peligrosa para el pontífice: por fin un cardenal como cabecilla de los opositores al icono de Francisco.
Se trata de Robert Sarah, autor de ese polémico libro del que finalmente se ha visto obligado a retirar la firma del Papa emérito por presiones y ante la polémica suscitada.
Para los tradicionalistas de entre los cardenales, esto solo ha hecho que encumbrar a Sarah, la rama ortodoxa de la Iglesia muy contraria a lo reformista de Bergoglio.
Un tipo radical contra la homosexualidad, el aborto o la inmigración ilegal, lleva estando en las listas papables ya desde 2013 que, eso sí, siempre ha sido leal a Francisco y jamás ha osado atacarle frontalmente.
Él mismo dice que “quien está contra el Papa está fuera de la Iglesias”, pero solo Dios sabe qué tejemanejes se cuecen en las altas esferas del Vaticano y sus alrededores.
Lo que sí parece evidente es que cuando acabe la etapa de Francisco, un papado lleno de avances progresistas, los cardenales habrán tenido bastante reforma y optarán de nuevo por una opción más tradicional y ortodoxa.
