Valencia, 26 de junio de 2025. El baloncesto español vive una nueva página dorada escrita por el Real Madrid, que se ha proclamado campeón de la Liga Endesa tras derrotar al Valencia Basket (70-81) en el tercer partido de la final, cerrando la serie con un rotundo 3-0 y levantando así su 38º título liguero.
La gesta ha llegado en un escenario cargado de simbolismo: la despedida oficial del histórico pabellón de la Fonteta, que, tras casi cuatro décadas albergando grandes noches de baloncesto, cede el testigo al nuevo Roig Arena.
La victoria blanca en Valencia no solo fue una exhibición táctica y física, sino también un acto de reivindicación tras una temporada marcada por altibajos.
Los pupilos de Chus Mateo han sabido sobreponerse a las decepciones sufridas tanto en Supercopa como en Copa del Rey, donde cayeron ante Unicaja.
Este campeonato, logrado por la vía rápida y sin margen para el suspense, sirve para salvar con nota una campaña exigente y devolver el brillo a las vitrinas del club más laureado del baloncesto español.
Dominio blanco y resistencia taronja
El ambiente en la Fonteta era eléctrico desde el salto inicial. Ocho mil camisetas naranjas teñían las gradas bajo el lema “Gràcies Fonteta”, mientras los locales trataban de aferrarse a una noche inolvidable. Sin embargo, fue el Real Madrid quien llevó la iniciativa desde los primeros compases. Una defensa férrea —cuatro tapones en los primeros minutos— y un ataque coral permitieron a los blancos abrir brecha rápidamente (12-20). El Valencia Basket reaccionó con orgullo, pero su falta de acierto exterior (2/13 en triples al inicio) fue un lastre imposible de remontar frente a un rival tan sólido.
El segundo cuarto trajo algo de esperanza para los de Pedro Martínez, que se marcharon al descanso con un punto de ventaja tras aprovechar errores puntuales del Madrid. Pero todo cambió tras el paso por vestuarios: un parcial demoledor de 0-15 a favor del conjunto merengue sentenció prácticamente la eliminatoria y silenció a una Fonteta que aún apuraba sus últimos latidos como fortín taronja.
Campazzo: MVP y líder absoluto
El nombre propio de estas finales ha sido, sin discusión, Facundo Campazzo. El base argentino ha vuelto a demostrar por qué es uno de los jugadores más determinantes del continente. Con promedios de 13 puntos, 7 asistencias y una valoración media de 14,7 durante la serie final ante Valencia Basket, Campazzo se erigió como el director de orquesta perfecto del juego madridista. En el segundo partido firmó un doble-doble espectacular con 18 puntos y 11 asistencias (récord en una final ACB), mientras que en el tercero remató con 9 puntos y 8 asistencias, guiando con maestría los ataques decisivos.
“Ha sido una temporada con muchos altibajos pero hemos demostrado unidad y química cuando más hacía falta. Este título es especial”, declaró Campazzo tras recibir su trofeo de MVP —el noveno galardón individual desde que viste la camiseta blanca— de manos de Pau Gasol. Su impacto ha sido tan grande que algunos ya lo sitúan como el base más dominante del baloncesto europeo actual.
Sergio Llull: más allá del récord
En medio del huracán colectivo sobresale otro protagonista: Sergio Llull. El capitán madridista ha superado a Juan Carlos Navarro como jugador con más títulos ligueros en la historia ACB, sumando ya 24 entorchados nacionales entre Ligas y Copas. Además, Llull amplía su propio récord como jugador con más finales disputadas (14), otro hito que consolida su leyenda en la élite del baloncesto español.
Su longevidad competitiva es difícilmente igualable: desde que debutara hace casi dos décadas solo se ha perdido tres finales ligueras posibles, lo que habla tanto de su regularidad como del dominio sostenido del Real Madrid durante este periodo.
Una final que despide etapa… y abre otra
No solo se jugaba una Liga Endesa en Valencia. La ciudad vivía también una emotiva despedida a su pabellón más icónico antes del inminente traslado al Roig Arena. Los valencianistas querían regalarle a su afición una última victoria memorable en casa; sin embargo, chocaron contra el muro blanco liderado por Campazzo, Hezonja o Tavares.
Para el Real Madrid este triunfo significa mucho más que una simple victoria estadística: supone recuperar crédito tras quedarse fuera de la Final Four europea e insuflar optimismo a un proyecto que sigue acumulando éxitos nacionales sin apenas respiro para sus rivales directos.
Pronóstico y sensaciones para el futuro
Con esta nueva Liga Endesa bajo el brazo —la segunda consecutiva— el Real Madrid refuerza su condición hegemónica en España y ya mira hacia el futuro con ambición renovada. La plantilla combina experiencia (Llull, Rudy Fernández) con talento emergente (Hezonja), mientras que Chus Mateo parece haber encontrado el equilibrio necesario para mantener alto el listón competitivo.
De cara a la próxima temporada, los principales retos pasarán por volver a asaltar Europa y mantener intacta esa voracidad competitiva interna que ha convertido a este grupo en una máquina casi infalible dentro de nuestras fronteras.
Curiosidades blancas: récords y datos insólitos
- El Real Madrid suma 38 Ligas Endesa, más del doble que cualquier otro club español.
- Ningún equipo ha levantado nunca un 2-0 adverso en una final ACB; tampoco esta vez.
- Sergio Llull es ya el jugador con más finales disputadas (14) y títulos nacionales (24) superando los registros históricos.
- Campazzo acumula nueve galardones individuales como madridista entre MVPs de finales, Supercopas y Copas.
- La Fonteta cierra sus puertas tras casi 40 años siendo sede habitual del mejor baloncesto nacional e internacional.
- En los tres partidos finales ante Valencia Basket, el Real Madrid superó siempre los 70 puntos anotados.
- Hezonja fue uno de los máximos anotadores blancos durante toda la serie decisiva.
- El club blanco recupera sensaciones tras perder dos finales nacionales este mismo curso.
El Real Madrid sigue ampliando fronteras históricas mientras sus rivales buscan fórmulas para frenar su hegemonía. Por ahora —y salvo sorpresa— todo sigue igual bajo las luces del Palacio blanco… aunque nunca conviene subestimar a quienes tienen sed de revancha.
