En la madrugada del 16 de julio de 2025, la noticia recorría el mundo deportivo con una mezcla de incredulidad y tristeza: Fauja Singh, el hombre que desafió el paso del tiempo y pulverizó récords de longevidad en el atletismo, ha fallecido tras ser atropellado en un accidente de tráfico en su pueblo natal, Beas Pind, cerca de Jalandhar, en el estado indio de Punjab.
Un golpe irónico del destino para alguien que parecía haber hecho un pacto secreto con la eternidad y cuyo último sprint lo llevó a cruzar la línea final de la vida a los 114 años.
Conocido internacionalmente como el “Turbaned Tornado”, Singh era mucho más que un simple corredor.
Representaba una inspiración universal sobre la perseverancia, la capacidad de reinventarse y el poder de la voluntad. Su historia personal es digna de novela: nacido el 1 de abril de 1911, su vida transcurrió entre los campos de Punjab hasta que, ya nonagenario y tras perder a su esposa y a su hijo en circunstancias trágicas, encontró en las zapatillas de correr una nueva razón para levantarse cada mañana.
De agricultor a mito global: la insólita carrera de Fauja Singh
Lo verdaderamente asombroso del legado de Fauja Singh es que empezó a correr maratones con 89 años. Sí, leyó bien: no fue hasta esa edad cuando se calzó por primera vez unas zapatillas para competir en largas distancias. Su debut en el maratón londinense del año 2000 fue solo el principio. En 2011 logró lo impensable: convertirse en la persona más longeva en finalizar un maratón completo —el Toronto Waterfront Marathon— con 100 años cumplidos. Todo un récord mundial no oficial (Guinness nunca lo reconoció por falta de partida de nacimiento), pero sí con pasaporte británico que acreditaba su fecha.
Su mejor tiempo lo firmó en Toronto en 2003, con 92 años: 5 horas y 40 minutos. Y aún hay más: siguió compitiendo hasta los 101 años, cuando colgó oficialmente las zapatillas tras completar una carrera de 10 kilómetros en Hong Kong en poco más de hora y media.
Un atropello que apaga un faro para varias generaciones
El trágico suceso tuvo lugar el pasado lunes 14 de julio alrededor de las 15:30 horas. Según reportes locales y confirmaciones hospitalarias, Singh fue arrollado por un vehículo no identificado mientras cruzaba una carretera cercana a su vivienda. Sufrió heridas graves en la cabeza y falleció poco después pese a los intentos médicos. El conductor responsable se dio a la fuga, lo que ha provocado indignación tanto en India como entre la diáspora punjabi internacional.
Las reacciones han sido inmediatas y sentidas. Desde el primer ministro indio Narendra Modi —quien lo calificó como “extraordinario” por su ejemplo e influencia positiva sobre la juventud— hasta el gobernador de Punjab, Gulab Chand Kataria, quien destacó su papel como “símbolo de resiliencia” y recordaba cómo incluso con más de cien años participó junto a él en campañas sociales para erradicar las drogas entre los jóvenes.
Legado imborrable: más allá del cronómetro
El magnetismo mediático y humano de Fauja Singh no residía solo en sus logros deportivos. Era un emblema viviente contra los prejuicios sobre el envejecimiento y la inactividad física. Su figura ha inspirado libros, documentales y campañas públicas dentro y fuera del ámbito deportivo. Fue también portador olímpico durante Londres 2012.
Singh convertía cada zancada en una lección vital: la edad es solo un número, pero también una excusa demasiado recurrente para no intentarlo. “De una tragedia ha surgido mucha felicidad”, llegó a reflexionar sobre cómo correr le salvó tras perderlo todo.
En clave sociocultural, su impacto es especialmente profundo entre las comunidades sikh y punjabi dispersas por todo el planeta. Su presencia era habitual tanto en pruebas populares como solidarias. Cada aparición pública era jaleada por miles que veían en él no solo al abuelo indestructible sino al ejemplo perfecto para desafiar convenciones.
No hay precedentes recientes que igualen este tipo de pérdida para el atletismo máster global. Las federaciones internacionales ya preparan homenajes oficiales; se espera una nutrida representación internacional tanto presencial como virtual para despedirle este fin de semana en Beas Pind. En foros deportivos se apunta que su leyenda seguirá alimentando carreras populares bajo lemas como “Corre como Fauja”.
A nivel social, es probable que este trágico accidente reactive debates sobre seguridad vial rural en India —donde miles de peatones mayores mueren cada año— así como sobre la necesidad (o no) de establecer límites reglamentarios para competiciones máster.
Fauja Singh y su leyenda
- Nunca aprendió a leer ni escribir.
- Atribuía su longevidad a una dieta vegetariana estricta basada en curry suave y té.
- Usaba siempre turbante blanco durante las carreras.
- Fue portada del libro “Turbaned Tornado”, biografía autorizada.
- En sus entrevistas solía bromear diciendo: “Corro porque me gusta comer dulces después”.
- Su récord oficial más longevo nunca fue homologado por Guinness por carecer de partida literal.
- Consideraba Londres su segundo hogar pero jamás dejó atrás sus raíces rurales.
- Participó como modelo publicitario para grandes marcas deportivas… ¡a partir de los 90 años!
- Solía entrenar con jóvenes atletas veinteañeros, asegurando que “le mantenían ágil”.
- En redes sociales sumaba cientos de miles de seguidores antes incluso del auge tiktoker.
El mundo despide hoy a un gigante cuyo único rival serio fue siempre… el calendario.
