Japón afronta el mayor descenso poblacional en 70 años

Japón pierde un millón de habitantes en un año: radiografía de un Invierno Demográfico como el de España

El país asiático se enfrente a un Invierno Demográfico, agravando los retos económicos y sociales múltiples

Viejos jubilados japoneses
Viejos jubilados japoneses. PD

En Japón, las alarmas demográficas han sonado como nunca antes.

Según los datos más recientes del Ministerio del Interior, el país perdió más de 900.000 habitantes en 2024.

Es el mayor descenso anual desde que existen registros fiables, con una caída del 0,75% y la población situada ahora en torno a los 120,65 millones de personas, excluyendo a residentes extranjeros.

Si se suman estos últimos, la cifra asciende a 124,3 millones.

Este descenso no es un hecho aislado ni puntual.

Por decimosexto año consecutivo, la población japonesa se reduce, consolidando una tendencia que comenzó a hacerse visible a principios de siglo y que ahora se acelera peligrosamente.

La situación ha sido calificada por el primer ministro Shigeru Ishiba como una «emergencia silenciosa» que requiere medidas urgentes y profundas para evitar consecuencias económicas y sociales aún más graves.

Envejecimiento acelerado y natalidad bajo mínimos históricos

El fenómeno tiene dos raíces principales: bajas tasas de natalidad y una población cada vez más envejecida. Casi el 30% de los japoneses tiene ya más de 65 años —solo superados por Mónaco a nivel mundial— y la franja en edad laboral (15-64 años) apenas representa el 60% del total, una proporción que sigue cayendo año tras año.

Uno de los datos más impactantes del último año es el desplome absoluto de los nacimientos: por primera vez desde que existen registros (en 1899), el número cayó por debajo de los 700.000 bebés anuales, concretamente hasta 686.061. Esto supone un descenso del 5,7% respecto al año anterior y supera incluso las previsiones más pesimistas del Instituto Nacional de Investigación de Población y Seguridad Social japonés.

La población infantil (0-14 años) apenas supone ya el 11,2% del total: solo 13,83 millones de personas, el porcentaje más bajo jamás registrado en el país nipón. En cambio, la franja de mayores de 65 años sigue creciendo y marca récords: suma ya 36,24 millones (29,3% del total), con un salto especialmente significativo entre los mayores de 75 años (+700.000 en solo un año).

Radiografía territorial: ¿dónde cae más la población?

El declive es generalizado en casi todo el país: 43 de las 47 prefecturas japonesas pierden habitantes. Solo Tokio y Saitama han logrado crecer ligeramente gracias al flujo migratorio interno desde otras regiones; sin embargo, este pequeño repunte no compensa las pérdidas acumuladas.

  • Tokio aumenta su población un 0,66%, alcanzando los 14,18 millones.
  • Saitama suma apenas un 0,01%, hasta los 7,33 millones.
  • Las prefecturas vecinas como Chiba y Kanagawa también sufren descensos o estancamientos demográficos.

El área metropolitana de Tokio concentra buena parte del dinamismo migratorio interno, pero incluso aquí la baja natalidad y la alta mortalidad marcan tendencia.

El peso creciente de los residentes extranjeros

Un dato llamativo es el récord histórico alcanzado por los residentes extranjeros: ya son 3,67 millones, lo que representa casi el 3% del total nacional. Este colectivo ayuda a amortiguar parcialmente el descenso poblacional —sin ellos la caída sería aún mayor— pero su peso aún es limitado frente al reto estructural que vive Japón.

Políticas públicas ante una emergencia demográfica

Las autoridades japonesas reconocen que revertir esta tendencia será muy complicado. Entre las propuestas planteadas recientemente destacan:

  • Guarderías gratuitas.
  • Horarios laborales más flexibles para facilitar la conciliación.
  • Mayores ayudas estatales a familias jóvenes.
  • Ampliación de prestaciones por hijo.
  • Gratuidad en educación secundaria.
  • Licencias parentales remuneradas al 100% para ambos progenitores.

Pese a estas iniciativas, la percepción social sobre matrimonio e hijos sigue cambiando rápidamente: muchos jóvenes priorizan sus carreras o no ven viable formar familia ante la precariedad laboral o los elevados costes urbanos.

Impacto económico: menos mano de obra y más gasto social

La caída poblacional golpea directamente a la economía japonesa. Menos gente joven implica menos trabajadores para sostener el sistema productivo y financiar las pensiones o la sanidad pública. El gasto en pensiones y atención médica crece a ritmo acelerado mientras se reduce la recaudación fiscal procedente del trabajo.

Japón es pionero mundial en buscar soluciones tecnológicas —robotización industrial, automatización— pero incluso así enfrenta un reto difícilmente asumible solo con máquinas o inteligencia artificial.

Curiosidades y datos locos sobre el invierno demográfico japonés

La situación demográfica nipona da lugar a hechos sorprendentes:

  • Hay ya más pañales para adultos vendidos que para bebés.
  • Existen pueblos donde cierran escuelas porque literalmente no hay niños.
  • Algunas empresas “alquilan” abuelos para que niños sin familia puedan tener experiencias intergeneracionales.
  • El gobierno llegó a crear personajes anime para promover la natalidad entre jóvenes.

En rankings mundiales:

  • Japón es solo superado por Mónaco en proporción de mayores de 65 años.
  • Tokio sigue siendo una megaciudad vibrante… pero cada año hay menos niños en sus parques.

España y Japón: dos inviernos demográficos paralelos

El fenómeno no es exclusivo del país asiático. España atraviesa también un invierno demográfico preocupante: baja natalidad crónica, envejecimiento rápido y despoblación rural. Sin embargo:

  • La tasa española de mayores de 65 ronda el 20%, lejos todavía del casi 30% japonés.
  • España registra igualmente mínimos históricos en nacimientos (poco más de 300.000 anuales).
  • Ambos países buscan fórmulas —fiscales, laborales o migratorias— para rejuvenecer su pirámide poblacional.

Japón muestra hacia dónde puede dirigirse Europa si no logra revertir pronto estas tendencias.

¿Qué nos enseña el caso japonés?

El ejemplo nipón subraya cómo factores culturales (matrimonio tardío o rechazo a inmigración masiva), económicos (coste urbano) y sociales (conciliación escasa) pueden crear un círculo vicioso difícil de romper.

Frente al desafío, Japón innova socialmente pero aún busca fórmulas efectivas para recuperar su vitalidad demográfica… mientras observa cómo otros países avanzan por caminos parecidos.

La pregunta sigue abierta: ¿será posible frenar o revertir este declive antes de que afecte gravemente al tejido económico y social? De momento, Japón afronta este reto con pragmatismo —y no poca resignación— ante cifras nunca vistas en su historia reciente.

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