Imagina sumergirte en aguas cristalinas, rodeado de acantilados que parecen esculpidos. No se trata de una remota isla en el Caribe, sino de un lugar único en España: la Cala del Moraig, uno de los secretos mejor guardados del litoral alicantino.
Situada entre los codiciados municipios de Moraira y Xàbia, en el término de Poble Nou de Benitatxell, esta cala de apenas 300 metros de longitud se ha convertido en un verdadero santuario para los amantes del mar, la tranquilidad y la belleza natural. Con el mar a sus pies y la montaña a sus espaldas, la playa ofrece una completa experiencia sensorial.
Naturaleza virgen y servicios modernos
Aunque sorprenda, esta es una cala de origen artificial, lo que no ha impedido que su integración paisajística sea sobresaliente. Protegida por el imponente macizo de Puig Llorença, la Cala del Moraig ofrece una atmósfera natural casi intacta en la que predomina el silencio del mar, el canto de las aves y el color turquesa del agua.
A pesar de su entorno agreste, la playa cuenta con infraestructuras de primer nivel: servicio de socorrismo, enfermería, limpieza diaria, baños adaptados y sillas anfibias que permiten el baño a personas con movilidad reducida. Además, ha sido galardonada con bandera azul, lo que garantiza calidad ambiental y seguridad para el visitante.
Más que una playa: cuevas, rutas y acantilados
Visitar la Cala del Moraig es también una puerta abierta a la aventura. Muy cerca se encuentra la Cova dels Arcs, una cueva marina de formación kárstica con arcos naturales por los que se filtra la luz del sol, creando un espectáculo visual inolvidable. Esta formación geológica es uno de los lugares más fotografiados del litoral y un punto de interés tanto para turistas como para geólogos.
Además, en la misma zona se puede visitar la espectacular Falla del Moraig, una pared rocosa que parece suspendida sobre el agua, y curiosidades como «la vasenilla», una formación geológica singular. El entorno es perfecto para la práctica de snorkel o submarinismo gracias a la claridad del agua y la riqueza de su fondo marino.
La cala es también el punto de inicio de la Ruta de los Acantilados de Benitatxell (SL V-50), un recorrido senderista de 4,6 km que llega hasta Cala Llebeig. Se trata de un camino sin grandes desniveles, apta para todos los públicos, que permite caminar junto al mar disfrutando de unas vistas imponentes y descubriendo pequeñas calas escondidas a lo largo del trayecto.
Un acceso limitado que garantiza tranquilidad
El acceso a la cala no puede hacerse directamente en vehículo. Existe una zona de aparcamiento en la parte alta, desde donde se desciende a pie por un camino señalizado. Esta limitación favorece un entorno más limpio y tranquilo, en línea con una estrategia turística sostenible.
Durante los meses de verano, el acceso está regulado para evitar la sobreocupación, lo que asegura una experiencia más relajada y respetuosa con el entorno. Para quienes valoran la privacidad y el contacto con la naturaleza, este tipo de control representa un atractivo añadido.
Además, en su extremo izquierdo, la playa cuenta con una zona nudista, discreta y en armonía con el entorno natural. Esta diversidad de opciones hace que cada tipo de visitante encuentre su espacio, ya sea para el descanso absoluto, el turismo activo o la práctica del naturismo.
El auge del interés inmobiliario en Benitatxell
El entorno de la Cala del Moraig despierta el interés de compradores e inversores que buscan zonas exclusivas con valor paisajístico y baja densidad urbanística. La cercanía a núcleos turísticos consolidados como Jávea y Moraira, pero sin el bullicio de estos, convierte a Poble Nou de Benitatxell en un mercado con gran potencial.

