Violencia armada sacude el corazón financiero de Midtown Manhattan

Un deportista frustrado mata a 4, incluido un agente de policía, en las oficinas de la NFL en Nueva York

El tipo perpetró su ataque en el 345 Park Avenue antes de suicidarse

Shane Devon Tamura (1)
Shane Devon Tamura. PD

El lunes por la tarde, Midtown Manhattan vivió uno de los episodios más graves de violencia armada de los últimos años.

Un facineroso, identificado como Shane Devon Tamura, irrumpió en el edificio de oficinas situado en el 345 de Park Avenue y abrió fuego indiscriminadamente.

El tipo, un deportista de 27 años originario de Las Vegas, desató el caos en un rascacielos de Midtown Manhattan el 28 de julio de 2025, armado con un rifle M4 ensangrentado y vestido con un chaleco antibalas.

En un acto de violencia calculada, irrumpió en el edificio de 345 Park Avenue, hogar de la NFL y otras corporaciones, disparando indiscriminadamente en el vestíbulo, matando a un oficial de policía fuera de servicio, Didarul Islam, y a tres civiles más, mientras hería gravemente a otros.

Su historial de problemas de salud mental y su pasado como prometedor jugador de fútbol americano en la escuela secundaria, donde brilló como corredor, contrastan con la furia que lo llevó a recorrer miles de kilómetros desde Nevada para perpetrar esta masacre, culminando con un disparo autoinfligido en el pecho en el piso 33.

Aunque su motivo permanece bajo investigación, especulaciones sugieren un posible resentimiento contra la NFL, alimentado por sueños deportivos frustrados, transformando su energía juvenil en un odio mortal que dejó una estela de sangre y terror.

EL RESULTADO

El resultado: cuatro muertos —entre ellos un agente de policía de Nueva York fuera de servicio— y un herido crítico, antes de que el propio atacante se quitara la vida.

Todo comenzó poco antes de las 18:30, cuando el tirador, un hombre de 27 años procedente de Las Vegas, aparcó su BMW en doble fila frente al edificio.

Vestía un chaleco antibalas y portaba un rifle de asalto M4. Accedió solo al vestíbulo y, según los primeros testimonios, abrió fuego de inmediato sobre un policía fuera de servicio que trabajaba como vigilante de seguridad.

La secuencia fue rápida y caótica. Tras disparar en el vestíbulo, el atacante se dirigió al banco de ascensores, donde disparó a otro vigilante, y luego subió hasta la planta 33, donde siguió disparando. Allí se produjo la última víctima mortal antes de que el propio Tamura se quitara la vida con un disparo en el pecho.

Durante el ataque, decenas de empleados de empresas como Blackstone, la NFL, Rudin Management y otras firmas financieras y legales, permanecieron escondidos en oficinas y salas de reuniones. Muchos relatan escenas de pánico, barricadas improvisadas y mensajes de despedida a sus familias. “Escuchamos varios disparos en rápida sucesión y corrimos a escondernos. Barricamos la puerta con mesas y nos quedamos en silencio, sin saber si saldríamos con vida”, explicaba una testigo, Jessica Chen.

Respuesta policial y detalles de la investigación

La respuesta de la policía y los servicios de emergencia fue inmediata. El edificio fue evacuado entre fuertes medidas de seguridad, mientras las calles de los alrededores quedaban cortadas al tráfico y el sistema de emergencias advertía de retrasos y desvíos en toda la zona. El propio comisario Jessica Tisch confirmó en rueda de prensa que el atacante actuó en solitario y que todo apunta a un ataque premeditado, aunque aún se desconoce el motivo.

La investigación ha revelado que Tamura viajó desde Las Vegas hasta Nueva York en su vehículo, trayecto en el que portaba armas, munición y medicamentos recetados a su nombre. Tenía licencia para portar armas en Nevada y antecedentes de problemas de salud mental, según confirmó la policía. En su coche se hallaron más armas, munición adicional y una mochila con objetos personales.

El FBI colabora en la investigación para determinar si existían vínculos o motivaciones adicionales. Por el momento, no se ha establecido una relación clara entre el atacante y las empresas o personas del edificio. Algunas fuentes apuntan a que Tamura podría haber elegido la planta 33 por azar, ya que el acceso a los ascensores está restringido por tarjeta, lo que podría haber limitado sus movimientos dentro del edificio.

Las víctimas y el impacto social

Entre los fallecidos se encuentra el agente Didarul Islam, policía de Nueva York fuera de servicio, que trabajaba como vigilante de seguridad en el edificio. Las otras tres víctimas mortales eran empleados del edificio, cuyos nombres aún no se han hecho públicos a la espera de notificación a las familias. El herido crítico permanece ingresado en estado estable.

El suceso ha conmocionado a la ciudad de Nueva York. El alcalde Eric Adams calificó el ataque de “violento y despreciable”, mientras que la comunidad se enfrenta de nuevo al debate sobre la proliferación de armas, la salud mental y la seguridad en los entornos laborales.

Perfil del atacante: Shane Devon Tamura

  • Edad: 27 años
  • Residencia: Las Vegas, Nevada
  • Licencia de armas: Autorizado para portar armas en Nevada
  • Antecedentes: Problemas documentados de salud mental
  • Viaje: Cruzó el país en coche hasta Nueva York días antes del ataque
  • Equipo: Chaleco antibalas, rifle de asalto M4, munición y armas adicionales

Detalles del ataque

  • Tamura accedió al edificio sin compañía y no disparó a una mujer que salió de un ascensor, permitiéndole marcharse ilesa.
  • Entre sus pertenencias se hallaron medicamentos recetados, lo que refuerza la línea de investigación sobre su estado mental.
  • El edificio 345 Park Avenue es conocido por albergar sedes de grandes firmas y la NFL, pero la policía aún no ha encontrado un vínculo directo entre el atacante y las empresas.
  • El ataque ha reabierto el debate sobre los protocolos de seguridad en edificios de oficinas y la protección de sus trabajadores.

El contexto y las reacciones

El tiroteo ocurre en un momento de especial sensibilidad en Nueva York, donde la violencia armada y la seguridad en espacios públicos y privados ocupan un lugar central en la agenda política y social. La rápida acción de la policía evitó una tragedia mayor, pero el suceso deja una huella profunda en los trabajadores y en la percepción de seguridad de la ciudad.

Las investigaciones continúan y las autoridades insisten en la importancia de la colaboración ciudadana y el apoyo psicológico a los afectados. Mientras, la ciudad intenta recuperar la normalidad en una de las arterias más emblemáticas de Manhattan, marcada ahora por el recuerdo de una jornada trágica.

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