El pasado 19 de julio, la localidad murciana de Molina de Segura se vio sacudida por un suceso inesperado: Felipe Hernández Ramos, un joven de 35 años, atacó a su padre, Felipe Hernández Medina, en la tienda familiar Tejidos Hernández, causándole la muerte poco después.
Los hechos, captados por las cámaras de seguridad, han generado un intenso debate social y han puesto bajo el foco tanto la vida privada de la familia como la personalidad del acusado.
La declaración judicial de Felipe Hernández Ramos ha dejado claro su propósito de defensa: «No pretendía matarle, no sé si le di dos o tres puñetazos», afirmó ante el juez, subrayando que no recordaba exactamente la secuencia de la agresión.
El joven opositor, que compareció en el Juzgado de Instrucción número 1 de Molina de Segura, insistió en que nunca pensó que sus acciones pudieran acabar con la vida de su padre.
La secuencia grabada muestra una violencia difícil de minimizar.
Según la reconstrucción de los hechos, Felipe entró en la tienda acompañado por su hermana Rosario y se dirigió directamente a su padre, quien terminó con la nariz rota y se desplomó poco después en el estanco de enfrente.
A pesar de la contundencia de las imágenes, el acusado reiteró: «Lo último que podía pensar era eso [que había muerto su progenitor]».
Dinámica familiar y gestión de los bienes: un caldo de cultivo
Uno de los elementos que ha salido a la luz en la instrucción es la gestión económica y personal de la familia. Felipe relató durante su declaración que su padre era el responsable de administrar los bienes familiares y de percibir todos los ingresos, mientras que los hijos asumían los gastos. Este esquema, según él, había provocado tensiones a lo largo de los años y era fuente de conflictos recurrentes.
Algunos compañeros de oposición a funcionario de Hacienda recuerdan a Felipe como un joven reservado, con fama de estudioso, aunque con cierta afición a la vida social. Solía comentar que su padre había dado “mala vida” tanto a él como a sus tres hermanos. Sin embargo, la noticia de la paliza mortal ha causado sorpresa entre quienes le conocieron en ese contexto, incapaces de asociar al opositor metódico y aplicado con un acto de violencia extrema.
Perfil de Felipe Hernández Ramos: opositor y figura compleja
- Edad: 35 años.
- Formación: Larga trayectoria como opositor a funcionario de Hacienda.
- Personalidad según conocidos:
- Metódico en el estudio.
- Sociable y aficionado a salir de fiesta, a pesar de su dedicación académica.
- Relataba dificultades familiares, sobre todo en la relación con su padre.
- Relaciones familiares: Hijo mayor de una familia con cuatro hermanos, todos criados bajo la tutela estricta del padre, según el relato de Felipe.
Anécdotas y curiosidades sobre Felipe
- Durante las largas sesiones de estudio para la oposición, Felipe solía bromear con sus compañeros sobre la presión familiar y la gestión económica de su padre.
- Más de una vez confesó sentir que su padre no le valoraba ni a él ni a sus hermanos, lo que alimentaba una tensión latente en el ambiente doméstico.
- A pesar de sus críticas, nunca mostró señales externas de violencia o agresividad, lo que hace que el suceso haya impactado profundamente a quienes le trataron en el ámbito académico.
El relato de la huida y el giro judicial
Tras la agresión, Felipe Hernández Ramos y su hermana Rosario abandonaron la tienda a la carrera. El propio acusado lo justificó ante el juez: «Pensamos que le había causado lesiones y nos habíamos metido en un lío, pero ya está. Lo último que podía pensar era eso [que había muerto su progenitor]». La noticia del fallecimiento les llegó poco después, en plena conmoción familiar.
La defensa de Felipe se centra en la ausencia de intencionalidad homicida. El joven reconoce la agresión pero insiste en que nunca quiso acabar con la vida de su padre. La grabación, sin embargo, muestra una secuencia de golpes —al menos media docena de ganchos de derecha— que han resultado difíciles de justificar ante la opinión pública y la propia familia, que sostiene una versión muy distinta de los hechos.
Contexto social y legal: el debate sobre la violencia intrafamiliar
El caso de los Hernández Ramos ha reabierto el debate sobre la violencia intrafamiliar, especialmente en familias en las que existen conflictos latentes relacionados con la gestión de bienes y las relaciones de poder. El hecho de que la víctima fuera el patriarca y administrador del patrimonio familiar ha añadido una dimensión económica a la tragedia, en la que los resentimientos acumulados parecen haber jugado un papel determinante.
La instrucción judicial sigue su curso, y la defensa de Felipe busca demostrar que la agresión no fue premeditada ni con ánimo homicida. El entorno social y académico del acusado sigue en shock, mientras la familia se fragmenta entre el dolor, la incredulidad y la búsqueda de justicia.
Claves del caso: puntos para entender la tragedia
- La relación conflictiva entre padre e hijos, marcada por la gestión de los recursos familiares.
- El perfil de Felipe, un opositor aplicado pero con resentimientos latentes hacia la figura paterna.
- La contundencia de la agresión y la dificultad de encajar la versión de los hechos con las pruebas visuales.
- La huida posterior y el intento de minimizar la gravedad de lo ocurrido en la declaración judicial.
- El impacto social y mediático del suceso, que ha sacudido tanto a la familia como a los círculos académicos y profesionales de la región.
La confesión de Felipe Hernández Ramos y la trágica muerte de su padre han puesto de manifiesto la complejidad de las relaciones familiares y los límites difusos entre el conflicto doméstico y la violencia extrema, abriendo un proceso judicial que promete arrojar luz sobre las causas y consecuencias de un crimen que ha conmocionado a la opinión pública española.
