Darko Milojevic ha sido arrestado.
Este individuo, considerado el mayor traficante de drogas en Baleares, ha sido capturado en una operación que se erige como uno de los golpes más significativos contra el crimen organizado en las islas en tiempos recientes.
Su detención pone fin a dos años de una investigación minuciosa donde la Policía Nacional y la Guardia Civil han enfrentado un entramado criminal altamente sofisticado: con informantes dentro de la policía, dispositivos de seguimiento instalados en vehículos oficiales y vínculos directos con mafias internacionales.
Lo que destaca especialmente en este caso es el perfil del detenido.
Milojevic no es un narco cualquiera.
Es hijo de un exjugador del Mallorca, lo que le permitió acceder a círculos de influencia y respetabilidad que otros delincuentes no podían alcanzar.
Además, su identificación como militante neonazi añade una inquietante dimensión ideológica a sus actividades delictivas. Durante las investigaciones, los agentes descubrieron que Milojevic se vanagloriaba del tamaño de su imperio criminal con expresiones reveladoras.
«Esto es la Champions del crimen», afirmaba el mafioso en conversaciones interceptadas, comparando su red con la competición más prestigiosa del deporte europeo.
La organización liderada por Milojevic operaba como una auténtica empresa delictiva. Se dedicaba a introducir grandes cantidades de cocaína, hachís y otras drogas en España y Europa, utilizando rutas complejas y métodos de distribución que evadían los controles habituales. Lo más alarmante es que contaba con cómplices dentro de los cuerpos policiales.
Durante la investigación, los agentes hallaron que la red disponía de información privilegiada gracias a policías infiltrados. Estos informantes proporcionaban datos sobre operaciones activas, identidades de informantes y movimientos relacionados con dispositivos de vigilancia. Además, los delincuentes empleaban sistemas avanzados para monitorizar sus actividades. Las denominadas «lapas» —dispositivos GPS ocultos— eran colocadas en vehículos oficiales para seguir sus trayectos y anticipar posibles intervenciones policiales. Este nivel de sofisticación criminal requería ingentes recursos económicos y acceso a tecnología avanzada, lo que pone de manifiesto las enormes ganancias generadas por la organización.
La conexión con la mafia internacional añadía otra capa compleja al asunto. Milojevic no actuaba solo; formaba parte de una red más amplia dedicada al tráfico que involucraba estructuras criminales establecidas en otros países. Sus socios en Europa facilitaban la distribución y venta de drogas en mercados altamente lucrativos. Esta estructura transnacional permitía a la organización mantener un flujo constante de mercancía ilícita mientras diversificaban los riesgos.
Dos años de trabajo encubierto
La investigación que llevó a la detención de Milojevic ha sido ardua y peligrosa. Los investigadores de la Policía Nacional y la Guardia Civil han tenido que trabajar bajo la premisa constante de ser vigilados por el propio objetivo. Esto implicó planificar cada operación con meticuloso cuidado, utilizando canales seguros para comunicarse y evitando patrones predecibles susceptibles a alertar a los delincuentes.
El desmantelamiento de esta red implicó identificar y neutralizar a los infiltrados dentro de las fuerzas policiales. Este proceso es especialmente delicado porque implica investigar a compañeros, lo cual puede generar tensiones internas y demanda un nivel absoluto de confidencialidad. Los investigadores debieron rastrear las filtraciones, identificar a los responsables e investigar el alcance real de la corrupción dentro del cuerpo policial. Al mismo tiempo, trabajaron para localizar y desactivar los dispositivos utilizados por la organización para seguir sus movimientos.
La recopilación de pruebas abarcó desde interceptaciones telefónicas hasta análisis financieros, vigilancia encubierta y testimonios clave. Cada uno de estos elementos se integró para ofrecer un panorama completo sobre cómo funcionaba la red: quién compraba, quién vendía, quién transportaba, quién distribuía y quién brindaba protección. Este análisis resultó esencial para construir un caso sólido capaz de resistir cualquier escrutinio judicial.
La sofisticación del crimen organizado
Lo que distingue este caso frente a otros desmantelamientos es precisamente la sofisticación empleada por esta organización criminal. El crimen organizado actual no actúa como las mafias tradicionales del siglo XX basadas únicamente en violencia e intimidación local; ahora utilizan tecnología avanzada, corrupción institucional y estructuras empresariales complejas para operar sin ser detectados fácilmente. La trayectoria criminal de Milojevic ilustra esta evolución.
El uso sistemático de dispositivos GPS colocados en vehículos policiales, la infiltración efectiva dentro cuerpos policiales y las conexiones internacionales evidencian cómo el crimen organizado se ha dotado capacidades comparables a las agencias gubernamentales encargadas del orden público. La frase «Esto es la Champions del crimen» no es simplemente una jactancia vacía; describe acertadamente cómo estas redes compiten globalmente utilizando tácticas avanzadas mientras generan ingresos similares al tamaño empresarial legal más grande.
