Un producto nacional entretenido, aunque algo rebuscado, que se centra en unas locuras que tiene un padre de dos hijos egoístas que solo quieren quedarse con una herencia que su progenitor desea entregar a otra gente y desheredarles, lo que supone una fuerte tensión entre los tres, ya que los hijos no quieren aceptar el cambio e intentan remediarlo de cualquier manera.

En el trío familiar aparece una supuesta biógrafa del padre que realmente tiene unas intenciones ocultas que se van desvelando a lo largo del film.
La dirección de Martín Cuervo es académica y el reparto está bien escogido, aunque Imanol Arias está tan excepcional que se `come´ a los demás y ensancha la pantalla.

Para pasar un buen rato esperando ver cómo es la bandera que inicia todo el conflicto familiar.