Pocos platos representan mejor la esencia de la gastronomía española que la ensaladilla rusa.
Este manjar, que no puede faltar en ninguna carta de tapas que se precie, ha conquistado los paladares de varias generaciones y se ha convertido en un imprescindible, especialmente cuando llega el buen tiempo y las terrazas se llenan de vida.
La ensaladilla rusa es uno de esos platos que, pese a su aparente sencillez, esconde un mundo de matices y posibilidades.
Cada familia, cada bar y cada región tiene su propia versión, convirtiendo este plato en un auténtico campo de batalla culinario donde se debate desde la cantidad ideal de mayonesa hasta qué ingredientes son los verdaderamente «tradicionales».
El origen de un clásico con nombre extranjero
Resulta curioso que uno de los platos más representativos de nuestra gastronomía lleve el apellido «rusa». Y es que, aunque hoy la ensaladilla forma parte indiscutible de nuestra cultura gastronómica, su origen nos lleva a tierras lejanas. La receta original era mucho más ostentosa, con ingredientes lujosos que con el tiempo fueron sustituidos por otros más accesibles, sin que el plato perdiera por ello su esencia.
Con el paso de los años, el plato se volvió más accesible adaptándose a los productos disponibles en cada hogar español. La patata, la zanahoria, las judías verdes y la mayonesa se convirtieron en los protagonistas indiscutibles de esta preparación, a los que cada cocinero añade su toque personal.
Los ingredientes de la auténtica ensaladilla rusa
Aunque existen tantas recetas como cocineros, la base tradicional de la ensaladilla rusa suele incluir:
- Patatas (el ingrediente principal)
- Zanahorias
- Guisantes
- Atún en aceite
- Huevos duros
- Mayonesa (preferiblemente casera)
- Aceitunas
Algunos añaden judías verdes, otros apuestan por encurtidos para darle un extra de sabor, y hay quienes incorporan pimientos del piquillo o asados para enriquecer la mezcla. La clave está en conseguir un equilibrio perfecto entre todos los ingredientes, donde ninguno destaque por encima del resto.
El secreto de una ensaladilla perfecta
La magia de una buena ensaladilla rusa no reside únicamente en sus ingredientes, sino también en su preparación. Como explican los expertos, «las verduras deben estar bien cocidas y cortadas en trozos pequeños para lograr la mezcla perfecta de texturas y sabores». Además, la cantidad de mayonesa debe ser la justa y necesaria para que todo quede cremoso sin llegar a resultar excesivo.
Karlos Arguiñano, uno de los cocineros más reconocidos de nuestro país, siempre insiste en que «el punto más difícil de una ensaladilla rusa es clavar la cantidad de mayonesa». Un exceso puede arruinar completamente el plato, mientras que si nos quedamos cortos, perderá esa cremosidad característica.
Paso a paso: cómo preparar la ensaladilla rusa perfecta
La preparación de este plato es sencilla, aunque requiere cierta paciencia y atención a los detalles:
- Comenzamos lavando bien las patatas (con piel) y poniéndolas a cocer a fuego suave en abundante agua junto con las zanahorias peladas. Dejamos que se cocinen durante unos 25 minutos.
- Pasado este tiempo, añadimos los huevos con una cucharada de sal y dejamos hervir 10 minutos más. Escurrimos y dejamos templar antes de manipular los ingredientes.
- Pelamos y picamos las patatas y los huevos en daditos pequeños, y cortamos las zanahorias y aceitunas en trozos similares. En un cuenco grande, mezclamos estos ingredientes con los guisantes y el atún desmigado.
- Añadimos la mayonesa (preferiblemente casera, elaborada con huevos, vinagre, aceite de oliva y sal) y removemos con cuidado hasta que todo quede perfectamente integrado.
- Ajustamos el punto de sal y dejamos reposar en el frigorífico durante al menos un par de horas para que los sabores se integren.
- Al servir, podemos decorar con una ramita de perejil, rallar un poco de yema por encima o añadir algunos encurtidos para darle un toque visual atractivo.
Variantes que enriquecen la tradición
Una de las grandes virtudes de la ensaladilla rusa es su capacidad de adaptación. En Perú, por ejemplo, mantienen el nombre que le dimos los españoles, pero incorporan ingredientes como la remolacha, que le da un característico color rosado, y la sirven tradicionalmente sobre hojas de lechuga.
En España, algunas versiones más gourmet incorporan langostinos o gambas, mientras que otras apuestan por una versión más ligera con mayor proporción de verduras y menos patata y mayonesa, reduciendo así su carga calórica sin sacrificar el sabor.
La ensaladilla rusa en la gastronomía actual
En los últimos años, este plato ha experimentado un auténtico renacimiento. De ser considerada una simple tapa de bar, ha pasado a ocupar un lugar privilegiado en la carta de restaurantes de renombre, donde los chefs la reinterpretan respetando su esencia pero aportando toques de modernidad.
Dani García, chef con estrellas Michelin, ha comentado en más de una ocasión que «la ensaladilla rusa es uno de esos platos que permiten medir la calidad de un restaurante». Y es que, pese a su aparente sencillez, elaborar una ensaladilla perfecta requiere técnica, equilibrio y un profundo respeto por el producto.
Consejos para elevar tu ensaladilla a otro nivel
Si quieres que tu ensaladilla rusa sea inolvidable, toma nota de estos consejos:
- Utiliza guisantes frescos si es temporada (tendrás que hervirlos con el resto de verduras) y bonito del norte de la mejor calidad en lugar de atún convencional.
- Prueba a asar en el horno un pimiento rojo para sustituir a los del piquillo, aportará un sabor más profundo y complejo.
- Prepara en casa tu propia mayonesa casera. Se hace en muy poco tiempo y la diferencia de sabor es notable.
- Ten siempre la precaución, especialmente en verano, de no dejar la ensaladilla fuera del frigorífico durante mucho tiempo para evitar problemas con el huevo de la mayonesa.
- Deja reposar la ensaladilla al menos unas horas antes de servirla para que los sabores se integren perfectamente.
La ensaladilla rusa es mucho más que una simple tapa. Es un plato con historia, con personalidad y con un sabor que ha conquistado generaciones. Un tesoro gastronómico que, pese al paso del tiempo y las modas culinarias, sigue ocupando un lugar privilegiado en nuestras mesas, especialmente cuando el calor aprieta y apetecen platos frescos, sabrosos y con ese punto de nostalgia que nos devuelve a la infancia, a las comidas familiares y a los veranos interminables.
Ya sea como entrante, como acompañamiento o como protagonista absoluta, la ensaladilla rusa es y seguirá siendo uno de los grandes emblemas de nuestra gastronomía. Un plato sencillo pero con alma, que demuestra que, en ocasiones, la verdadera sofisticación reside en la simplicidad bien ejecutada.
