El 1 de noviembre pasadoMachu Picchu reabrió sus puertas, luego de siete meses de clausura.
El icónico momento se festejó con una espectacular ceremonia, rebotada por las principales cadenas noticiosas del mundo. No podía ser de otra manera, ¡es nuestro destino bucket list por excelencia! Sin embargo, la reapertura del sitio es solo el árbol. Si miramos el bosque, esto ha sido el puntapié inicial en el partido por reconquistar nuestro lugar en el turismo global.
La pandemia ha sido devastadora para el sector. Su recuperación será difícil y lenta. Los países saldrán dispuestos a matar, publicitando sus destinos con suma agresividad. Así que, o pisamos el acelerador a fondo, o van a pasarnos por encima.
Es hora de anunciar por todo lo alto que estamos de vuelta y, sobre todo, que somos un destino seguro (recordemos que nos juega en contra haber tenido una de las mayores tasas de contagio). Contamos con un poderoso argumento: el sello Safe Travels, que garantiza nuestros protocolos de bioseguridad. En la región solo lo tienen Argentina, Brasil, Ecuador y nosotros.
El Mincul y Promperú vienen haciendo muy buen trabajo, reabriendo nuestros principales sitios de forma segura; fomentando el turismo interno y receptivo. Algunos pensarán que, dada la coyuntura, este tipo de campañas no son prioridad. Se equivocan. Pocas inversiones reditúan tanto y tan bien como el turismo, generando la reactivación de miles y miles de empleos y trayendo una importantísima inyección de divisas a la economía.
Nos toca, como opinión pública y como peruanos orgullosos, seguir sumando fuerzas. Y por qué no, pedir que se revalúen medidas que no suman sino restan, como la inmovilización en vehículos particulares los domingos o prohibir que menores viajen con sus familias en auto. Esto le corta las alas al turismo interno. ¡Estamos de vuelta, gritémoslo para que el mundo entero lo sepa!
