Periodistadigital América Home
3 segundos 3 segundos
Coronavirus Coronavirus La segunda dosis La segunda dosis Noticias Blogs Videos Temas Personajes Organismos Lugares Autores hemeroteca Enlaces Medios Más servicios Aviso legal Política de Privacidad Política de cookies
-

No veo en fray Ejemplo una quimera

Ángel Sáez García 18 Jun 2025 - 14:00 CET
Archivado en:

NO VEO EN FRAY EJEMPLO UNA QUIMERA

Supongo que, entre los lectores, ora sean o se sientan ellas, ellos o no binarios, que se acercan a mis urdiduras o “urdiblandas” y pasan su vista por ellas, hay una multiplicidad, pluralidad o variedad (que la colectividad siempre ha identificado con el venero o el hontanar del gusto), lo que viene a semejar o ser un abanico abierto de, al menos, una decena o docena de varillas. A unos les gustarán más unos textos y a otros otros; nihil novum sub sole, nada nuevo bajo el sol, como se lee en el bíblico Eclesiastés; lo normal en la república literaria, como otro tanto me acaece a mí con los escritos firmados por otros hacedores.

Hoy otro espontáneo (o alguno de los habituales, que ha decidido ponerse o vestir disfraz nuevo) me ha enviado el correo que había escrito en el que me preguntaba algo que me ha complacido, si estoy contento con el personaje literario que he ideado, fray Ejemplo, una hibridación de tres padres, dos religiosos camilos, a los que llamábamos en Navarrete así, padres (en las camisetas rojas que usábamos los domingos para realizar las carreas de cross o a campo traviesa, se leía esto, PP. Camilos; como desconocía su significado, lo interrogué y me dieron dos soluciones posibles, Padres, a secas, y Postulantado de los Padres Camilos; me quedé con la segunda opción, que acaso no sea la correcta, porque la abreviatura de Estados Unidos, verbigracia, se escribe así: EE. UU.), al que le he concedido los dos primeros apellidos de ellos, Arteaga (como primero) y Piérola (como segundo), y el propio, verdadero (al proverbial fraile ficticio he determinado transferirle el nombre de mi progenitor), Eusebio. Y algo que me ha enojado leer, si estoy ledo con la quimera que me ha salido.

Todo quisque sabe que quimera, según la primera definición que nos brinda el Diccionario de la lengua española de la RAE, es: “En la mitología clásica, monstruo imaginario que vomitaba llamas y tenía cabeza de león, vientre de cabra y cola de dragón”. Pero parece que lo que ha pretendido el espontáneo comunicante con su pregunta es iniciar con este menda la cuarta denotación o significado que da el DLE: “Riña, pendencia, contienda, pelea”.

Si de la mentada hibridación ha salido una quimera, de la unión o fusión de Arteaga, Piérola y Eusebio, por las muestras que he ofrecido, los dichos y los actos que ha coronado o llevado a acabo mi personaje literario, no se colige que arroje fuego, sino prudencia a espuertas, sabiduría a porrillo y sensatez a raudales. El fuego purificador, en el colegio de Navarrete, se dejaba para la festividad de san José, día del padre y del seminario, donde en una pira u hoguera quemábamos lo infructuoso, lo negativo, el odio, los malos rollos.

Aunque les estuve, estoy y estaré, mientras viva, eviternamente agradecido a los religiosos camilos, que me desasnaron y despertaron mis talentos (si alguno tengo) en la citada localidad riojana, tengo claro que soy un agnóstico, ateo o escéptico.

Hay un soneto de Fernando de Palacio, titulado “LA DOCTRINA DE EPICURO”, con el que comulgo (quiero decir, abundo o coincido), salvo por el ultimo verso endecasílabo que lo corona, que desentona (según mi prisma y criterio, pero acepto perspectivas y opiniones discrepantes de la mía, porque tengo más de transigente que de un dogmático):

—No existe la virtud, Dios es un mito, / Humo la gloria y el amor quimera; / El que otra vida tras la muerte espera / No tiene más cabeza que un chorlito.

Ora practique el bien, ora el delito, / La fortuna del hombre no se altera, / Pues al mirar la luz por vez primera, / Ver puede en ella su destino escrito.

Todo es mentira en la excelencia humana, / Y aquel que busque el goce eternamente / Solo ve del placer la sombra vana.

Así de Atenas a la pobre gente / Dijo el gran Epicuro una mañana… / Y se marchó a tomar el aguardiente (que yo me permito mudar por el que le cuadra más: Pero la dejó más inteligente).

   Ángel Sáez García

   angelsaez.otramotro@gmail.com

Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza. Casado (con la literatura —en traducción libre, literaria, “si la literatura no lo es todo, no vale la pena perder una hora con ella”, Jean-Paul Sartre dixit—, solo con […]

Más en El blog de Otramotro

Mobile Version Powered by