VIOLENCIA POLÍTICA Y MEMORIA

La tragedia se repite 34 años después: la historia de Diana Turbay y Miguel Uribe, madre e hijo, asesinados en Colombia

Hoy, 12 de agosto de 2025, Colombia revive heridas abiertas: el asesinato del senador Uribe remite al de su madre, la periodista Diana Turbay, y evidencia la fragilidad de la seguridad política

Diana Turbay con su hijo Miguel Uribe, cuando este tenia 5 años
Diana Turbay con su hijo Miguel Uribe, cuando este tenia 5 años. PD

La muerte del senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay este lunes 11 de agosto de 2025, tras un atentado a boy agarro el pasado 7 de junio en Bogotá, marca un nuevo capítulo en la dolorosa historia de una familia y un país que no logra escapar del yugo de la violencia.

Hace 34 años, su madre, la periodista Diana Turbay, fue asesinada en un fallido operativo de rescate tras ser secuestrada por el cartel de Medellín liderado por Pablo Escobar.

Este paralelismo no es solo un drama familiar; es el reflejo de una Colombia donde el crimen organizado, la fragilidad institucional y la polarización convierten el liderazgo público en una profesión de alto riesgo.

La nación, una vez más, enfrenta el eco de su pasado más oscuro, con un luto que trasciende lo personal y cuestiona la capacidad del Estado para garantizar la seguridad.

El atentado contra Miguel Uribe Turbay, ocurrido en el barrio Modelia mientras hablaba ante simpatizantes, dejó al senador de 39 años luchando por su vida durante dos meses en la Fundación Santa Fe, hasta que una hemorragia cerebral segó su vida.

Las autoridades han detenido a seis personas, incluido un menor de 15 años que disparó, pero la autoría intelectual sigue sin esclarecerse, con sospechas que apuntan a disidencias de las FARC.

Este crimen, calificado como magnicidio por la Fiscalía, revive los años de terror de los 80 y 90, cuando el narcoterrorismo segó las vidas de líderes como Luis Carlos Galán o la propia Diana Turbay, secuestrada en 1990 y asesinada en 1991 en Copacabana, Antioquia.

La memoria de estas pérdidas se entrelaza con el presente, recordando que la violencia política no es un eco lejano, sino una herida estructural que amenaza la democracia colombiana.

La conmoción ha desatado un clamor unánime contra la violencia. Desde el presidente Gustavo Petro, quien expresó su dolor, hasta la vicepresidenta Francia Márquez, que llamó a la unidad, el país busca respuestas.

La muerte de Uribe Turbay, nieto del expresidente Julio César Turbay y figura ascendente del Centro Democrático, no solo deja huérfanos a sus hijos, sino que plantea preguntas urgentes sobre la seguridad de los líderes políticos a menos de un año de las elecciones de 2026.

En un contexto de polarización, donde el crimen organizado sigue desafiando al Estado, el legado de los Turbay se convierte en un símbolo de resistencia y tragedia.

Lo que acaba de pasar y por qué duele tanto

  • El senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay falleció en la madrugada del lunes 11 de agosto en la Fundación Santa Fe, como consecuencia de las heridas del atentado del 7 de junio durante un mitin en Modelia, occidente de Bogotá.
  • El ataque quedó grabado: un agresor en primeras filas disparó a corta distancia mientras el político hablaba; dos asistentes también resultaron heridos.
  • La muerte reabrió el trauma colectivo de los años 80 y 90: magnicidios, secuestros y atentados de cárteles y grupos insurgentes. Hubo marchas masivas y promesas oficiales de reforzar la seguridad de los candidatos.

El paralelismo con su madre no es retórico. En 1990, Diana Turbay fue secuestrada tras caer en la trampa de una supuesta entrevista con líderes del ELN; el plan formaba parte de la estrategia de “Los Extraditables” de Escobar para doblar al Estado. El 25 de enero de 1991, resultó mortalmente herida en un operativo de rescate en Copacabana. En 2025, el hijo muere tras un ataque en campaña. Dos generaciones, dos contextos, la misma constante: la política como objetivo.

Antecedentes: Diana Turbay, periodismo bajo fuego

  • Secuestro: 30 de agosto de 1990, engañada con una entrevista falsa vinculada al ELN, bajo presión de “Los Extraditables”.
  • Desenlace: 25 de enero de 1991, herida de gravedad durante un rescate, muere horas después.
  • Impacto familiar: Miguel Uribe tenía 4-5 años; un vídeo de su infancia despidiéndose de su madre, difundido entonces por televisión, se convirtió en símbolo de una generación marcada por la violencia.

En palabras de la prensa, esa memoria se reactivó tras el atentado de junio y la muerte en agosto. El país vio en esa cinta el recordatorio de un conflicto que cambia de rostro pero no de efectos: familias fracturadas, miedo público y liderazgos truncados.

El atentado de 2025: datos clave y líneas de investigación

  • Fecha y lugar del ataque: 7 de junio, barrio Modelia, Bogotá; ejecución a quemarropa durante un discurso.
  • Fallecimiento: 11 de agosto, tras múltiples cirugías y estado crítico sostenido.
  • Repercusiones: ola de indignación, “marcha del silencio” con decenas de miles de personas, revisión de esquemas de protección y suspensión temporal de actos de campaña por temor a nuevos ataques.
  • Sobre los autores: autoridades reportaron capturas y señalamientos a miembros de células criminales, con hipótesis de coordinación por estructuras del crimen organizado; el gobierno prometió reforzar la seguridad política mientras siguen las pesquisas sobre quién ordenó el ataque.

En este punto, importa subrayar lo que está confirmado y lo que está en curso. Hay avances investigativos y detenciones divulgadas por autoridades; no hay un relato cerrado sobre los determinadores del crimen. La prudencia manda mientras la Fiscalía y la inteligencia amplían la trazabilidad de la cadena de mando.

Continúa el ciclo: seguridad, polarización y Estado

  • La muerte de un precandidato presidencial reaviva la pregunta: ¿puede Colombia asegurar campañas abiertas sin convertir las plazas en zonas rojas?
  • Expertos consultados alertan sobre un posible escalamiento de la tensión política, más que una desescalada, en un clima de radicalización.
  • La “vuelta” del miedo a la política no es solo percepción: es logística, inteligencia, protección, presupuestos y coordinación interinstitucional. Es también retórica responsable.

Aquí cabe una mirada incómoda: con un contexto de crimen organizado en mutación, con economías ilegales robustas y fragmentación del control territorial, la seguridad de líderes opositores y oficialistas se vuelve un indicador de salud democrática. Si falla, el mensaje al ciudadano es simple y devastador: hablar cuesta la vida.

Madre e hijo, 34 años después: el peso de una cifra

  • “34 años después” no es una cifra simbólica vacía. Marca el lapso entre 1991 y 2025 en el que Colombia firmó acuerdos, reconfiguró sus actores armados y modernizó su seguridad… pero no logró blindar del todo la vida pública.
  • La biografía familiar revela el patrón: Diana Turbay, periodista secuestrada y asesinada en el auge del narcoterrorismo; Miguel Uribe, político abatido en tarima en medio de campaña.

La dimensión humana es igual de relevante. Según reportes, Miguel Uribe muere dejando hijos pequeños; uno de ellos tiene cinco años, la misma edad que él tenía cuando perdió a su madre, un espejo doloroso que ya forma parte del relato colectivo de una familia y de un país.

Lo que viene: responsabilidades, protección y narrativa pública

  • Prioridades inmediatas:
    • Aclarar autorías materiales y determinadores con evidencia judicial sólida.
    • Revisar y estandarizar esquemas de protección de candidatos, con auditorías externas y métricas públicas.
    • Coordinar inteligencia financiera para seguir pagos, contratos criminales y redes logísticas.
  • Discurso y memoria:
    • Evitar el uso electoral de la tragedia.
    • Integrar el caso a una pedagogía de seguridad y memoria que incluya la historia de Diana Turbay y otras víctimas.

Sobre el debate político actual, lo central es no perder el foco empírico: Colombia necesita menos consignas y más resultados verificables en prevención, protección y desarticulación de redes. La comparación con los 90 no debe romantizar el pasado ni diluir responsabilidades presentes; debe servir para medir avances y carencias con datos.

Para no olvidar

  • Hecho reciente: muerte de Miguel Uribe Turbay tras ataque en campaña; conmoción nacional y refuerzo prometido de seguridad política.
  • Memoria: secuestro y muerte de Diana Turbay en 1991, en el marco de la presión de “Los Extraditables”.
  • Continuidad del riesgo: el liderazgo público en Colombia sigue bajo amenaza de estructuras criminales que combinan sicariato, infiltración y propaganda.

La fotografía de hoy no es inevitable. Es el resultado de decisiones de seguridad, política criminal y control territorial que se pueden corregir. La historia de Diana Turbay y Miguel Uribe lo dice sin adornos: cuando el Estado no protege la palabra y la plaza, la violencia escribe el titular.

  • “El senador y candidato presidencial colombiano Miguel Uribe Turbay ha fallecido este lunes como consecuencia de los disparos que recibió el sábado 7 de junio.” — EL PAÍS
  • “El político fue baleado cuando hacía campaña en el occidente de la capital colombiana… El ataque, que quedó grabado en video, conmocionó al país.” — LA Times en español
  • “Diana Turbay… fue secuestrada el 30 de agosto de 1990… La tragedia se agravó… perdió la vida el 25 de enero de 1991 durante un intento de rescate.” — Infobae
  • “Fue secuestrada… por los Extraditables… engañada con una supuesta entrevista… y murió horas después del rescate.” — EL TIEMPO

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído