En La Retaguardia de este lunes 12 de mayo, Eurico Campano analiza con Daniel Portero y José Ramón Riera la reciente filtración de mensajes de WhatsApp entre Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español, y José Luis Ábalos, exministro y secretario de Organización del PSOE, que ha incendiado España.
Los mensajes, publicados por el diario El Mundo, revelan una estrategia de control interna dentro del PSOE, donde Sánchez ordenaba a Ábalos disciplinar a los barones críticos del partido, como Javier Lambán, Emiliano García-Page y Guillermo Fernández Vara. Esto ha llevado a acusaciones de autoritarismo y corrupción, generando un debate sobre la gestión interna del partido y su impacto en la política nacional.
Los mensajes muestran a Sánchez instruyendo a Ábalos para que «marque» a estos líderes territoriales, calificándolos de «hipócritas» y ordenando que se les haga «entender que son una minoría» y que deben alinearse con la dirección del partido. Además, Sánchez se muestra molesto con las críticas internas y exige silenciar a quienes cuestionaban la estrategia de alianzas del Ejecutivo, especialmente en relación con los pactos con los golpistas de ERC y el comando político de ETA para aprobar los Presupuestos Generales del Estado.
La filtración ha sido criticada por el ministro Óscar López, que considera «muy grave» la publicación de comunicaciones privadas y ha pedido investigar la filtración. Por su parte, Elías Bendodo, del PP, ha calificando a Sánchez de «Autoritario, sin escrúpulos y con sed de venganza» tras la revelación de estos mensajes. La televisión pública española, TVE, ha sido criticada por su cobertura superficial del tema, dedicando apenas 40 segundos a la noticia y omitiendo detalles clave. En este contexto, el escándalo no solo afecta a la cohesión interna del PSOE, sino que también plantea duros desafíos para el gobierno de Sánchez en un año electoral clave.
En los mensajes, también se destapa el apoyo de Sánchez a Ábalos cuando este fue acusado de prácticas delictivas, lo que ha reforzado las acusaciones de corrupción y protección dentro del partido. Además, la relación entre Sánchez y Ábalos se ha revelado como especialmente estrecha, con Ábalos desplegando un poder relevante en el control del aparato del PSOE y en la ejecutoria de las instrucciones del presidente.
