Es lo de siempre.
El Gobierno Sánchez tiene una especial habilidad a la hora de ver la paja en ojo ajeno, pero se cuidan muy mucho de ver la viga en el propio.
Como ejemplo basta ver la reacción furibunda del ministro de Transformación Digital y Función Pública, el socialista Óscar López, con la publicación de los whatsapps de Pedro Sánchez contra varios de sus dirigentes territoriales cuando estos ponían a caldo los acuerdos del inquilino de La Moncloa con las formaciones de Carles Puigdemont y Arnaldo Otegi.
Gracias a esa filtración, se pudo conocer de primera mano cuál era en realidad lo que Sánchez pensaba de los Javier Lambán (Aragón), Guillermo Fernández Vara (Extremadura) o Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha) cuando sacaban su faz más crítica contra los acuerdos del Ejecutivo socialcomunista con partidos que iban en contra de los intereses de España.
Por eso Óscar López salió como un caballo desbocado a poner en solfa esos whatsapps filtrados del presidente del Gobierno:
Parece muy grave que se publiquen comunicaciones privadas del presidente del gobierno, me gustaría saber si alguien va a investigar esta filtración como se han investigado otras. Y también quiero decirle a toda esta campaña de bulos, de fango de la ultraderecha y de la derecha de este país que este gobierno va a seguir avanzando.
El problema para el también líder del PSOE madrileño es que la hemeroteca es un arma bien diabólica y en las redes está triunfando un vídeo en el que se puede observar a un ufano Óscar López disfrutando de los famosos SMS que el entonces presidente del Ejecutivo, el popular Mariano Rajoy, había mandado a Luis Bárcenas, extesorero del PP, cuando este estaba siendo investigado por la contabilidad B en la formación de la calle Génova 13:
Y la acción, señor Rajoy, fue mandar mensajes al móvil de un delincuente que entraba en la cárcel con cuentas en Suiza, diciéndole aguanta Luis, sé fuerte, aguanta Luis, sé fuerte.