Filtraciones, poder y desconfianza en el socialismo español

Los ‘whatsapps’ secretos de Sánchez a Ábalos ordenándole meter en vereda a los barones socialistas: «Son unos hipócritas»

EL MUNDO revela este 11 de mayo de 2025, en exclusiva, los WhatsApp intercambiados entre 2020 y 2021 por el presidente y quien entonces era su mano derecha, ministro de Transportes y figura clave como secretario de Organización del PSOE

Sánchez con Ábalos y los catálogos de pilinguis
Sánchez con Ábalos y los catálogos de pilinguis. PD

Eran y probablemente siguen siendo, uña y carne.

Y la prueba de que José Luis Ábalos y Pedro Sánchez siempre han actuado coordinados y con objetivos comunes son los mensajes que intercambiaban el líder del PSOE y su Nº-2 y hombre de confianza.

En ese espacio ‘privado y secreto’ se diseñaba la estrategia del marido de Begoña durante sus primeros años de Gobierno, con un propósito claro: silenciar cualquier disidencia.

Nadie podía desviarse del guion oficial, contradecir al líder en asuntos cruciales ni poner en riesgo su plan de permanencia en el poder.

Los barones, en palabras textuales, debían dejar de “molestar” al jefe.

EL MUNDO revela este 11 de mayo de 2025, en exclusiva, los WhatsApp intercambiados entre 2020 y 2021 por el presidente y quien entonces era su mano derecha, ministro de Transportes y figura clave como secretario de Organización del PSOE.

Estos mensajes, hallados en dos memorias en la vivienda de Koldo García, son abracadabrantes: ofrecen un retrato descarnado de la atormentada mente de Sánchez.

En ellos se plasman con claridad sus reflexiones, su visión del poder, sus sospechas hacia Podemos, sus juicios sobre colaboradores aún cercanos y su frustración ante las voces críticas del PSOE. También sus arrebatos, directos y amenazantes, que hacían estremecer a quienes lo rodeaban.

Entre los territorios donde el PSOE no ostentaba el poder en 2020, Andalucía destacaba como la joya más codiciada.

Sánchez, consciente de la urgencia por recuperar terreno en este bastión electoral clave, consideraba que Susana Díaz y su entorno eran un obstáculo. En las conversaciones con Ábalos, se percibe una profunda inquietud por la situación de esta federación.

El presidente se involucraba en cada detalle, hasta en el comentario de un cuadro intermedio de Jaén que pudiera agitar el avispero más pequeño.

El socialismo español vuelve a ser protagonista de las portadas, y no precisamente por sus logros de gestión.

En pleno 2025, la filtración de comprometidos mensajes de WhatsApp debería sacudir al PSOE, pero la impresión es que no queda ya ni vida en ese partido, transofrmado en una empresa de colocación.

No se trata de una anécdota menor: el contenido muestra una estrategia coordinada para neutralizar a los líderes territoriales díscolos y consolidar el control férreo de la dirección nacional sobre unas federaciones cada vez más desangeladas.

El escándalo no solo afecta a los cuadros del partido, sino que pone en evidencia hasta qué punto Sánchez maniobraba entre bambalinas para “marcar” y controlar a los barones, especialmente a los presidentes regionales críticos como Javier Lambán (Aragón), Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha) o Guillermo Fernández Vara (Extremadura).

«Hay que marcarles, son unos hipócritas», ordenaba Sánchez a Ábalos en referencia directa a estos líderes territoriales. La consigna era clara: silenciar las disidencias internas antes de que se convirtieran en un problema mayor.

Manual de resistencia… en formato chat

Quien pensara que el famoso “manual de resistencia” de Pedro Sánchez era solo un eslogan editorial se ha topado con su versión más cruda y realista: un chat privado convertido en cuartel general virtual. En estos intercambios, el presidente no ahorra calificativos ni estrategias para doblegar a quienes cuestionan su autoridad o critican los pactos parlamentarios con partidos como EH Bildu. Cuando Vara se mostraba indignado por el peso de Otegi en la negociación presupuestaria, Sánchez no dudaba en calificarlo de «impresentable» y ordenaba a Ábalos telefonearle para “llamarle al orden”.

La situación se repetía con otros líderes autonómicos. Las entrevistas críticas de García-Page eran calificadas directamente como “vomitivas”, mientras que Ábalos y Santos Cerdán recibían instrucciones precisas para frenar cualquier atisbo de rebeldía. El caso andaluz merece capítulo aparte: sobre Susana Díaz, Sánchez sentenciaba sin rodeos —»Susana sí que está jodida»—, evidenciando su intención de relevarla por un candidato más afín, operación que culminaría con el ascenso de Juan Espadas en 2021.

El menguante poder territorial del PSOE

Las turbulencias internas llegan en el peor momento para el PSOE. El partido afronta una dura travesía por el desierto tras perder la mayoría del poder autonómico en las elecciones municipales y regionales de 2023. Apenas unas comunidades —Asturias, Castilla-La Mancha y Navarra— resisten bajo bandera socialista, mientras feudos históricos como Andalucía o Extremadura han pasado a manos populares.

La estrategia reciente ha sido clara: Sánchez intenta recomponer el partido desde dentro ante un horizonte sin elecciones inmediatas. El presidente ha recorrido más de 13.600 kilómetros en lo que va de año, participando en congresos regionales para apuntalar liderazgos afines e intentar cerrar heridas abiertas. Sin embargo, las encuestas auguran nuevos reveses en regiones clave como Andalucía —el antiguo granero socialista— donde la vicepresidenta María Jesús Montero no logra movilizar al electorado frente al sólido liderazgo del popular Juanma Moreno.

Esta pérdida progresiva de poder territorial no es solo una cuestión electoral: supone también la erosión del contrapeso tradicional que ejercían los barones frente a Ferraz. Sánchez parece haber asumido que controlar las estructuras internas del PSOE es más prioritario que ganar gobiernos autonómicos; una apuesta arriesgada pero coherente con su modelo centralizado de liderazgo.

Pactos de silencio y supervivencia política

Un aspecto especialmente jugoso es cómo esta filtración revela los pactos tácitos (o no tanto) entre Sánchez y Ábalos. A pesar del desgaste público y judicial sufrido por el exministro tras la trama Koldo, sorprende el relativo silencio oficial desde Ferraz respecto a su figura. La explicación parece estar en estos mensajes: Ábalos sobrevive políticamente más por lo que calla que por lo que dice, manteniendo así un delicado equilibrio con la dirección nacional.

Este pacto de no agresión ha permitido a Ábalos conservar cierto margen dentro del partido, mientras Sánchez evita abrir otro frente interno cuando más necesita cohesión.

Curiosidades y datos adicionales

  • Los mensajes filtrados cubren años clave (2017-2021) e incluyen discusiones tanto sobre asuntos internos como sobre temas de Estado.
  • La Guardia Civil localizó dos dispositivos USB con estas conversaciones durante los registros domiciliarios relacionados con el caso Koldo.
  • La reacción interna ha sido más de preocupación que de sorpresa: muchos cuadros ya intuían este tipo de maniobras desde hace tiempo.
  • El antiguo despacho de Ábalos en Ferraz era considerado uno de los centros neurálgicos del poder socialista.
  • El ‘efecto Illa’ es la única excepción positiva para el PSOE fuera del Gobierno central tras lograr la presidencia catalana; sin embargo, difícilmente replicable en otras regiones.
  • En Andalucía, se espera una batalla interna entre Montero y Espadas por liderar la próxima candidatura socialista ante un escenario adverso como nunca antes.
  • Algunos veteranos recuerdan entre risas amargas cómo hace apenas diez años hablar mal del secretario general podía costar un puesto… ahora puede costar toda una federación.

Si algo dejan claro estos ‘whatsapps’, es que en el PSOE actual pocos movimientos quedan al azar… aunque algunos terminen saliendo a la luz gracias a un pendrive olvidado.

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