Los españoles levantan su voz luego de un apagón inédito y de un caos ferroviario que retrata la incompetencia y corrupción del Gobierno de Pedro Sánchez.
Plataforma por la España Constitucional, que agrupa hasta 129 asociaciones civiles, ha llamado a manifestarse este sábado las 12:00 horas para exigir la dimisión del líder del PSOE y la convocatoria inmediata de elecciones generales, en lo que promete ser una de las protestas más multitudinarias de los últimos meses.
El discurso guerracivilista, el autoritarismo, la colonización institucional y la corrupción que rodea al Gobierno, al partido y al círculo íntimo de Sánchez son motivos más que suficientes por separado para exigir la salida de un presidente. Y juntas, son cóctel que pone en serio peligro la democracia de nuestro país.
El caso Begoña, la trama de corrupción socialista conocida como el caso Koldo, el caso Tito Berni, el del fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, la amnistía inconstitucional ‘cocinándose’ para Puigdemont, los indultos para los independentistas golpistas y para los corruptos del ERE; la política energética guiada por la ideología y no por los lineamientos de científicos y expertos o la persecución a medios críticos y a los jueces, son motivos más que suficientes para exigir la dimisóin de un Gobierno que nos aboca al tercermundismo.
Este y otros asuntos de actualidad son tratados por Alfonso Rojo en el ‘24×7’ de este viernes, 9 de mayo, junto a la periodista Patricia Rodríguez.
TODOS A LA PLAZA COLÓN
Madrid se cita en Colón: una marea cívica clama por dignidad y elecciones
Este sábado 10 de mayo, a las 12:00, la emblemática Plaza de Colón de Madrid se prepara para vibrar con el pulso de miles de ciudadanos que, bajo el lema “Por la dignidad de España: Sánchez dimisión, elecciones ya”, alzarán la voz en una gran manifestación cívica. Convocada por la Plataforma por la España Constitucional, que reúne a 129 asociaciones de todo el país, la protesta promete ser un clamor popular contra lo que los organizadores denuncian como una “crisis institucional sin precedentes” y un “deterioro democrático” bajo el Gobierno de Pedro Sánchez.
No es la primera vez que la sociedad civil toma las calles. Hace apenas seis meses, el 20 de octubre de 2024, la Plaza de Castilla fue testigo de una movilización similar, donde miles —25.000 según la Delegación del Gobierno, 400.000 según los convocantes— exigieron lo mismo: la dimisión del presidente y elecciones anticipadas. Este sábado, Colón será el nuevo epicentro de un movimiento que, aseguran, no responde a colores políticos, sino a un sentir compartido: la defensa de los valores constitucionales y la democracia.
Entre banderas de España y pancartas que ya anticipan consignas como “Sánchez, a prisión” o “España no paga a traidores”, la concentración contará con oradores de peso, como Alejo Vidal-Quadras, exvicepresidente del Parlamento Europeo, o Amalio de Marichalar, presidente de “De español a español por la Constitución”. Habrá música en directo, lectura de manifiestos y un ambiente que los organizadores prometen “pacífico y familiar”. Para facilitar la asistencia, se han organizado autobuses desde más de 30 provincias —de Sevilla a Zaragoza, pasando por Málaga y Alicante—, en un esfuerzo logístico que refleja la magnitud de la convocatoria.
El malestar tiene raíces profundas: desde las críticas a la ley de amnistía y las cesiones al independentismo, hasta los escándalos de corrupción que salpican al entorno del Gobierno, como el caso Koldo o las investigaciones sobre Begoña Gómez. Los convocantes señalan también la “colonización” de instituciones públicas y los ataques a la prensa libre como síntomas de una deriva que exige una respuesta en las urnas.
Con el respaldo explícito de PP y Vox, aunque la Plataforma insiste en su carácter transversal, la manifestación se perfila como un termómetro del descontento social. “No es izquierda, derecha o centro; es democracia”, subrayan. Mientras Madrid se prepara para un sábado de emociones fuertes, una cosa está clara: la Plaza de Colón no será solo un escenario, sino un altavoz de una ciudadanía que pide, a gritos, recuperar su voz.
