El sentido de la estética es algo muy personal que, lejos de evolucionar a lo largo de nuestra vida, permanece adormecido en un rincón oculto de nuestro ser; tal vez como vestigio, memoria arcana, de anteriores existencias, quedando como seña de identidad de una vieja alma, que no recuerde quién fue, ni de dónde vino, pero que sabe perfectamente qué es lo que le agrada, cuando, cerrando los ojos, recuerda la pureza de la nada.
Estética, canon, modelo; belleza fría que sonríe y engaña; grata voluptuosidad que, enturbiando los sentidos, acaricia y seduce al alma desnuda y deshojada.

