El pretencioso y petulante discurso de ´la superioridad moral´ de un colectivo, sobre el resto, no piensen ustedes que es algo nuevo que inventa la izquierda, y reivindica como signo distintivo de su tropa.
No. Ese ´mantra´ es tan viejo como la civilización misma; y aunque los grupos que lo han ido usando a lo largo de los siglos han sido diferentes, todos han tenido un mismo denominador común: su desvergonzada hipocresía.
Históricamente, el colectivo de hipócritas más conocido en la antigüedad, y que creó escuela, fue el de los fariseos, a los que Jesucristo caló bien: “Hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera se muestran hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia”.
Un colectivo más reciente sería el de los puritanos y ´civilizados ́ anglosajones y sus ínfulas de ´superioridad moral´, sobre el resto de pueblos y razas. Aquellos anglicanos protestantes que en 1601 publicaron la ley «Bethelem Ban», castigando con pena de muerte a los católicos que se atrevieran a ´montar un belén´ en Navidad, o fuera de ella, estando dicha ley en vigor hasta bien entrado el siglo XIX.
Y más recientemente, en la España Republicana, la izquierda frente populista, ´la de la superioridad moral´, condenó a muerte y ejecutó, no por el ´delito´ de montar un belén en sus casas, sino por ser sospechosos de hacerlo. O, lo que es lo mismo, simplemente por el ´delito´ de ser católicos. Entre el 7 de noviembre y el 4 de diciembre de 1936, miles de personas, hombres y niños fueron ejecutados, apenas dos semanas antes de la Navidad. De su martirio dan fe miles de tumbas en Torrejón de Ardoz y Paracuellos del Jarama, en Madrid. De ahí el actual y ´progresista´, berrido guerra civilista: ¡Arderéis como en el 36!
Como en casi todo, nada nuevo bajo el sol.
Los mismos perros, con distintos collares.

