Esperanza Aguirre firma una tregua con Mariano Rajoy hasta las elecciones de mayo tras montar una bronca monumental y amenazar con no ser candidata si no controlaba el PP madrileño hasta entonces. Sin embargo, Aguirre abre nuevos frentes: se desmarca ideológicamente de Cristina Cifuentes y critica el legado «megalómano» de Gallardón en Madrid.