(o “Cada hora del año pasado, casi trece parricidios. O más”).
En una de las cinco páginas que, en la parte gráfica, dedica el diario ABC, de hoy, edición de Madrid, a lo que ahora han dado en llamar “ENFOQUE”, ha leído mi señoría, en una especie de “entradilla” a lo que sería un pié de dos fotos (¡qué complicado, caramba!): “Tomas de posesión en La Moncloa y Sevilla”. Y, a continuación, este título: “El Gobierno de Rajoy perfila sus prioridades”. Y miren vuesarcedes por dónde, precisamente este frontispicio, que diría mi cursilísima señoría, se me ha ocurrido ponerle cuatro letras (es un decir), para la sección de “Cartas al Director” del susodicho rotativo (sigue mi extravagancia), sugiriéndole la que para este escribidor es la prioridad por excelencia entre todos los múltiples quehaceres que ese prodigio de ex Presidente, señor Rodríguez, le ha legado a don Mariano como herencia de tierra quemada, al irse, en su Séptimo Año Triunfal, a Somosaguas, con todo pagado. Y en esa “Carta” que, si quieren publicarla tendrán de reducirla, por lo larga que es, decía mi señoría “ad pedem litterae”, que:
“Este flamante Gobierno anda, a la sazón, estableciendo prioridades para determinar cuáles son los problemas de mayor calado y cuya solución es más urgente para obviamente ocuparse de ellos en primer lugar e intentar resolverlos, lo antes posible. Sin embargo, yo no he visto ni en la prensa ni en ningún otros medio que se esté considerando, entre los embolados que nos ha dejado en herencia el “glorioso” gobierno del señor Rodríguez, que nunca pagará el mal que le ha hecho a España, aunque ésta, es decir, nosotros, los contribuyentes, seguiremos pagándole a él, de por vida, un retiro que nunca se ganó; entre los embolados está, para la mayoría de los votantes del PP, la abolición de la Ley de la Salud Sexual y Reproductiva y de la Interrupción Voluntaria del Embarazo. O sea, la Ley del aborto. Esa Ley que se gestó en el ministerio de Igualdad (a cualquier cosa llaman chocolate las patronas), bajo la supervisión de doña Bibiana Aído (de tal palo, tal astilla), a mi juicio habría de considerarla el nuevo Gobierno, sí o sí, abolirla sin más, ya que, según el dato que ha difundido últimamente el Ministerio de Sanidad, durante el año 2010 se realizaron 113.013 abortos, es decir, parricidios, lo que equivale a un promedio de más de 300 asesinatos diarios, es decir, a casi 13 crímenes por hora. Y si el año de referencia hubo más abortos que el anterior, o sea, si el fenómeno es creciente, ¿no urge más que nada, tratar de resolver, en lo posible, el tema en cuestión?
Contra la citada Ley, que entró en vigor el día 5 de julio del pasado año, el PP había elevado un recurso de presunta inconstitucionalidad al TC, que presentó el señor Trillo, solicitando a su vez que se suspendiera de forma cautelar su aplicación, hasta que el propio TC diese su veredicto. Denegada esta solicitud, el propio señor Trillo prometió que en cuanto accediera su partido al poder, la Ley sería derogada. El señor Rajoy, actual Presidente del Gobierno, preguntado al respecto respondió por aquel entonces (principios de junio del 2010) que aún no era hora de formular promesas electorales.
Desconozco si, llegada la hora de tales promesas, el señor Rajoy se pronunció al respecto. Lo que sí sé es que la mayoría de sus votantes creemos que lo de tratar de ponerle coto al aborto, a la dispensación de la píldora del día después (otro abortivo), etc. es algo más urgente incluso que el problema del desempleo.
Que cada hora que pasa sean asesinados casi trece seres humanos, en el vientre de sus propias madres, que han contratado sicarios para que cometan, de su parte, los parricidios correspondientes, es algo muy fuerte. ¿Qué problema puede priorizar a ese? Y la excusa de que el tema está en el Tribunal Constitucional y hay que esperar su fallo, no vale. ¿Cuánto va a tardar en emitir ese fallo? ¿Y cuál va a ser?”. (Sic. Fin de la cita, Margarita).
Lo de Margarita es un ´supongando´, pues refiérese uno a todos y a cada quien que leyera o leyese esta perla literaria para su formación, empero sin mamandurrias adicionales, pues ha dicho el señor Wert, minister of Education and Sports Cultra: “Vamos a acabar con la cultura de la subvención”. ¡Vale! Con tal de que no acabemos con los deportes y con la educación… ¿O no?
27-12-2011.
