(o “¿Para qué sirve una holgadísima mayoría absoluta?”).
La cosa es demencial. Mi señoría, que siempre lo ha sabido todo o, por mayor modestia todavía, casi todo, se encuentra ahora con que no se explica cómo un partido político que alcanza el Gobierno por una sensible mayoría de votos, hace lo que hace y deja de hacer lo que de hacer deja. Y el Gobierno solicita al señor Rajoy que recurra ante el T C la inconstitucionalidad de lo que se hace en Cataluña, lo de tener que pagar un euro por cada receta, siendo así que está previsto que se haga lo mismo en la Comunidad de Madrid, que regenta el PP. ¿En qué quedamos? Pero esto es demencial. ¿Los “nuestros” van a recurrir contra los “nuestros”? ¿Es que quieren que nos hagamos de los “otros”? Pues lo parece…
Eso del euro por receta va a acabar con mi chaveta. No, lo que ocurrirle puede a mi chaveta es que esté obsoleta, y perdóneseme el pareado. Dolencia de octogenarios, claro. ´Acarajotamiento senil´ que lo denominamos otros sabios como yo . En efecto: a mi señoría no le cabe en su cacumen o caletre, que se pueda organizar un follón como el que ya se ha organizado con lo del pavo por prescripción médica. Y luego dicen que los políticos vienen a resolvernos los problemas… Uno diría, y con razón, que a lo que vienen es a creárnoslos. Y luego, si quieren y pueden, resolverán algunos, pero todos, lo que se dice todos…, “ni forgoten do peluco” o, en la lengua de vuesarcedes, en español, “ni hablar del peluquín”. Y, en efecto, a rio revuelto, me llevo todo lo envuelto.
La cosa ésta ha empezado también en Cataluña. No he dicho la cosa “nostra” sino la cosa ésta, que no es igual porque no es lo mismo, y mi señoría no sabe si todo lo que, a la sazón, están difundiendo los “mass media”, que dicen que ha venido ocurriendo desde tiempo casi inmemorial, en tierras catalanas, es verdad o no. Hombre, es que si es cierto… Pero, en fin, ocupémonos del estado general del paciente, por no decir del estado general del Estado, para no caer en reincidencia de vocablos no sólo parónimos sino homófonos y aún homógrafos, o sea, ocupémonos de la anamnesis (del griego αναμνησις, anámnesis = traer a la memoria) en sí del paciente (del lat. patiens, -entis, part. act. de pati, padecer, sufrir), es decir, para la gente inculta e ignara (que no para vuesarced) que gusta (de) leer lo que sabiamente garabatea mi señoría, lo que tan culta y etimológicamente justificado he dicho, no ha sido ni más ni menos, que lo que vamos a hacer en la cuchufleta o chirigota hodierna, es estudiar el historial médico del Estado (del Estado español, que no podía ser de otro), poniendo especial énfasis en el ´statu quo´ actual más que en su historial médico de todo el pasado, porque eso sería el cuento de nunca acabar. En román paladino: habría poco pan para tanto chorizo.
¿Qué coño, con perdón, acontece en España? Para mi señoría lo que ocurre o, mejor dicho, la etiología de todo esta patología generalizada no es otra que una falta de valentía que no tiene límites, y que eso provoca que aquí cada quien haga lo que le da la gana, y como dice uno siempre, aquí “peace” (léase “pis”) y después gloria. Y, por lo del “pis”, hay que prohibir verter ´aguas menores´. Si aquí hubiera o hubiese “autoritas” y no nos saltáramos o saltásemos las leyes a la torera, ya veríamos, tanto vuesarcedes como mi señoría, cómo se acababa la bufa, mofa, befa o mas vulgarmente cachondeo que nos traemos todos, porque, siempre a juicio de este sabio y modesto escribidor, vengan huelgas, vengan manifestaciones, vengan incumplimientos por doquier…Pero bueno, señor Presidente del Gobierno, ¿es que no hay nadie en su equipo que sea capaz, que tenga las gónadas masculinas–por no decir cojones, por si hubiera o hubiese niños despiertos aún- suficientes para mantenernos en paz y hacernos cumplir nuestras obligaciones y las leyes vigentes? ¿No son ustedes los que organizan esos eventos multitudinarios con la presencia de los más altos y severos organismos del Estado y los personajes más votados (¡qué pena que no sean botados automáticamente, si no cumplen lo que prometen o juran!), y ello en presencia de Su Majestad el Rey y del Notario Mayor del Reino? ¿Lo son o no? Ah, mi señoría se temía que todo fuera o fuese fruto de una ensoñación o de un delirio, debido a su (o sea, a mi) ´acarojatamiento señil´, pero no, porque me pellizco y me duele…, ¡vaya si me duele…! A veces pienso que casi tanto como a don Miguel de Unamuno, aquel caballero vasco que tenía reaños para escribir «¡soy español, español de nacimiento, de educación, de cuerpo, de espíritu …!”. Vayan vuesarcedes ahora por aquellas tierras e insinúen algo parecido, a ver qué les pasa.
Bueno, todo esto venía a propósito de lo del euro por receta. Si vuesarcedes me lo permiten, mi señoría va a ir concluyendo, porque estoy temiendo que se vaya a apoderar de mí una descarga tal de adrenalina que luego no va a haber quien me ´desadrenalinice´. Tan irritable, quisquilloso y con tendencias a morder y cocear me siento que … Sí, más vale que me tranquilice, porque si no, aquí, donde casi nadie cumple las leyes, las estructuras actuales -y las anteriores, más, por supuesto- pueden ser capaces de acabar con un octogenario en el trullo. Y si no lo hacen quizá sea porque no les llamen maricomplejines, que no por falta de ganas.
Así es que, como mi señoría tiene ya escritas tres chirigotas más, tres, acerca del que iba a ser hoy el cuerpo del delito de ésta, de esta chirigota, y cuando las escribí debía estar más sedado y por consiguiente resultaron menos punibles al régimen establecido, ´pinchen´ en “Lo del pavo por receta, un dolor más de chaveta”, en “A pesar del euro por receta (1)” y en “A pesar del euro por receta (y 2)” . Y leídos y captado que hayan los mensajes, pongan atención vuesarcedes en cómo suele acabar últimamente mi señoría, o sea, yo, los innumerables Comentarios que dedico a casi todo lo que se escribe a mi alrededor:
Solácense, ¡caramba!, que la vida es bella tanto para ellos como para ellas! Para los políticos, claro. ¿O no?
17-12-2012.
