Imagínate pasear por la exuberante selva de la isla Jicarón, en el Parque Nacional Coiba de Panamá, y toparte con un grupo de monos capuchinos cariblancos cargando con bebés… que no son suyos.
Y ni siquiera de su propia especie. No, no es el argumento de una comedia disparatada ni un documental sensacionalista.
Es la última y desconcertante noticia que ha puesto patas arriba a la comunidad científica internacional: jóvenes monos capuchinos han comenzado a secuestrar crías vivas de monos aulladores, en un comportamiento jamás visto antes entre primates silvestres.
La escena, digna de un thriller selvático, fue captada por cámaras trampa instaladas en la isla desde 2017.
La primera evidencia apareció en enero de 2022: un macho subadulto—bautizado por los investigadores como Joker—portaba a una cría de mono aullador sobre su lomo. Pronto otros jóvenes imitaron la conducta.
¿El motivo?
Lejos de tratarse de una estrategia para obtener alimento o defender territorio, todo apunta a que lo hacen… por puro aburrimiento.
El enigma del secuestro: ¿adopción, juego o simple moda cultural?
En la naturaleza, no es raro observar casos extraordinarios de adopción entre especies diferentes, aunque suelen ser hembras las que adoptan crías ajenas por instinto maternal o práctica del cuidado parental. Pero lo que ocurre en Jicarón desafía cualquier manual: aquí los protagonistas son machos jóvenes, sin vínculo aparente con las crías secuestradas ni beneficio evidente para ellos.
Durante meses, al menos once crías fueron portadas por estos capuchinos durante días e incluso más de una semana, aferradas al lomo o vientre de sus secuestradores. Los científicos han descartado intenciones agresivas: no hubo ataques directos ni daños físicos inmediatos hacia las crías. Sin embargo, los capuchinos tampoco podían alimentarlas, y varias murieron por desnutrición tras ser abandonadas.
Los expertos barajan varias hipótesis:
- Tradición social: El comportamiento se habría extendido rápidamente entre los jóvenes por imitación, como ocurre con las modas humanas.
- Aburrimiento: La ausencia de depredadores y la abundancia de recursos en Jicarón proporcionan mucho tiempo libre y pocos retos.
- Curiosidad innata: Los capuchinos son famosos por explorar e innovar; ya habían sorprendido usando piedras como herramientas para abrir nueces y mariscos.
Como señala Zoë Goldsborough, investigadora del Instituto Max Planck, “esto nunca se ha observado en ningún otro lugar ni especie. Quizá el aburrimiento y el tiempo libre sean el motor de esta invención”.
¿Un peligro para los humanos? Pánico injustificado (por ahora)
Ante este comportamiento insólito surge inevitablemente la pregunta: ¿son los monos capuchinos un peligro para las personas? La respuesta corta es no. Estos primates no muestran conductas agresivas hacia humanos y sus interacciones se limitan al ámbito interespecífico dentro del ecosistema insular. El riesgo real asociado con ellos está más relacionado con posibles zoonosis (enfermedades transmitidas entre especies) o accidentes indirectos vinculados a la convivencia forzada por el turismo o la urbanización.
En cambio, es mucho más frecuente que los humanos representen un riesgo para ellos: atropellos, capturas para mascotismo y electrocuciones causadas por infraestructuras eléctricas forman parte del día a día negro para muchos primates panameños.
¿Están en peligro de extinción estos primates panameños?
Tanto los monos capuchinos cariblancos (Cebus capucinus imitator) como los monos aulladores (Alouatta palliata coibensis) comparten hábitat en la isla Jicarón sin competir directamente por recursos alimenticios gracias a sus dietas diferenciadas. Sin embargo, ambos enfrentan desafíos conservacionistas.
- Los monos aulladores han sufrido recientemente graves episodios de mortandad por golpes de calor y deshidratación tanto en Panamá como en México y Costa Rica.
- Los capuchinos también están amenazados por la pérdida del hábitat, atropellos y el tráfico ilegal para mascotismo.
Aunque no todas las poblaciones están catalogadas como “en peligro crítico”, sí existen focos importantes donde su supervivencia depende directamente del monitoreo científico y las medidas de protección ambiental.
Monjes capuchinos: cerebros inquietos y maestros del ingenio
Más allá del insólito caso panameño, el mono capuchino es célebre por su inteligencia excepcional dentro del reino animal. De hecho:
- Son uno de los pocos primates americanos capaces de usar herramientas con destreza (piedras para abrir frutos duros o mariscos).
- Su vida social es rica y compleja; forman grupos jerárquicos donde se transmiten tradiciones culturales.
- Han protagonizado estudios sobre empatía animal e incluso han sido entrenados para ayudar a personas discapacitadas debido a su capacidad cognitiva.
Curiosidades sobre estos fascinantes primates
- Los capuchinos reciben su nombre porque su pelaje blanco recuerda al hábito de los monjes capuchinos.
- En ocasiones han sido observados lavando alimentos antes de comerlos—aunque no todos prefieren hacerlo.
- Su memoria espacial les permite recordar durante años rutas y localizaciones clave dentro del bosque.
- Pueden vivir más de 40 años en cautividad; en libertad rara vez superan los 25 años.
En definitiva, lo que sucede hoy en la isla Jicarón es un recordatorio cautivador (y algo inquietante) del potencial creativo—y también impredecible—de nuestros parientes evolutivos más cercanos. La próxima vez que veas un mono capuchino pensativo mirando el horizonte… quién sabe qué estará tramando.
