Hay algo irresistible en las películas consideradas malas por la crítica y el público.
A día de hoy, 16 de agosto de 2025, títulos como The Room o Plan 9 from Outer Space siguen llenando salas en sesiones especiales, donde se celebran con entusiasmo sus defectos narrativos, actuaciones inverosímiles y guiones delirantes.
El fenómeno va mucho más allá del simple “hatewatching” —ese placer culpable de ver algo solo para criticarlo— y se ha convertido en una forma colectiva de disfrutar el cine desde la ironía y la camaradería.
¿Por qué nos atraen estos desastres cinematográficos?
Expertos señalan que ver películas consideradas pésimas satisface el deseo de compartir una experiencia absurda con otros, reírse de lo imposible y, en muchos casos, disfrutar del espectáculo del fracaso.
Algunas cintas incluso se transforman en obras de culto, superando en popularidad a muchas producciones convencionales.
Samurai Cop is a 1991 American direct-to-video action film that has attained cult classic status due to its unintentional humor. pic.twitter.com/OZSiGjz2Xp
— Bad Spit (@BadSpit) October 20, 2023
El arte de amar lo imperfecto: curiosidades y datos locos
- Las proyecciones de The Room suelen incluir guerras de almohadas y lanzamiento de cucharas de plástico a la pantalla.
- En Plan 9 from Outer Space, el actor principal falleció durante el rodaje; fue reemplazado por alguien totalmente distinto que aparecía cubierto por una capa para ocultar el cambio.
- La película Miami Connection mezcla rock, taekwondo y ninjas traficantes en Miami. Su argumento tan absurdo la convirtió en un clásico underground.
- Birdemic: Shock and Terror destaca por sus efectos especiales tan rudimentarios que generan carcajadas involuntarias; los pájaros parecen pegatinas animadas sobre la imagen.
- En festivales especializados como CutreCon (Madrid), las películas más malas reciben ovaciones y premios a la incompetencia creativa.
¿Qué convierte a una película mala en fenómeno?
El público busca experiencias diferentes. Ver una cinta fallida ofrece:
- Diversión colectiva: reírse juntos del desastre técnico o argumental.
- Participación activa: los fans inventan rituales para cada título.
- Espíritu gamberro: se disfruta como un acto de rebeldía ante la industria tradicional.
- Identificación: muchos encuentran en estos filmes un espejo imperfecto que los conecta con lo humano y falible.
Además, las plataformas digitales han disparado el consumo de títulos fallidos. Netflix registró millones de espectadores para películas con puntuaciones bajísimas en Rotten Tomatoes; La madre de la novia (13% aceptación) y Atlas (19%) superaron a éxitos como Minions.
Listas y rankings: los fracasos más célebres
Las clasificaciones varían según el criterio (crítica profesional, puntuación popular o efecto viral), pero hay consenso sobre varios títulos infames:
Top 10 mundial según IMDb y Rotten Tomatoes
| Puesto | Título | Año | Puntuación IMDb | Curiosidad destacada |
|---|---|---|---|---|
| 1 | Disaster Movie | 2008 | 1,9 | Parodia sin sentido |
| 2 | Manos: The Hands of Fate | 1966 | 1,7 | Rodada con presupuesto ínfimo |
| 3 | Birdemic: Shock and Terror | 2010 | 1,7 | Pájaros digitales “de Paint” |
| 4 | Los superbabies | 2004 | 1,5 | Bebés superhéroes imposibles |
| 5 | Saving Christmas | 2014 | 1,3 | Moralina navideña excesiva |
| 6 | La bella y la bestia | 2008 | 2,0 | Versión muy alejada del original |
| 7 | House of the Dead | 2003 | 2,1 | Adaptación fallida de videojuego |
| 8 | La máscara 2 | 2005 | 2,3 | Secuela desastrosa |
| … | … | … | … | … |
Otras cintas destacadas por su fama negativa incluyen:
- Plan 9 from Outer Space (1957): zombis y extraterrestres sin lógica narrativa.
- The Room (2003): diálogos absurdos y tramas sin sentido, pero venerada por fans.
- El ciempiés humano 3 (2015): propuesta grotesca llevada al extremo.
- Una película serbia (2010): notoriedad por su contenido extremo.
¿Por qué siguen triunfando?
El éxito inesperado de estas películas reside en varios factores:
- La nostalgia y el placer de lo kitsch.
- El boca a boca digital y los memes.
- La búsqueda constante de nuevas experiencias audiovisuales.
- El cambio en los hábitos de consumo: las plataformas ofrecen acceso inmediato a cualquier rareza.
Al final, lo que era un fracaso se convierte en éxito alternativo. Como dice el crítico argentino Leonardo D’Esposito: “La película que amamos odiar es ya parte esencial del catálogo moderno”. Y así seguirá siendo mientras busquemos historias capaces de sorprendernos… aunque sea por lo malas que son.

