Y Dios les dijo a los gitanos: Caminarás por el mundo,
hasta que todos entiendan que lo que más importa es,
la familia, el amor y la libertad.
Alrededor de 1425, los gitanos llegaron a España por los Pirineos, siendo inicialmente recibidos con curiosidad y hasta hospitalidad como peregrinos, obteniendo salvoconductos reales como el de Don Juan de Egipto Menor, pero pronto enfrentaron persecución y leyes discriminatorias bajo los Reyes Católicos, que buscaban homogeneizar la cultura, marcando el inicio de siglos de exclusión y discriminación que perduran en parte hoy, a pesar de su profunda y resiliente contribución cultural, especialmente al flamenco.
El aniversario de la llegada de los gitanos a España, hace 600 años, ha inspirado la composición de la misa flamenca sinfónica para coro y orquesta bajo el título, “Así reza mi pueblo”, compuesta por el músico y director de orquesta extremeño Francisco Suárez, que se estrenó en la noche del pasado 13 de diciembre en el Teatro Auditorio de San Lorenzo de El Escorial de la Comunidad de Madrid, con gran gratitud, por parte del mundo gitano, como por los curiosos que deseaban contemplar este acontecimiento único y que ha superado seis siglos de existencia contra viento y marea de las defensas y ataques de los diversos gobiernos y monarquías durante este largo periodo, haciendo que su mundo fuese itinerante y sin un establecimiento fijo.
Para el compositor de “Así reza mi pueblo”, el pueblo gitano, como todos los pueblos de la tierra, tiene la necesidad de conectar su espiritualidad con lo divino utilizando el lenguaje universal de la música: de ahí, la música hecha oración, esta oración gitana en clave de misa flamenca”. Esta composición fue pensada para ser ejecutada durante la celebración de una misa o, como en este caso, para interpretarla a la manera tradicional de concierto.
Todo un bello y espectacular recital con la intervención de cantaores, y la Orquesta Sinfónica de Triana, acompañados de solistas como Ostalinda Suarez en la flauta travesera; Cristóbal Sanchez en la percusión; Pakito Suarez en el piano y trompeta y el guitarrista Jerónimo Montoya En el cante estaban Salome Pavón, Dani Castro y Ismael Salomando.
Un recital compuesto y dirigido por Francisco Suárez, y su presentación en el coliseo madrileño de San Lorenzo del Escorial, conmemorando, la noche del domingo 13 de diciembre la llegada de los gitanos a España hace seiscientos años.
El músico extremeño se pone al frente de la sevillana Orquesta Sinfónica de Triana, acompañado de los cantaores y los elementos de instrumentos solistas. Todo un maestro de la dirección de orquesta, compositor y maestro español, conocido por su versatilidad entre la música clásica, el flamenco y la composición de obras religiosas, siendo actualmente el director titular de la European Romani Symphonic Orchestra, en Bulgaria y destacando por su pasión por la cultura y la investigación musical, como lo muestra su trabajo en el ámbito flamenco y sus misas flamencas.
En 1992 le surgió la oportunidad de dar una conferencia en Estrasburgo sobre la música española y el flamenco, y de ahí salió el ofrecimiento de una beca para hacer un trabajo en todos los países del Este, junto con otro profesor italiano, Santino Spinelli. Para elaborar un libro sobre los orígenes de la música gitana y recorrieron todos los países del Este de Europa, conociendo las músicas populares de los gitanos, y eso lo vinculó al flamenco, que era la música tradicional de España; hicieron un libro, y la beca le sirvió para estar durante cuatro años en el extranjero.

Gracias a esa experiencia fue capaz de establecer una orquesta sinfónica, la European Romani Symphonic Orchestra, formada por 50 músicos, gitanos y no gitanos, que querían tocar la música de los gitanos porque les gustaba. Con esta orquesta dió más de 100 conciertos por toda Europa.
Suárez como director titular de la European Romani Simphonic Orchestra, con sede en Bulgaria, y como autor, ha compuesto otras misas flamencas y obras religiosas como: “Ay un devel”; “Salve a una Virgen Gitana”; “Misa para la beatificación de El Pele” y “Los gitanos cantan a Dios”. Recibió el “Premio Nacional Bravo” otorgado por la Conferencia Episcopal Española en reconocimiento por sus trabajos en la música religiosa en España y en Europa.
Al frente de la Orquesta Sinfónica de Triana de Sevilla, Suárez,dirigió además a un trío de tres cantaores: Salomé Pavón, Dani Castro e Ismael Solomando, al bailaor Jesús Ortega y a los solistas instrumentales Ostalinda Suárez (flauta travesera), Cristóbal Sánchez (percusión), Pakito Suárez (piano y trompeta) y Jerónimo Maya (guitarrista).
Según explica Suárez, esta composición fue pensada para ser ejecutada durante la celebración de una misa o, como en este caso, para interpretarla a la manera tradicional de concierto. La iniciativa ha corrido a cargo de la Unión Romaní Madrid dentro de la programación que ha elaborado para conmemorar la llegada de los gitanos a España.
Musicalmente, Suárez ha empleado en la misa, algunos de los palos flamencos más destacados, como la toná, la seguiriya, la solea, el polo, la farruca, los tangos extremeños, el fandango, y los ha vinculado al sinfonismo más clásico y a la música coral polifónica.
El propósito de esta obra, según su autor, es “exclamar una plegaria, una súplica para seguir viendo una luz divina al final del largo camino con el afán de unir a los hombres con Dios y a Dios con los hombres”.
Para el compositor de “Así reza mi pueblo”, el pueblo gitano como todos los pueblos de la tierra, tiene la necesidad de conectar su espiritualidad con lo divino utilizando el lenguaje universal de la música: de ahí, la música hecha oración, esta oración gitana en clave de misa flamenca”.

Suárez es el director titular de la European Romani Simphonic Orchestra, con sede en Bulgaria. Como autor, ha compuesto otras misas flamencas y obras religiosas como, “Salve a una Virgen Gitana”; “Misa para la beatificación de El Pele” y “Los gitanos cantan a Dios”, con la colaboración especial del Orfeón Pamplonés. El compositor recibió el Premio Nacional Bravo otorgado por la Conferencia Episcopal Española en reconocimiento por sus trabajos en la música religiosa en España y en Europa.
Musicalmente, Suárez ha empleado en su misa algunos de los palos flamencos más destacados, como la toná, la seguiriya, la solea, el polo, la farruca, los tangos extremeños, el fandango, y los ha vinculado al sinfonismo más clásico y a la música coral polifónica.
Todo un recital compuesto y dirigido por Francisco Suárez, y su presentación en el coliseo madrileño de San Lorenzo del Escorial, conmemorando, la noche del domingo 13 de diciembre la llegada de los gitanos a España hace seiscientos años.
El propósito de esta obra, según su autor, es “exclamar una plegaria, una súplica para seguir viendo una luz divina al final del largo camino con el afán de unir a los hombres con Dios y a Dios con los hombres”.
Para el compositor de Así reza mi pueblo “el pueblo gitano, como todos los pueblos de la tierra, tiene la necesidad de conectar su espiritualidad con lo divino utilizando el lenguaje universal de la música: de ahí la música hecha oración, esta oración gitana en clave de misa flamenca”.
Ya no somos-a juicio de Francisco Suarez- hombres y mujeres de guitarra de barrio, de La Luneta o del Gurugú, o de las 3.000 viviendas en Sevilla, que también los hay, claro está, pero ya no somos eso únicamente. Ya hay una gran generación de jóvenes que son profesores en las universidades, doctores, abogados gitanos, todo ha cambiado. Aunque el porcentaje todavía es mínimo, el secreto está en la educación escolar, que los gitanos tengan las mismas oportunidades que los demás para estar en el colegio, y que puedan acceder a la universidad; hay mucha gente que está dispuesta a aprender cosas y que solamente necesita la ayuda. Y estas generaciones también tienen que poner de su parte para conseguir este objetivo a través de la educación.
