Estamos cansados de oír que el Estado español financia a la Iglesia católica. Eso no es verdad
(Jesús de Garitaonandia, rector del santuario de Begoña).- Estamos metidos en una crisis económica muy grave con cerca de seis millones de desempleados a nivel estatal, crisis en la que los jóvenes son los peor parados.
Según los políticos que dirigen la Unión Europea, todos los países-miembros tienen que apretarse los cinturones, gastar menos, ahorrar más. Como consecuencia vienen los ajustes y recortes de los planes económicos. También y concretamente del Gobierno español. Ajustes y recortes que serán necesarios, pero que algunos duelen de manera especial porque se trata de recortes a la Educación, Sanidad y la Ayuda Social.
No hace falta ser muy expertos para darnos cuenta de que esta crisis económica es consecuencia de la crisis de valores humanos que sufrimos desde hace tiempo. Valoramos a la persona humana no por lo que es sino por lo que tiene. Hemos divinizado el dinero: la usura, la avaricia, la especulación, el pelotazo nos han llevado a olvidar la solidaridad, la fraternidad, el ser humanos con los demás, nos han llevado a olvidar a los más necesitados de la sociedad, que de tan pobres que son, no tienen ni siquiera trabajo. ¡Y así nos ha lucido el pelo!
Pues bien, con el país en el ojo del huracán de la crisis financiera aparecen el Partido Socialista Obrero Español, Izquierda Unida y Europa Laica pidiendo que la Iglesia Católica pague el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (I.B.I.)y que se acabe con los llamados «privilegios sociales y económicos» de la Iglesia. Vamos a ir aclarando cosas.
¿Privilegios? No queremos
Felizmente, la Iglesia no tiene ningún privilegio, ni quiere tenerlo. Lo de los privilegios me recuerda tristemente a la época del nacional-catolicismo. Por otra parte, desde que el emperador Constantino concedió la libertad de culto a los cristianos el año 313, la tentación cesaro-papista ha sido constante en Europa hasta nuestros días. Los emperadores, reyes y señores se valían de los Papas y Obispos para asegurarse en sus cargos. Lo mismo que los Papas y Obispos se valían de los emperadores, reyes y señores para sentirse protegidos perdiendo su libertad en la evangelización. Por todo eso no queremos privilegios.
El Gobierno español, estén gobernando los del PSOE o los del PP o los que fueren, no debiera olvidar la época del nacional-catolicismo en la que la Iglesia tendría algunos privilegios, no recuerdo cuáles, pero el gobierno español sí tuvo privilegios, incomprensiblemente concedidos por el Vaticano al generalísimo Franco:
a) el de la presentación de obispos, es decir, Franco presentaba tres candidatos para ser obispos y el Vaticano elegía uno de esos tres y
b) el que le pasearan bajo palio en las procesiones. Todo porque hizo y ganó una desgraciada guerra que llamaron «cruzada». No, no queremos privilegios.
Cuando hablamos de pagar o no pagar el IBI queremos decir que la Iglesia católica está exenta de pagar impuestos por los templos y capillas destinados al culto, y asimismo, por sus dependencias y locales anejos destinados a la actividad pastoral; por las residencias de obispos y sacerdotes con cura de almas; por los locales destinados a oficinas diocesanas o parroquiales; por los seminarios y Universidades eclesiásticas; por las casas o conventos dedicados a Ordenes, Congregaciones e Institutos de vida consagrada. La Iglesia está exenta de pagar impuestos por estos inmuebles porque se trata de inmuebles dedicados a actividades religiosas o a fines sociales sin ánimo de lucro.
Pero no se trata de ningún privilegio, porque también otras confesiones religiosas e instituciones diversas están exentas de pagar el IBI. Por ejemplo, no pagan este impuesto los partidos políticos, ni los sindicatos, ni el ejército, ni las embajadas ni centros diplomáticos, ni centros de educación, ni servicios penitenciarios, ni las estaciones de trenes ni los aeropuertos, ni los locales de la Cruz Roja, ni las ONG, ni las federaciones deportivas…
Estamos cansados de oír que el Estado español financia a la Iglesia católica. Eso no es verdad. La Iglesia católica no recibe ni un solo euro para su sostenimiento de los Presupuestos Generales del Estado. La ayuda económica que recibe la Iglesia católica es la de los ciudadanos que en la declaración de la renta han marcado una cruz indicando que quieren ayudar a la Iglesia. Lógicamente también me parecería bien que ese 0´7 del I.R.P.F que dan los ciudadanos que marcan la equis para la Iglesia, también lo recibieran otras confesiones religiosas.
De impuestos y otros
En cualquier caso, me llama la atención el que el secretario de Organización del PSOE, con una falta de prudencia calculada, haya propuesto que la Iglesia católica, y concretamente la Iglesia católica, pague estos impuestos sobre sus propiedades inmuebles. ¿Es que no conoce las exenciones legales de todas las organizaciones, instituciones y entidades que actúan sin ánimo de lucro? ¿Es que no conoce la Ley de Mecenazgo y la Ley de Financiación de los Partidos Políticos? Y si el PSOE quiere que la Iglesia pague el IBI, ¿qué ha estado haciendo durante los 20 años que ha estado en el Gobierno? Pero, de todas las maneras, que esté tranquilo el PSOE porque la Iglesia paga el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI) de las casas parroquiales y edificios que han dejado de servir para fines religiosos o sociales; paga el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA); y paga también las Tasas Municipales, por lo menos aquí en Bizkaia.
También me llama la atención el que los partidos políticos, concretamente los grandes partidos políticos del estado español, PP, PSOE e IU, reciban grandes cantidades de dinero de los Presupuestos Generales del Estado y no pagan ningún impuesto porque ellos también están exentos, pero quieren que la Iglesia pague ese impuesto que ellos no lo pagan. He leído por ahí que los grandes bancos financian a los partidos políticos para que puedan desarrollar sus actividades políticas y para sus propagandas electorales. De ser cierto, que no tengo por qué dudarlo, sería muy peligroso. Estos partidos políticos, que han sido financiados por los bancos, cuando llegan al poder ¿cómo se van a enfrentar a los banqueros que han llevado a la quiebra a estos bancos? Me ha llegado un correo electrónico que dice así: «Medio Partido Popular trabaja en Bankia». Son todos elegidos a dedo. Son los directores, gerentes o responsables que han hundido esos bancos o cajas de ahorro, que han tenido sueldos millonarios, en muchas ocasiones blindados y que al dejar sus cargos, después de haber hundido esos bancos, reciben millonadas para que tengan una buena jubilación. ¡Y todos tan contentos!
Pero, claro, esto tiene una explicación: es que estos bancos son empresas privadas que tienen, por lo visto, todo el derecho del mundo para ponerse de acuerdo en los sueldos. Vale… o valdría si al llevar a la quiebra a estos bancos y a la hora de capitalizarlos, no fuesen los ciudadanos los que tiene que poner el dinero.
Labor social, «justicia social»
Pero volvamos a la Iglesia Católica. Seguirá haciendo una labor religiosa y social porque es su razón de ser. En todas las parroquias donde la comunidad cristiana celebra la Eucaristía, es decir, el misterio de Cristo muerto y resucitado para nuestra salvación, tiene que funcionar Caritas, que es la ayuda a los pobres y necesitados de la comunidad.
Hay muchos partidos políticos y sindicatos que no quieren reconocerlo, pero deben saber, debieran saber, que la Iglesia católica, a lo largo de todo el Estado español, cuenta con las siguientes instituciones de tipo cultural y social:
– 5.000 Centros de Enseñanza: un millón de alumnos.
– 107 Hospitales, mil centros: ambulatorios, dispensarios, asilos, centros de minusválidos…
– Caritas: 155 millones de euros al año, de los bolsillos de los católicos.
– Manos Unidas: 43 millones contra el hambre en el mundo.
– Domund: Misiones, con una inversión de 21 millones de euros.
-Centros de reeducación para marginados sociales: toxicómanos, presidiarios…
– Orfanatos para 10.835 niños abandonados
– Mantenimiento del Patrimonio Histórico Artístico.
En fin, todas estas instituciones y centros ahorran auténticas millonadas a los Presupuestos Generales del Estado.
Hay quien exige a la Iglesia que pague el IBI alegando que no se puede esgrimir la obra caritativa que realiza para no cumplir con los deberes públicos porque, a su juicio, «una obra de caridad es simplemente caridad, y pagar impuestos es un deber constitucional que sirve para algo mucho más profundo: la justicia social»
La «justicia social» les llena a muchos la boca. Pues sí que han hecho mucha «justicia social» los grandes partidos políticos del gobierno y los sindicatos. Vaya «justicia social» la de los casi seis millones de parados; la de los que han llevado los bancos a la quiebra. Si esa «justicia social» funcionara como es debido, CARITAS no tendría trabajo. Pero, por desgracia, la falta de «justicia social» está haciendo que cada vez sean más personas, contadas en miles, las que se acercan a CARITAS y a nuestros centros sociales a pedir ayuda para comer.
¿Cuántos comedores para indigentes ha abierto y mantiene CC.OO.?
¿Cuántos hospitales para enfermos terminales ha abierto UGT?
¿A cuantos enfermos de SIDA tratan los sindicatos?
¿A dónde puede ir un necesitado a pedir un bocadillo o comida para su
familia? ¿A la sede del PP, a la sede del PSOE, a CC.OO, a UGT?
¿Con qué «justicia social» les dan de comer o les dan trabajo?
Jesús de Garitaonandia y Sarduy
Rector del Santuario de Begoña