Gabriele ha actuado por una motivación moral que espero que un día será reconocida e incluso premiada
(J. Bastante/Agencias).- Un juicio rápido y una sentencia fulgurante. Apenas media hora después de concluida la última sesión del juicio contra el ex mayordomo del Papa, Paolo Gabriele, el tribunal de la Santa Sede lo ha sentenciado a un año y medio de cárcel por robo con agravante de documentos confidenciales. Una pena lejos de los cuatro que se solicitaban, y que cada vez deja más claro que Benedicto XVI indultará a «Paoletto».
En su alegato final, el fiscal vaticano había pedido que Gabriele sea condenado a tres años de cárcel e inhabilitado de manera perpetua para cargos en oficinas públicas en las que pudiera tener acceso a información sensible.
La defensora del ex mayordomo, por su parte, declaró que Gabriele no ha cometido ningún robo, ya que tenía acceso a los papeles en cuestión y permiso de sus superiores para fotocopiarlos.
Respecto a la filtración al exterior de esos papeles, un delito del que al menos por ahora a Gabriele no se le imputa, la abogada ha admitido que el mayordomo no actuó correctamente. «El suyo es un acto condenable e ilícito, pero fruto del mal que creía en el Vaticano«, ha destacado la abogada del ex ayuda de cámara de Benedicto XVI, recordando que Gabriele siempre ha afirmado que si filtró los documentos del Vaticano al periodista Gian Luigi Nuzzi fue por su afán de lograr que con que se hiciera ‘limpieza’ en la Santa Sede.
«Gabriele ha actuado por una motivación moral que espero que un día será reconocida e incluso premiada. No quería dañar a la Iglesia sino ayudarla. Se dio cuenta de que el Papa no estaba suficientemente informado sobre lo que ocurría y actuó empujado por su fe profunda y por el mal que veía«, destacaba Cristiana Arru, la defensora de Gabriele.
La abogada del ex mayordomo del Papa también ha descartado que hubiera un complot o maquinación detrás de la fuga de documentos de la Santa Sede, indicando en ese sentido que el mayordomo actuó solo. También el fiscal ha descartado la existencia de cómplices.
«No han surgido pruebas de que hubiera oras personas involucradas, y el propio Gabriele ha negado tener cómplices«, subrayaba el acusador del Vaticano, el fiscal Nicola Picardi, añadiendo que aunque las pericias psicológicas han revelado que el ex mayordomo del Pontífice es un «personaje altamente sugestionable» eso no demuestra que tuviera cómplices.
Aunque ‘Paoletto’ se ha proclamado inocente, las posibilidades de que sea absuelto eran prácticamente inexistentes. Sobre todo porque él mismo ha reconocido haberse llevado del despacho del Papa numerosos papeles y cartas confidenciales.
Además, y por si fuera poco, durante el registro de ocho horas llevado a cabo en su apartamento por miembros de la gendarmería del Vaticano fueron confiscadas 82 cajas de presuntas pruebas contra él, incluidos más de un millar de documentos (entre originales y fotocopias) propiedad del Papa.
Indulto
Se da por sentado es que ‘el cuervo’, como ha sido bautizado el mayordomo, será agraciado con el indulto del Papa. Para empezar porque el perdón es una algo que la Iglesia siempre ha predicado, y ahora tiene una ocasión perfecta para ponerlo en practica. Además, Gabriele se ha mostrado arrepentido -durante el juicio se ha declarado culpable «de haber traicionado la confianza del Papa», al que asegura querer como un hijo a un padre- y hace ya meses que a través de una carta le solicitó indulgencia a Benedicto XVI. No está claro es cuando el Pontífice mostrará su benevolencia y perdonará a su ex mayordomo, pero podría hacerlo hoy mismo.
Sin embargo, la inmensa mayoría de los expertos considera que muy probable condena de Paolo Gabriele no cierra el Vatileaks, el escándalo de documentos que ha sacado a la luz las corrupciones y luchas internas que tienen lugar en el Vaticano.
El propio mayordomo había confesado durante un interrogatorio en la cárcel que en total eran 20 las personas implicadas en la trama, aunque durante el proceso se ha retractado y ha dicho que actuó sólo, sin cómplices, y que lo único es que se sintió ‘sugestionado’ a airear los entresijos más sucios del Vaticano ante los comentarios y quejas de algunas personas, incluidos dos cardenales de los que ha dado nombres y apellidos: Paolo Sardi y Angelo Comastri. «Aténgase, por favor, a los cargos de los que se le acusa», le frenó en seco el presidente del tribunal vaticano que lo juzga, Giuseppe Dalla Torre.